Durante este año se expresó fuertemente la presencia del movimiento de mujeres y disidencias, que logró condensar la acumulación histórica con la masividad de la juventud en la lucha por el aborto legal. En la pelea concreta por un derecho negado se sintetizó lo histórico y el presente en un crecimiento sostenido; la masividad en las calles, la importante organización por abajo, en escuelas, sindicatos, lugares de trabajo, en los puentes y cuanto espacio público pudo ser inundado por la marea verde.

La aprobación social por el derecho al aborto legal seguro y gratuito fue derrotada puertas adentro del Congreso, por una casta privilegiada que expresó la congruencia de los sectores más reaccionarios y conservadores.

El rol jugado por las iglesias, la católica y las evangélicas, demostró el poder que logran ejercer en la vida política de nuestro país. La primera desde una trayectoria histórica que logró estar asociada a los pasajes más oscuros de nuestro pasado, y que en nuestros días está asociada a todo tipo de abuso de poder, incluido el abuso sexual. Las segundas, en un proceso ascendente de acumulación de fieles y poder político en los últimos años no sólo en nuestro país sino a nivel continental. Ambas junto a los sectores más retrógrados y reaccionarios lograron imponerse. Conocido es ya, que envalentonados con aquel resultado, pretenden ahora avanzar sobre derechos ya conquistados como es la ley de educación sexual integral.

En este escenario, la Campaña nacional por el aborto legal, seguro y gratuito, expresión del movimiento de mujeres y disidencias en este proceso, se pronunció por no votar candidatos que que se hayan posicionado en contra del proyecto IVE e instaron a cada partido a que incluya en su plataforma electoral esta demanda. Posición que asumimos como propia amplios sectores organizados o no dentro del movimiento.

No es momento de retroceder

Al grito de ¡que arda! Y ¡América latina será toda feminista! El movimiento de mujeres y disidencias tiene el desafío de encarar el próximo año nuevamente la presentación del proyecto de ley en el Congreso. Con el fortalecimiento que nos dio el Encuentro Plurinacional de Mujeres, lesbianas, bisexuales, trans y travestis realizado en Trelew y con el potencial que encarna la próxima sede en la ciudad de La Plata para el 2019, nuestra lucha no puede ser resignada.

Contrariamente a continuar la pelea por el aborto legal, sectores de la izquierda popular, como el recientemente conformado Frente Patria Grande pretende dejar a un lado la lucha por este derecho para garantizar un “hay 2019” de la mano del kirchnerismo. Conocido es el posicionamiento de Juan Grabois, referente del espacio, respecto al aborto. Seguidor ferviente del papa Francisco, no dudó pronunciarse contra el derecho al aborto en plena batalla en las calles y en el Congreso. Y no dudó ahora en dejar por fuera de los puntos programáticos del Frente Patria Grande la reivindicación más sentida por el movimiento de mujeres y disidencias en nuestro país.

La contradicción presentada a la interna del FPG se resolvió, por lo menos hasta ahora, en un sentido reaccionario. Sectores feministas, organizados en Mala Junta (agrupación feminista de las dos vertientes de Patria Grande) y Movimiento Popular La Dignidad impulsores de la lucha por el aborto resignaron posiciones para un armado electoral que terminará diluyéndose en las aguas kirchneristas, lejos de la marea verde.

La alianza con la iglesia católica, de la mano directa de Bergoglio expresa crudamente el acuerdo con la misoginia clerical anti derechos. El escenario se completa días después del lanzamiento con las declaraciones de Grabois, quien no dudó en afirmar su disposición a sentarse con Urtubey “para derrotar a Macri”. Dicho sea de paso, también se sentó con Massa. El giro a la derecha de Grabois parece no tener fin.

Por otro lado, no podemos dejar de mencionar, que desde las filas propias del kirchnerismo buscan “posicionarse” ahora también con las iglesias evangélicas, tal como hiciera Verónica Magario en el acto del 31 de octubre declarado “día festivo de las iglesias evangélicas” por una ordenanza municipal. En ese acto Magario no dudó en afirmar:   “Quiero comenzar un trabajo en conjunto desde el municipio y con la iglesia, ya que tenemos los mismo objetivos, el cuidado, el amor y la justicia social para cada familia, para que podamos construir un espacio de encuentro  para todos los cultos y ayudar a la comunidad.” Esas iglesias que como la Iglesia Universal convoca a jóvenes para conformar un ejército para “combatir al demonio”.

Mientras que por abajo va creciendo la exigencia de separación de iglesias y estado, que comenzó a expresarse con más fuerza luego de la batalla parlamentaria, el FPG y el kirchnerismo no dudan en ampliar los vasos comunicantes con los poderes oscurantistas de las iglesias.

La situación continental

El triunfo de Bolsonaro en Brasil, expresa una avanzada de la derecha xenófoba, homofóbica y misógina a nivel continental, un ataque directo a la clase trabajadora. Su vinculación y sostén desde las iglesias evangélicas y sectores de las fuerzas armadas expresan con claridad la avanzada fascista que lo ponen al mando de la economía más importante de nuestro continente. La cruzada que comenzaron contra lo que denominan “ideología de género” comienza a manifestarse y tomar mayor envergadura también en nuestro país, luego del envalentonamiento por el rechazo en Congreso de la ley por el aborto legal.

Es en este sentido, la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito no sólo expresa la pelea por un derecho sino también logra sintetizar una acumulación histórica del movimiento de mujeres y disidencias.

La resignación de la izquierda popular a dar pelea por el aborto legal, es la puerta de entrada a la consolidación de los sectores de la derecha clerical que no sólo atentarán sobre la posibilidad de una conquista postergada para mujeres y personas gestantes sino también un retroceso para el conjunto del movimiento de mujeres y disidencias.

Nuestras tareas, ni un paso atrás

La historia nos enseña que aquello que no logra avanzar, retrocede y cuando esto sucede trae consigo consecuencias nefastas para el campo popular. También nos enseña que cuando se quieren asestar golpes profundos a las y los trabajadores y al movimiento popular, las mujeres y disidencias somos un blanco predilecto para las derechas y el fascismo.

Por ello, y por todo lo acumulado, sigue siendo tarea de primer orden la lucha por la aprobación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. De cara al 2019, año electoral, es imprescindible exigir la inclusión del derecho al aborto en los programas políticos de cada partido, delimitando claramente quienes pretenden seguir matando por abortos clandestinos.

Año electoral que nos convoca días previos a la elección, en la ciudad de La Plata, para la realización del 34º Encuentro, ahora Plurinacional de Mujeres, lesbianas, bisexuales, trans y travestis. Escenario de la concentración del poder político de la provincia más grande de nuestro país. Dirigido por María Eugenia Vidal, “la” candidateable de Cambiemos para garantizar la avanzada del ajuste, el acuerdo con el FMI, la represión y criminalización de la protesta, defensora de la “sagrada familia” exponente clave de los anti derechos.

Ganar las calles es el desafío que tenemos por delante, con la impresionante experiencia que ha sido poner millones en las calles en este año de luchas. Y junto a ello, apostar a la construcción y consolidación de alternativa política que exprese nuestros derechos e interés como trabajadores y trabajadoras, que exprese la defensa de nuestras vidas para que no haya más muertas por abortos clandestinos. La salida para nosotres es por izquierda, no derrotaremos a la derecha promoviendo acuerdos con los mismos sectores que la sostienen, en este caso las expresiones clericales.

¡Que arda!

Con la fuerza de la historia, ni un paso atrás.

Será ley.

 

 

 

 

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