En las últimas semanas el gobierno nacional ha profundizado una orientación política conservadora y contraria a la clase trabajadora, acumulando contradicciones en el plano sanitario, político y social. La decisión de avanzar con la apertura de actividades económicas en el medio de datos récord de contagios y muertes por COVID19 es expresión de las urgencias que se priorizan: la de los empresarios. Los incendios en todo el país y las tomas que se extienden muestran que la lucha por la tierra es clave en este contexto, así como la defensa de los bienes comunes frente al avance extractivista. La convocatoria al Consejo del Salario puede ser una oportunidad para mostrar la perspectiva de construir un polo de aglutinamiento de las luchas que enfrente la crisis actual a favor de los intereses populares.

La economía aprieta y el coronavirus no encuentra contención

La economía viene acorralando cada vez más al gobierno del Frente de Todos. El traspaso presidencial en diciembre con el que asumió la coalición peronista triunfante supuso aceptar una “pesada herencia” dejada por Cambiemos, en la que se destacaba el problema de la renegociación de la deuda. La pandemia de coronavirus, que profundizó un escenario de crisis a nivel internacional, se llevó puesto todo el plan proyectado por el equipo de Alberto Fernández que debió empezar a barrenar la ola.

A siete meses de iniciado el período de aislamiento los datos económicos son alarmantes, con una gran caída en la actividad económica. La actividad industrial retrocedió 7,1% y la construcción, el 17,7% para el mes de octubre, según datos del INDEC.

El pronóstico del FMI para nuestro país en relación al balance de este año empeoró en estos días y se anunció una retracción de 11,8% frente al 9,9% previsto. La necesidad de evitar la pérdida de reservas del BCRA llevó al gobierno a restringir la venta del “dólar ahorro” y la decisión de bajar retenciones para que el sector exportador liquide parte de su cosecha y poder captar parte de esos dólares, lo que hasta ahora no está funcionando. El campo, desde luego, pone sus expectativas en una devaluación.

Asimismo, la presión que ejerce la inyección de dinero sobre la inflación es apenas controlado por la caída en el consumo, pero la perspectiva cierta de una devaluación, asumida por el gobierno, genera un cuadro explosivo con consecuencias harto conocidas por nuestro pueblo.

En términos sociales el impacto es más escalofriante. La pobreza ronda el 40,9 %, lo que significa que existen 18,5 millones de pobres (2,5 millones más que un año atrás cuando estaba en 35,4%). Esta estimación es un promedio de todo el primer semestre, que arrancó con un 35% de pobreza. El segundo trimestre registró un índice de 47% de pobreza y un 10,5% de la población en estado de indigencia (son 4,8 millones de personas). Las Provincias del noreste (Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa) y el Gran Buenos Aires son los lugares más afectados del país. En cuanto a niñes menores de 14 años, el nivel de pobreza se eleva a 52,6 % y la indigencia al 15% del total de la población. Los mismos organismos oficiales pronostican un aumento de estas cifras para fin de año pudiendo llegar la pobreza al 50%.

A su vez, la situación compleja de varias provincias en términos financieros y económicos se ha agravado por la crisis de la pandemia. Los recursos que podrían llegar desde la caja nacional no son suficientes para paliar los déficits provinciales, plantea un escenario de continuidad de las crisis y los conflictos.

Frente a este panorama, el gobierno del FdT ha ido dando pasos firmes para abrazar cada vez más la agenda de la burguesía, dejando atrás las expectativas parte importante de su electorado de mantener cierto perfil progresista. La negociación con los acreedores privados de deuda mostró que se fue cediendo a sus demandas; la postergación del impuesto a las grandes fortunas devenido luego en un “aporte solidario” por única vez que sigue en veremos; la ya mencionada reducción de las retenciones y la búsqueda de un acuerdo con el “nuevo y bueno” FMI son parte de estas orientaciones.

