En notas anteriores decíamos que en todos los países los gobiernos han acudido al salvataje estatal. Especialmente los Bancos Centrales de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón han puesto una emisión infinita de billetes a fin de salvar los bancos, las instituciones y los grupos capitalistas. Y es que los Estados siempre cumplieron esa función de salvar a las grandes empresas capitalistas. En la Dictadura, Domingo Cavallo, siendo Director del Banco Central, estatizó las deudas de los mayores grupos económicos. Lo mismo hizo Duhalde cuando al salir de la convertibilidad devaluó el peso de uno a cuatro diluyendo las deudas empresariales. Actualmente, pero desde siempre, cada gobierno procedió a vaciar los fondos de los jubilados y pensionados del ANSES para pagar deuda externa y gastos corrientes. Cuando a partir de los ‘80 la libre circulación de capitales y de empresas más la caída del bloque Soviético iniciaba una plena Globalización del Capital se pronosticó que los Estados perdían relevancia. Al día de hoy esto no se ha cumplido. Si bien subordinados al orden imperialista los Estados siguen siendo imprescindibles para el Gran Capital, cuando, por ejemplo, disminuyen los presupuestos destinados a la salud y la educación y crece la desocupación aumentan los gastos estatales para la Policía y la Seguridad. La retracción salarial de los Ajustes se hace con políticas y legislación estatal. Por todo este desempeño del Estado necesitamos tener claridad sobre su naturaleza, función y relacionamiento con el Régimen Político.

El Estado Argentino se formó en 1853 con la Constitución que establece un conjunto de Instituciones, un sistema normativo y de propiedad. El personal de muchas de esas Instituciones es permanente, no son elegibles por elecciones: Fuerzas Armadas, Poder Judicial, Banco Central y Aparato Burocrático del Estado. Tienen el monopolio de la Fuerza; son el reaseguro, a través de los jueces, de la inviolabilidad de la Propiedad Privada y tienen la última palabra en la legalidad o no legalidad de todo acto administrativo; garantizan el marco de funcionamiento de la economía y del valor de la moneda; tienen el poder de funcionamiento administrativo. El Personal de todas estas funciones es permanente, no está condicionado al acto electoral y le da continuidad al aparato estatal.

Y este Estado ejerce un Poder que sintetiza al conjunto de fuerzas sociales. Y así condensa todas esas relaciones de clase que surgen en primer lugar de las relaciones de propiedad, de la existencia de propietarios de los Medios de Producción frente a No propietarios de Medios de Producción, de donde surgen relaciones políticas, culturales e ideológicas. Es así como el Estado se convierte en espacio estratégico de organización de Poder para la clase dominante.

El Régimen Político, en cambio, está conformado por todo el Personal temporario, que surge de elecciones, como es la Presidencia, Diputados y Senadores, Gobernadores e Intendentes con sus respectivos cuerpos legislativos. Cuando los Regímenes Políticos entran en contradicción con el Estado la resultante es el Golpe. Así fue contra Allende en Chile y contra Evo Morales en Bolivia. Y siempre es el Poder del Estado el que predomina, aunque condicionado a la lucha de clases. El neo-liberalismo, que ha subordinado tanto a los Estados como también a los Regímenes Políticos, no es la expresión de un sector del capital (financiero) sino del conjunto de la clase capitalista, que aplastando la participación sindical de los Trabajadores, se empeña en restablecer la tasa de rentabilidad.

La crisis global del Capital, agudizada por la Pandemia ha desequilibrado todas las relaciones e instituciones que surgen del Poder Dominante. Han entrado en crisis los Estados y los Regímenes Políticos. La cada vez mayor intervención de los Trabajadores y Sectores Populares golpeados por esta crisis abre históricamente un periodo de duro enfrentamiento contra esos Estados y Regímenes, con propuestas de profunda transformación en lo económico y social. La propuesta Socialista adquiere nuevamente actualidad, que es la Actualidad de la Revolución. El Programa Estratégico de nuestro Partido apunta a la construcción de Poder Popular con Gobierno de Trabajadores, donde la Democracia de los Trabajadores permitirá una participación directa a través de Asambleas Populares con representantes revocables y rotativos para sepultar por anti-democrático este sistema de fraude electoral con el voto y el cheque en blanco. Y que los Medios de Producción sean de propiedad estatal, es decir de todo el Pueblo, pero gestionados socialmente por trabajadores, consumidores, usuarios y Pueblo en general. Con una Planificación que desplazará la actual anarquía del Mercado. Nuestro Partido Venceremos se compromete a bregar incansablemente por este objetivo.

Córdoba. 6 de enero 2021. Carlos Vasco Orzaocoa.

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