La huelga impulsada por la Federación Aceitera nacional en coordinación con los cargadores de granos y el sindicato de San Lorenzo, tiene paralizados unos 22 puertos en la provincia de Santa Fe. Tras 15 días de paro, la protesta rememora la huelga de casi un mes protagonizada por los aceiteros en 2015. La pelea implica el cumplimiento de la pauta salarial para el sector, pero entraña una discusión mayor: la del Salario Mínimo, Vital y Móvil que impulsan desde la Federación Aceitera, y que contiene la idea de un sueldo digno para cubrir todas las necesidades de una familia obrera. La pelea de lxs trabajadorxs ante patronales voraces que no quieren ceder ni una pizca de sus mega ganancias; la tenacidad de la huelga que la clase trabajadora debe mirar.
Las patronales que no tienen palabra pero sí mega-ganancias
“Hace 15 días ininterrumpidos los aceiteros, aceiteras y recibidores de granos del país estamos en huelga por la intransigencia de las patronales agroexportadoras que se niegan a completar la pauta salarial del 2020 y dar un aumento digno para el 2021”. Así se encabeza el comunicado de la Federación Aceitera nacional (FTCIODyARA), firmado junto a Recibidores de Granos (URGARA) y el sindicato aceitero de San Lorenzo (SOEA) fechado el 23 de diciembre. El conflicto implica la confluencia de estos sindicatos e incluye medidas de bloqueo a puertos con epicentro en Gran Rosario. El conflicto se originó cuando el empresariado agrupado en CIARA, la cámara de patrones aceiteros, que se ufana en su página web de ser “el sector que aporta casi el 50% de divisas del total de sus exportaciones” se negó a pagar la pauta salarial acordada en abril. CIARA nuclea a las empresas Cargill, Cofco, Dreyfus, Vicentín, Molinos Río de la Plata, AGD, entre otras. Según las cámaras patronales portuarias y aceiteras llevaban perdidos por este conflicto hasta el 10 de diciembre casi 100 millones de dólares. No obstante, no quieren liquidar los salarios que se habían comprometido a pagar unos meses atrás para este tramo de 2020. Es claro que en la posición intransigente de las empresas para no pagar los salarios que lxs trabajadorxs exigen, y que las propias patronales habían acordado pagar, anida una intención de disciplinar a las y los obreros.
Empresas que ganan siempre, gobierne quien gobierne
En entrevista con Venceremos- PT, Cristian Montaño, Secretario de Prensa de la Federación Aceitera y Secretario de Actas del Sindicato Aceitero Bahía Banca-Daireaux, había señalado con claridad tanto el impacto de la huelga en las patronales como la firmeza de lxs trabajadorxs por defender su pliego de reclamos. Se trata del Salario Mínimo Vital y Móvil; no aquel cálculo distorsionado que realizan los gobiernos y las centrales sindicales aceptan bochornosamente, que ubica el salario mínimo hoy en $20.587, y recién en marzo alcanzará los $21.600, muy lejos del costo de vida real. En este caso, se trata del cálculo que realizan históricamente los trabajadores y trabajadoras de la Federación Aceitera, y que resume el costo de un conjunto de necesidades ligadas a la subsistencia digna, y se ubica por encima de los $92.000. Esta pelea se da, además, ante una patronal ligada al sector agroindustrial y exportador que nunca ha dejado de ganar millones. Según la propia CIARA, las cerealeras y aceiteras liquidaron casi u$s 23.800 millones por exportaciones durante 2019. El pago de los salarios representa para las empresas del sector menos del 2% del total de sus ganancias. La única trabazón del empresariado para aceptar esta justa demanda de lxs laburantes, además de su voracidad por el lucro, es política y de clase: no dar el brazo a torcer ante la clase obrera organizada y un sindicato combativo, como es la Federación Aceitera. La huelga de lxs aceiterxs demuestra unidad, decisión y sobre todo firmeza: la firmeza que el gobierno no tuvo con las patronales del sector, como es el ejemplo más gráfico Vicentín.
¡Arriba la huelga aceitera!
¡Si gana su huelga, triunfa toda la clase obrera!