Es significativo que el mismo día de la visita de la comisión del Fondo el martes 6, la Cancillería Argentina al mando de Felipe Solá votara en contra de Venezuela en la ONU, en un alineamiento vergonzoso con la política injerencista de los EEUU. Pese a las críticas que expresó el sector de “centroizquierda” del FdT por el “sapo”, nadie saca los pies del plato siquiera por dignidad.

El otro aspecto en el cual el gobierno acepta las condiciones de las clases dominantes es en el tratamiento de la pandemia de COVID19, donde se avanza anuncio tras anuncio hacia una apertura de la economía en el peor momento con datos récord de contagios y de muertes. El summun de la incoherencia es la propuesta del Ministerio de Educación, encabezado por Nicolás Trotta, de volver a clases (ver más). Esto significa, sencillamente, exponer a estudiantes y trabajadorxs al contagio, cuando precisamente la situación de colapso del sistema de salud es palpable. Mientras les trabajadorxs de la salud denuncian el estado de abandono en el cual se encuentran y empiezan a movilizarse por la gravedad del cuadro sanitario, se avanza con políticas que producirán mayor circulación y contagio.

En este panorama es importante señalar el avance de la derecha que, paso a paso, en clara acción de rebeldía frente a la “infectadura”, viene ganando las calles, tal como se mostró nuevamente este 12 de octubre. La política represiva complementa este desplazamiento, en la consolidación del tratamiento de la protesta social de modo penal y mediante el uso de las fuerzas de seguridad, donde la figura de Sergio Berni sigue manteniendo protagonismo pese al pedido de Fuera Berni.

El capítulo de la remoción de jueces y la aceptación del per saltum por parte de la Corte Suprema, se suma al escenario de fragmentación institucional y confrontación de poderes. La institución judicial mostró su preferencia en el caso de Vicentín como en el de Guernica jugando en contra del gobierno.

Tierra para vivir y no para el negocio inmobiliario

Las tomas de tierras a nivel nacional desnudan la desigualdad estructural en el acceso a la tierra y el déficit habitacional acumulado de décadas. En particular, la toma de tierras en Guernica se ha vuelto un emblema nacional donde miles de familias pelean por una vida digna (ver más). La solidaridad de las organizaciones ha sido clave en el acompañamiento y apoyo a las más de 2.500 familias que ocupan las 100 hectáreas del predio ubicado en el municipio de Presidente Perón en el sur del Conurbano.

La incapacidad de ofrecer una respuesta que se atreva a confrontar con los intereses especulativos y el negocio inmobiliario ha generado diferentes respuestas del gobierno provincial que sólo se mantienen en promesas, con actuaciones bochornosas de funcionarios como por ejemplo la de Andrés “Cuervo” Larroque. La postergación de la orden de desalojo el pasado primero de octubre muestra la capacidad de resistencia que se puede lograr cuando hay organización popular. Quedará por verse si la fuerza acumulada logra sostener y evitar el desalojo previsto para alguna fecha a definir entre el 15 y el 30 de octubre.

La otra cara de la lucha contra el negocio inmobiliario se puede ver en los devastadores incendios que arrasan bosques, humedales y montes nativos en 14 provincias. Nuevamente, la lógica capitalista avanza sobre nuestros bienes comunes provocando un verdadero ecocidio. Sólo por mencionar en Córdoba, se han destruido más de 12.000 canchas de fútbol similares al estadio Mario Kempes, que implican 90.000 hectáreas (ver http://venceremos-arg.org/2020/10/03/cordoba-incendiada-nos-estan-quemando-el-monte-nos-estan-quitando-la-vida/). Con una clara intencionalidad, donde queda demostrado que los incendios son provocados por el accionar humano, el capital inmobiliario busca destruir para apropiarse de esas tierras y generar emprendimientos que le permitan obtener cuantiosas ganancias. Pero la naturaleza no se repone fácilmente de esto y estamos ante un verdadero crimen. Un país que centra su matriz económica en el extractivismo, está claro que convierte a los bienes comunes en mercancías para la acumulación de riquezas en pocas manos.

