Con el auxilio de la ofensiva judicial sobre el kirchnerismo, el gobierno de Cambiemos intentó sortear la “tormenta” pero ésta se convirtió en un tornado que arrasó con su capital político y ya todo se encamina a convertir al FMI en nuestra peor pesadilla. Los bloques políticos se rearman al calor del avance de la crisis mientras los candidatos del sistema se prueban el traje y especulan. Pero el agravamiento del hambre de nuestro pueblo y de las luchas populares plantean que queda mucho todavía hasta cumplir los plazos del cronograma electoral. Es necesaria ahora una salida de las y los trabajadores.

Los cuadernos no fueron suficiente

La causa de los cuadernos, a pesar de toda la cobertura mediática, no pudo darle el respiro que el gobierno necesitaba ante la crisis económica. Luego de sorteadas las internas políticas que el tratamiento de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo le generara al Gobierno, y del escándalo de la causa por los aportantes truchos en la campaña de Vidal, la investigación judicial sobre corrupción durante la década kirchnerista parecía el camino para salir del abismo. Pero la luz al final del túnel no llegó nunca y, por el contrario, el abismo parece asomarse.

La desorientación e incertidumbre ganaron a la plana mayor de los funcionarios al ver el dólar “volar” hasta los 40 pesos en un abrir y cerrar de ojos. La estructura del capitalismo argentino nos vuelve a llevar a un cuadro de crisis económica que golpea fuerte y se ve en la caída de la imagen del gobierno en todas las encuestas. Incluso el deterioro oficialista alcanza a su potencial recambio, María Eugenia Vidal. El intento de construir un “Lava Jato Nacional y Popular” como el centro de la escena política no tuvo el éxito esperado. El gobierno no anda con suerte. Ni con la Justicia de su lado, favoreciendo acuerdos con los nuevos “arrepentidos” y seleccionando cuidadosamente a las personas llamadas a testificar, ni con la ayuda de la prensa pudieron tapar la situación económica y avanzar con sus reales planes, las reformas neoliberales, lo cual pone en tensión a la burguesía con su propio gobierno. Del mismo modo, los alcances de los negociados por la obra pública golpearon directamente al corazón del grupo empresario del presidente y a sus empresarios amigos al tiempo que echa por la borda el soñado programa de los PPP.

En este contexto la interna de Cambiemos, que venía solapada, se desmadró hasta llegar a la esfera pública. Un sector del gobierno encabezado por Peña, Lopetegui y Quintana rechaza cualquier acuerdo con el peronismo, mientras Vidal, Larreta y Frigerio son partidarios de ampliar la base parlamentaria del gobierno -en línea con el reclamo de “los mercados”. Los cruces ya llegaron hasta hacerse públicos. La vacilación presidencial para tratar de contentar ambos sectores fue castigada con dureza por Wall Street que reclama “abrir una nueva etapa política” (Clarín, 31/8). Sin embargo, Macri intentará reestructurar el gabinete con una reforma de ministerios sin soltarle la mano a su delfín Peña, aunque sacrificando a sus alfiles Lopetegui y Quintana. Es posible que esto lleve a una nueva corrida del mercado.

En tanto, la UCR acompaña la ofensiva judicial contra el kirchnerismo mientras atraviesa su propia interna, por un lado, en la ciudad de Buenos Aires con el sector de Yacobitti y Lousteau que reclaman unas PASO en el distrito y, por otro lado, en la nueva disputa que se avecina en las provincias por las candidaturas a gobernador. En lo inmediato, entre el escándalo de los aportantes truchos y de los cuadernos, el oficialismo tuvo que archivar para mejores días su proyecto de reforma política y de financiamiento de los partidos.

