
Somos jóvenes, que sufrimos cotidianamente las desidias de este sistema. Sabemos que estamos en desventaja: basta sólo buscar en google para ver rápidamente las cifras de la pobreza y desempleo. Sobre todo si somos jóvenes mujeres, con niñes a cargo, viviendo con doble jornada laboral, a cargo de las tareas domésticas, con salarios aún más bajos y condiciones de empleo por el piso. Y más empeora nuestra situación si somos jóvenes trans y disidentes.
Para los medios hegemónicos y los aparatos ideológicos del estado somos les Ni Ni (ni estudian ni trabajan), una manera suave para realmente decir que no somos nada. Brotan notas en los medios de (in)comunicación que nos criminalizan, que nos persiguen y matan como a les pibes de monte, que nos culpabilizan a nosotras por como estábamos vestidas, por estar donde estábamos y a dónde íbamos.
Pero la culpa no es nuestra, es la yuta, son los jueces, es el estado. ¿Por qué tanta saña hacia nosotres, por qué será que esta sociedad nos mata en vez de cuidarnos, por qué le molestaremos tanto a este sistema capitalista patriarcal? ¿Qué hacer entonces? ¿Qué tareas darnos?, ¿cómo organizarnos colectivamente y cambiar todo lo que deba ser cambiado para vivir dignamente?
Con estas preguntas en mano fuimos a buscar a quienes más saben en este momento, las juventudes rebeldes y combativas de Chile y Ecuador. Elles nos marcan el camino en la resistencia al modelo neoliberal de EE UU y el FMI.
En este camino, es que entrevistamos a Wilson, compañero ecuatoriano que nos contó cómo vivió la resistencia a las reformas económicas neoliberales que Lenin Moreno quiso imponer, como el conjunto de reformas económicas que tenía como principal, el retiro del subsidio al combustible, impactando de lleno contra los ingresos de las y los trabajadores y el pueblo en general.
Con fuerza y certeza sobresalen las afirmaciones de Wilson: “esas reformas económicas no eran nuevas, se conocían y nos iban a cagar”;”Sabíamos lo que se venía y tenía que estar presente”; “Los medios no transmiten la verdad. Están controlados por la derecha”; “La policía reprime pero eran muchísimos más quienes no estaban de acuerdo con las reformas y las enfrentaron cada día, hasta que se dieron de baja las intenciones del imperialismo yanqui y sus cómplices latinoamericanos”.
“V-PT: ¿Cual fue el rol de las juventudes en este proceso de lucha?
W: De muchas maneras. Por ejemplo, hubo estudiantes de medicina que estuvieron apoyando a los manifestantes. Para mí, es el pensamiento diferente, no tan sumiso que tenemos les jóvenes. Queremos un mundo mejor, queremos una mejor sociedad. Eso motivó a que jóvenes de medicina salieran a asistir a los golpeados, a los caídos. Gente que estuvimos ahí haciendo presencia. Para mí el rol de la juventud es esencial. Es el pensamiento de libertad que queremos, no queremos injusticia, ya no somos sumisos. Pensamos diferente a generaciones anteriores como nuestros papas, estamos ganando actitud porque en los últimos años nos educamos mejor, tuvimos más oportunidades.
V-PT: ¿Cómo se organizaban?
W: Venían por comunidades. En Ecuador tenemos entre 12 y 14 grupos étnicos. Tenemos 15 idiomas. Cada grupo de esos mandaban representantes. Venían los cofanis, los taramis, los quichuas, los otabalos. Venían diferentes grupos. Cada grupo tiene su líder. Y pertenecen a diferentes asociaciones grandes de indígenas como la CONAIE. La CONAIE es el grupo más fuerte.
V-PT: ¿Hay juventudes organizadas?
Sí. Hay muchos grupos, aunque en mi caso no estoy organizado. Hay movimientos sociales como también movimientos feministas, que fueron los que más estuvieron, y aquí te hablo del rol de las mujeres y disidencias. Porque Ecuador es machista. Por ejemplo, cuando yo estaba en las manifestaciones, quienes estábamos al frente éramos los chicos. El rol de las mujeres indígenas, era asistir a los hombres. Siempre se mantuvo a las mujeres conservando el rol de estar detrás del hombre, es decir, mientras todos los varones estábamos en la manifestación, la mujer mantenía lista la comida y el agua.
También lo que yo pienso con lo que pasó, es que fuimos un ejemplo para muchos países de Latinoamérica. Al menos yo como ecuatoriano me siento muy, muy orgulloso porque pudimos dar a conocer al mundo de que unidos podemos. Fue increíble saber que un sector que es tan discriminado fue un ejemplo de lucha, hicimos retroceder a un gobierno, hicimos que cambie esa decisión porque nuestro presidente es un títere. Entonces me siento muy orgulloso. Este proceso que tuvimos de decir “no estamos de acuerdo” se está escuchando en Chile, en Bolivia. Tenemos que decir NO.
Me siento muy orgulloso de ser ecuatoriano y de ser indígena. Cuando el presidente dijo que cancelaba esas dos reformas económicas, toda la ciudad celebraba. Porque fue producto de la lucha, a pesar de las diferentes formas de represión. Un ejemplo de esto, es que los policías empezaron a reprimir, a no dejarnos avanzar. Hubo un toque de queda dos días antes de que finalice esto, nos obligaron a meternos en nuestras casas. Ya se nos había acabado la comida, agua. Había miedo a saqueos. Tipo 6 de la tarde, toda la gente hizo ruido con la cacerola a hacer bulla desde sus casas. Toda la ciudad retumbaba. Nos quieren callar pero desde nuestras casas decimos que no. Después se empezó a quemar llantas y toda la gente salió, ya no pudieron controlar eso porque toda la gente se unió y empezamos a decir que no.
Este es un hecho histórico que tuvimos los : le dijimos que NO a un gobierno, que no estamos de acuerdo y le dijimos a un monstruo, a un cáncer del mundo, como es el FMI, que no siga destruyendo sociedades. Queremos un mundo mejor los jóvenes, las mujeres. Ya no somos los mismos de antes por eso estamos protestando. Y los que estuvieron acostumbrados a pisotearnos, los Estados Unidos, los ricos, la gente que se cree más por tener color diferentes o algo.. pues no, somos humanos.
Si la vida que vivimos no es digna, dignidad es luchar para cambiarla.
¡Arde Latinoamérica unida y despierta!
Estamos convencides, de que la solidaridad es la ternura de los pueblos. Es el piso fundamental, necesario de transformación. Estamos convencides de que una juventud que no crea, es una anomalía. Porque somos arcilla fundante de los pueblos, somos esperanza y así nos preparamos, para retomar las banderas de las más avanzadas experiencias de lucha en toda Nuestra América.
Porque queremos una sociedad justa, libre de la explotación, de toda forma de opresión, libre de la condena a muerte. Una sociedad nacida desde las entrañas de quienes trabajamos la tierra, en las ciudades, en las fábricas, campesines, indígenas, mujeres, lesbianas, trans, travestis, bisexuales, no binaries. Una sociedad de todes aquelles que estamos dispuestes a luchar, contra la opresión y explotación de los ricos, de quienes pretenden ser los dueños de todo.
Estamos decidides a resistir.
Estamos decidides a luchar.
Estamos decidides a vencer.