En este sentido, los anuncios relacionados con un avance de acuerdo comercial con China para desarrollar criaderos de porcinos o la reciente aprobación del trigo transgénico, marcan la clara continuidad del gobierno actual con la senda de las últimas décadas de reprimarización de la economía y de perpetuar el destino que la división internacional del trabajo asigna a nuestro país. No aparece por ningún lado la necesidad de la soberanía alimentaria o la más mínima vocación nacional de terminar con la dependencia.

La lucha por la tierra, la lucha en defensa de los bienes comunes, debe volverse una bandera más en nuestra lucha inclaudicable contra un sistema social que pretende llevarnos a la devastación. Se vuelve una necesidad vital para la humanidad, donde queda demostrado que capitalismo y supervivencia son contradictorios.

Todes al Consejo del Salario

La clase trabajadora y el pueblo deben ponerse en movimiento para evitar seguir pagando los costos de la crisis. Está demostrado que ninguna política que contribuya a mejorar la sufrida situación de las mayorías humildes puede lograrse sin la lucha. La miserable promesa de un impuesto a las grandes fortunas y la resistencia que genera, muestra que los poderosos no están dispuestos ni siquiera a entregar migajas de sus riquezas. Lamentablemente, las organizaciones representantes de la clase trabajadora desempeñan un rol de cómplices con las políticas actuales. La CGT ya no cumple ningún papel de defensa de derechos de la clase, ni del salario, ni de los convenios colectivos de trabajo, sino más bien de legitimadora de una política al servicio de las patronales y hasta del FMI. Hace tiempo ya que Las CTAs, otroras sectores disidentes del sindicalismo burocrático y entreguista, con vocación de mostrar una política antineoliberal, han perdido toda perspectiva contestataria. Los grandes movimientos sociales alineados con el oficialismo, que supieron cobrar un lugar protagónico en la lucha contra el gobierno de Macri, hoy se resignan a las negociaciones de pasillo. Es urgente empezar a buscar la confluencia de los diferentes sectores que hoy mantienen una actitud de lucha y de no resignación con el grave panorama actual.

El miércoles 14 se realiza la convocatoria al Consejo del Salario. Las organizaciones reunidas en el Frente de Lucha, donde destacan el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), Movimiento de los Pueblos y el FPDS, movilizarán para exigir una recomposición de ingresos para los sectores más castigados de la clase trabajadora. Se buscará confluir a la vez con fábricas recuperadas, con diferentes conflictos obreros como ferroviarios, docentes, estatales, trabajadores de Dánica, y que empalmaran con los paros convocados por sectores combativos del sindicalismo como Ademys, AGD-UBA y la Federación Aceitera. También está previsto una conferencia de prensa de les vecines de la toma de Guernica en Plaza de Mayo, y una acción de la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago de la Deuda, con la que se entrecruzan diversas reivindicaciones populares. Todas son expresiones diferentes del campo popular, que pueden dar un puntapié para empezar a constituir un polo de aglutinamiento de las luchas en curso. Así como se vio en Jujuy hace dos semanas, los espacios de coordinación de las resistencias que abarquen diversos problemas en cada región, como el salario, defensa de los bienes comunes u otros, serán relevantes, y que de a poco vayan tejiendo una articulación federal de las luchas, para lograr un canal de expresión que hoy no está ocupando ningún actor social o político de peso.

Desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs, llamamos a movilizar, a sumar fuerzas, a organizar por abajo la bronca frente a un gobierno que no da respuestas frente a las necesidades populares. Pero fundamentalmente, la tarea central será generar de cada conflicto, de cada lucha, de cada necesidad, una oportunidad para alcanzar una crítica de carácter anticapitalista, antipatriarcal, antiimperialista, para acumular fuerzas en un sentido revolucionario, que ponga en el horizonte la perspectiva de una salida socialista como única posibilidad real de una mejor vida para todes.

¡Contra la carestía de la vida articulemos las resistencias!

Abajo el acuerdo con el FMI ¡La deuda es con los pueblos!

Impuesto permanente a la riqueza. ¡Que la crisis la paguen los empresarios, banqueros, y terratenientes!

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