El PJ y el progresismo en la diáspora

Dentro del peronismo, el desgaste del gobierno encendió las alarmas. Hasta el momento, la dispersión de candidaturas era extendida: Urtubey, Solá, De la Sota, Pichetto y Rossi son los que ya se anotaron en la carrera presidencial aunque ninguno llega prácticamente a los dos dígitos de intención de voto. A su vez, unas PASO comunes del peronismo incluyendo al kirchnerismo cada vez son menos probables. Urtubey, Massa, Pichetto y Lavagna planifican adelantar una foto que los muestre juntos en los próximos días. Se colocan como una variante antikirchnerista y de confianza al establishment para un eventual recambio. Los Duhalde y Alfonsín candidatearon a Lavagna para la cartera de economía como el único capaz de capear el temporal, y podría ser un prenda de unidad de esa ala del peronismo. Solá y Rossi aspiran a integrar un bloque común “que construya una nueva mayoría”. En este bloque también se anotarían los ex randazzistas como Gabriel Katopodis. Por lo pronto, ni lerdos ni perezosos, ya empezaron los encuentros entre gobernadores, Pichetto, el triunvirato de la CGT y Massa.

En tanto, el kirchnerismo realizó un plenario de la militancia en Ensenada con un fuerte apoyo de los intendentes bonaerenses. Más allá de su retórica beligerante, no hay problema en construir una alianza con quienes votaron más de 100 leyes del ajuste de Macri y con los responsables políticos del rechazo al aborto legal. Tampoco se plantea un programa alternativo para enfrentar la crisis económica, además de tener su propia responsabilidad en las provincias a través de los gobernadores y en el parate a las luchas populares mediante sus direcciones gremiales.

Pero el nudo del problema en la unidad del peronismo es que la burguesía le reclama al PJ que aparte al kirchnerismo de cualquier armado electoral, algo sumamente condicionado por la medición de las encuestas. Ninguna variante del peronismo sin CFK puede derrotar a Macri. En este contexto el PJ finalmente se avino a votar los allanamientos a CFK, pero mantiene la misma duda que Cambiemos: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar en su ofensiva? No son pocos quienes dicen abiertamente que un encarcelamiento de la ex jefa de estado perjudicaría al gobierno, además que apuesta a que una eventual candidatura de la expresidenta divida y polarice el voto opositor en ella.

En estos idas y vueltas, las fuerzas que habían lanzado el frente En Marcha han quedado virtualmente paralizadas por el apoyo a una eventual candidatura de Felipe Solá que produjo una divergencia interna cuyo desenlace todavía no es claro. Por lo pronto, Patria Grande se apresuró en presentar un acuerdo con Nuevo Encuentro en la ciudad de Buenos Aires. También viene realizando encuentros regionales el Movimiento 21F. Este espacio, integrado fundamentalmente por distintas expresiones sindicales burocráticas pero que se oponen a la entrega sumisa que promueve el triunvirato cegetista, se articula más para jugar y posicionarse en la arena electoral que para organizar un paro y un plan de lucha para derrotar el ajuste. En síntesis, las perspectivas de estos armados siguen sumidas al desarrollo de la interna del peronismo y el kirchnerismo. La experiencia de estos sectores en sus últimas intervenciones electorales ratifica que no hay espacio para una “centroizquierda” popular que no termine subordinada al kirchnerismo.

El clericalismo en campaña

La votación por el aborto legal en el Congreso también ratificó que los principales bloques políticos son profundamente tributarios de la Iglesia católica. Por eso CFK pidió no enojarse con la Iglesia y dio vía libre a una de sus senadoras para apuntalar el rechazo en el recinto. El papel de Francisco como articulador en las sombras es una realidad conocida pero que ha quedado groseramente de manifiesto ahora. Su papel no tiene nada de “progresista” como intentan endilgarle algunos. Sus denuncias contra el “capitalismo salvaje” son acompañadas por la preservación del status quo de la Iglesia, cada vez más cuestionada por la ruptura de amplios sectores de la población ante sus campañas reaccionarias y el encubrimiento masivo de los curas pederastas.

Al mismo tiempo, los evangelistas de ACIERA y otros sectores antiderechos apuntan a organizar una representación política propia. Ya cuentan con una personería electoral en Santa Fe que ahora aspiran a ampliar a nivel nacional. También se presentó “el Partido Celeste” fogoneado por una ONG. Pero el desarrollo de una variante de estas características, como tuvo lugar en otros países de América Latina, depende en gran medida del margen que logren explotar por derecha de la crisis de los partidos patronales que ostentan actualmente el monopolio de la agenda antiderechos en el Congreso.

