La Interrupción Voluntaria del Embarazo será Ley en Argentina. Será Ley porque, como se ha demostrado a lo largo de la historia, cuando el movimiento de mujeres, disidencias y el feminismo organizado se planta no retrocede hasta conseguir sus reivindicaciones.

Al cerrar esta edición, todavía faltaban algunos días para el 8A. Ansiada fecha de lucha por las mujeres y disidencias que venimos siendo protagonistas de enormes cuestionamientos al sistema a lo largo y ancho del mundo.

Luego de la media sanción en la Cámara Baja, tras de la histórica movilización popular del 13 y 14 J, y a pesar de las maniobras dilatorias de la vicepresidenta de la nación Gabriela Michetti, se desarrolló el debate en senadores. Nuevamente con excelentes exponentes en la defensa del derecho a la autonomía de las mujeres y personas con capacidad de gestar y paupérrimos argumentos por parte de quienes están a favor del aborto clandestino, teñidos la mayoría de las veces de creencias oscurantistas, prejuicios e ideología misógina.

Cabe agregar que fue la misma Michetti quien encabezó las peores declaraciones por esos días. Redujo a las mujeres a meros envases portadores de embarazos, minimizando los efectos de atravesar un embarazo no deseado en las subjetividades de las mismas y sugiriendo irresponsablemente como “salida” a una situación tan compleja ir a “destraumatizarse” con profesionales de Salud Mental. Además realizó un cuestionamiento -por demás anacrónico- del aborto incluso en casos de violación, causal contemplado por el Código Penal ya en 1920.

Párrafo aparte merecen las palabras dignas del medioevo del médico Abel Albino -asesor del Ministerio de Educación y casi ministro de Salud-, quien sumado a sus diatribas machistas y misóginas directamente planteó que los preservativos no eran un método eficaz para prevenir el SIDA, lo que generó el repudio generalizado de la comunidad médica y amplios sectores de la sociedad.

A pesar de la enorme presión por parte de las iglesias, tanto de la católica como de la evangelista, y de quienes “defienden la vida”, que militaron su causa incluso con violencias de todo tipo, entre ellas agresiones físicas a jóvenes que portaban sus pañuelos verdes, se logró una instalación aún mayor de la necesidad de abordar la problemática.

La Marea Verde surgió para vencer

Al cierre de esta edición aún no está resuelto el dictamen de cara a la sesión del 8 de agosto, ya que tras los debates planteados por los/as senadores/as de Córdoba (2 del PRO y 1 justicialista) sectores reaccionarios proponen firmar un dictamen propio con modificaciones al proyecto aprobado por la Cámara de Diputados.

Sin embargo, sabemos que la consecución de esta justa reivindicación es inminente y además de la posibilidad de una ampliación en materia de derechos, este panorama nos plantea desafíos próximos y urgentes. Por ejemplo, en torno a la implementación y la efectivización de interrupciones concretas. El cumplimiento de nuestro derecho no será sin resistencia desde algunos sectores, como la Iglesia, pero también desde las instituciones de salud y las corporaciones profesionales que las habitan, las instituciones educativas, etc., que probablemente continúen con sus campañas demonizadoras hacia las personas con capacidad de gestar que deciden sobre sus cuerpos, como ya han adelantado en muchos de sus comunicados.

Pero si hay algo que no paraliza a esta enorme marea verde son los desafíos que tenemos por delante. Porque los desafíos siempre fueron enormes para las/les oprimidas/es por el patriarcado.

Por nuestra parte, hoy contamos con una acumulación política de años y años en torno al tema. El proyecto de Ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito tiene hoy el apoyo de la mayor parte de la sociedad. A su vez, es notable el crecimiento en la capacidad de movilización callejera de nuestro sector en los últimos años. Con todo esto, que ha redundado en una instalación mediática del tema, fuimos ganando a cada vez más sectores de la sociedad. El debate desarrollado en el recinto, en este contexto de gran movilización, fue llevando a un desenlace de instalación de grietas en el poder, que en diputadxs, por ejemplo, llevó a cada bloque y provincia a votar por separado, a excepción del FIT.

Hoy contamos con el aprendizaje de todos estos meses, y sobre todo, el pueblo se reencontró con el hecho de que el despliegue de la propia fuerza en las calles sigue siendo la clave para conseguir nuestros derechos. El protagonismo de la juventud, la idea de que las jóvenes ya decidieron, nos marca el alcance de tantos años de lucha. Las repercusiones en toda la región, que ya han creado el propio pañuelo que reclama derecho a decidir, nos marca la potencia. Hoy contamos con toda la fuerza de la historia reciente. Pero también con las fuerzas de todas esas mujeres y disidencias que nos precedieron y que a principios del siglo pasado se organizaron por el derecho al voto, por el mismo salario para la misma tarea, como también por otras reivindicaciones históricas.

Y CON ESTA FUERZA SALIMOS ESTE 8A, NUEVAMENTE A LAS CALLES, A SEGUIR HACIENDO HISTORIA.

POR LAS QUE YA NO ESTÁN, POR LAS QUE NOS PRECEDIERON, POR NOSOTRAS, POR LAS QUE VIENEN…

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