Chau 2019

Mientras algunos colocaban todo el destino del país a las próximas elecciones, la profundización de la crisis económica puso en cuestionamiento no ya la reelección de Macri sino el propio cronograma electoral. Fue el propio periodista del establishment Carlos Pagni que anticipó antes de la nueva corrida que “los mercados” (sic) ponían como una opción arriba de la mesa el adelantamiento de las elecciones. Una maniobra de este estilo sería un recurso de última hora para recuperar el capital político que le permita llevar adelante las reformas que reclama la burguesía como la liquidación de los derechos laborales, las reformas privatistas en salud y educación e incluso un nuevo recorte y privatización de las jubilaciones. En esta agenda también se anotan el desguace de YPF, Aerolíneas y el Correo argentino.

La sola discusión sobre adelantar las elecciones en el seno del oficialismo coloca objetivamente en escena la evaluación de que el gobierno no pueda soportar el desgaste del ajuste y lo lleve a una salida anticipada del ejecutivo. El gobierno actual ya no cuenta con el respaldo incondicional del capital. Por otro lado, un acuerdo de co-gobierno con reestructuración de gabinete incluida con sectores del peronismo para lograr una mayor base parlamentaria es otra de las discusiones que mantiene Cambiemos con poca esperanza cuando aún no pudo cerrar el acuerdo con los gobernadores para aprobar el Presupuesto 2019, es decir, el plan de ajuste del FMI para el año próximo. La debacle del peso obliga ahora a volver a hacer todos los números y realizar nuevas negociaciones cuando ya estamos en el mes esperado para su aprobación. De movida, el presupuesto ya establecía un recorte de 300 mil millones de pesos que, a la luz del adelantamiento de fondos del FMI, deberá pasar ahora a casi 500 mil millones. Ante el escenario del rechazo, el macrismo tuvo que recurrir incluso a una concesión inadmisible para su base social como el freno a la baja en las retenciones.

En este marco la conflictividad social continuará en aumento, como se expresa en la lucha contra los despidos en Astilleros, la histórica pelea por las reincorporaciones en Télam, la lucha de lxs tareferxs en el noroeste y litoral del país y el gran conflicto educativo que se encuentra en alza, y nos demanda a las fuerzas populares apuntalar la movilización y las acciones unitarias en la defensa de las conquistas populares, fortaleciendo así la resistencia ante los planes de ajuste del gobierno.

Fuera Macri, programa de emergencia

Desde Venceremos hemos venido impulsando la construcción de Poder Popular, una herramienta política amplia al servicio de esta perspectiva. La reciente incorporación de Marabunta a la corriente expresa un avance en la consolidación del espacio y el acierto de apostar a desarrollar un frente que pueda aportar, desde el protagonismo popular, mayor fuerza a la unidad por una alternativa revolucionaria en nuestro país. Desde ese lugar hemos convocado a las fuerzas del FIT a ampliar el frente y fortalecer un polo de independencia de clase, así como hemos convocado también a las y los compañeros de Movimiento de los Pueblos a sumarse a esta propuesta. En momentos de crisis tan severos, desde el conjunto de la izquierda tenemos la responsabilidad de dar pasos que muestren a la población que el ajuste y la entrega no son el único camino posible.

Asimismo, hemos desarrollado junto a algunos compañeros de Economistas de Izquierda un programa de 10 puntos de emergencia frente a la crisis, un pliego de consignas que tiene el objetivo de interpelar a amplios sectores para construir una salida a la crisis ligado a un proyecto de transformación social. En este contexto entendemos que el programa cobra una mayor vigencia (ver nota aparte) y apuntamos a construir distintas instancias que permitan debatir y aunar fuerzas entre organizaciones hermanas para darle impulso. }

Con esta perspectiva, redoblamos también la marcha por la campaña por la personería, convocando a todas y todos nuestros compañeros y simpatizantes a afiliarse a Poder Popular, por más protagonismo de clase trabajadora y por la unidad de la izquierda.

En momentos donde se agrava la crisis para nuestro pueblo, se redobla el desafío de construir nuestra alternativa para cambiar todo lo que deba ser cambiado.

¡Fuera Macri y el FMI! ¡Por una alternativa unitaria de la izquierda!

¡Sumate a construir poder popular!

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