El ataque general del gobierno de Milei y las patronales ha puesto en guardia a amplios sectores de la clase trabajadora y el pueblo.
La agresión combina un ajuste fenomenal sobre el conjunto de la población trabajadora, con una inflación de precios galopante mientras los salarios, jubilaciones, planes y asignaciones se desvalorizan, con una reestructuración drástica de la relación de fuerzas entre el capital y el trabajo.
Los sueldos de les trabajadores se han desvalorizado perdiendo poder de compra con la devaluación y el aumento generalizado de precios en diciembre, el 2023 fue un nuevo año de pérdida salarial. El poder de consumo ha disminuido de un 17% a un 50% dependiendo los diferentes sectores de la economía, profundizando el empobrecimiento y la miseria de las grandes mayorías que se verán sometidas cada vez más a mayores niveles de explotación y opresión.
Mientras esto ocurre con el conjunto de la población trabajadora, las patronales se disponen a aprobar una serie de reformas que cristalicen condiciones aún más favorables para incrementar su acumulación de riquezas. Privatizaciones, apropiación de tierras y recursos claves, extractivismo, reforma laboral, saqueo a les jubilades, recortes a las organizaciones sociales y sectores empobrecidos, avance sobre derechos laborales históricos y también sobre derechos democráticos, profundizando un sistema represivo que impida la legítima protesta social y política frente a este brutal ataque a nuestro pueblo trabajador en pos de garantizar la feroz apropiación de riquezas por parte de la clase dominante local y extranjera.
Vamos por todo
La intención de Milei es la de modificar la estructura del país para someterlo al control directo de las patronales más concentradas nacionales o internacionales, avanzando contra los derechos conquistados de les trabajadores mediante una nueva reforma laboral que va a profundizar los problemas ya generados por las reformas laborales de Menem y De La Rúa y los gobiernos posteriores del peronismo y macrismo. A cada reforma laboral le sigue el aumento del empleo informal, tercerizado, monotributista, temporal, es decir, precario.
El discurso del gobierno, de que el problema de la Argentina es el socialismo, es una mentira consciente construida para generar consensos con políticas antiobreras.
Argentina es capitalista, desde sus inicios. La dirección del país la han tenido siempre las patronales, con mayor o menor poder para sí mismas, según la correlación de fuerzas que en distintos momentos históricos dispuso la lucha de clases.
Los terratenientes, los exportadores de carne y granos, que tienen grandes extensiones de tierra y siguen desmontando el país para ampliar el área sembrada, poniendo en riesgo al conjunto de la población por los desastres socioambientales. Las petroleras y mineras que se suman en las últimas décadas a ese sistema de saqueo ambiental. Los industriales, que explotan masivamente a la clase trabajadora en unidades de producción pequeñas, medianas y grandes. Los banqueros, que tercian en el reparto de la masa de ganancia producida por les trabajadores a través de los negocios financieros y las deudas. Finalmente, el sector de servicios con los supermercados como los de mayor concentración de trabajadores que monopolizan los precios y elevan descomunalmente la inflación a costa del hambre y las penurias de la población.
Todas estas fracciones de la clase capitalista aplauden las reformas antiobreras de Milei. Tienen la clara conciencia de que menos derechos para les trabajadores es más ganancias para ellos.
Aparte de la reforma laboral, el DNU y toda la política implementada presentan una serie de medidas que benefician directamente a grupos económicos concentrados nacionales e internacionales. Este gobierno pretende consolidar el poder de grandes grupos empresarios para que dispongan libremente de recursos naturales, privatizaciones y altos grados de explotación laboral. Por supuesto, acompañado en este combo, medidas concretas cuyo objetivo es impedir el derecho a la protesta (reprimirlo, criminalizarlo), pues también saben que cuando una parte ataca la otra reacciona.
El problema del país entonces es el capitalismo. Toda la sociedad está en función de la acumulación de riquezas privadas. Ni los gobiernos llamados reformistas o populistas ni los gobiernos liberales han puesto en cuestión el capitalismo nunca. Los males que padecemos de pobreza, informalidad en el trabajo, de una educación en crisis, de una salud en crisis, son producto justamente del capitalismo, que pone el esfuerzo social en función de la acumulación privada. Las disputas entre los sectores capitalistas por el reparto de las riquezas, lo que se expresó en la crisis política abierta que derivó en la derrota y vuelta atrás de la ley ómnibus, no debe hacernos perder de vista cuál es el interés común del conjunto de la clase capitalista.
Es por eso que debemos oponer a la propaganda del gobierno de Milei la necesidad de organizar la sociedad de otra forma, donde la riqueza producida por el esfuerzo social sea aprovechada socialmente.
El imperialismo y el FMI
El gobierno de Milei propone también un alineamiento riguroso con Estados Unidos e Israel, que está llevando adelante un genocidio abierto sobre les palestines.
El FMI, organismo clave del imperialismo para orientar las economías dependientes, viene pujando para que Argentina, endeudada con el organismo como nunca luego del Gobierno de Macri y Caputo, y ratificada por el Gobierno de Alberto, Cristina y Massa, mantenga un yugo sobre cualquier política, incluso tibiamente reformista. El gobierno de Massa y Fernández es una muestra clara de ello.
La subordinación de Argentina al FMI y EEUU implica una permanente sangría de recursos que se pagan en forma de deuda pública y condicionan además las políticas internas. El sometimiento de nuestro país al imperialismo yanqui y su oligarquía financiera, en momentos en que se agudiza su guerrerismo, implican también el sometimiento a sus planes e injerencia en términos de fuerzas armadas y alineamientos internacionales en las disputas interimperialistas y de competencia a nivel mundial.
El problema del país son las patronales
La conclusión que sacamos de estas reflexiones es que las patronales son el problema, esas patronales que acumulan riquezas en forma privada mientras la mayoría de la población se ve sumergida en la pobreza.
Es por eso que el ajuste que se está haciendo lo pagamos les laburantes y no las patronales ni la “casta”. La “casta” son, justamente, esos empresarios, grandes terratenientes, corporaciones de bancos y financieras, empresas locales y extranjeras que se apropian de nuestros territorios, expulsando a los pequeños productores, a los pueblos originarios, enriqueciéndose a costa de la brutal explotación del pueblo trabajador.
Por eso debemos desarrollar en el movimiento de lucha una intensa propaganda señalando los verdaderos responsables de estas políticas. El gobierno es la cara visible y debemos seguir enfrentándolo hasta que caiga, pero en simultáneo debemos señalar a los responsables últimos de esta situación que vivimos: las patronales concentradas, monopólicas nacionales y extranjeras.
El paro general muestra el valor del trabajo
El día del paro general, algunos personeros del régimen y las cámaras patronales salieron a cuantificar las pérdidas que ocasiona el paro de actividades. Ante la medida de fuerza se blanquea algo que siempre niegan las patronales: que las ganancias que acumulan se producen con el esfuerzo obrero.
Hemos visto fábricas abandonadas por las patronales que son puestas a producir por les trabajadores, pero nunca vimos una fábrica, un supermercado, que pueda funcionar sólo con la patronal. Tenemos ejemplos muy concretos como Zanon o Donnelley, fábricas que funcionan sin patrón; del otro lado no tenemos ejemplos, porque simplemente es imposible que algo funcione sin trabajadores.
En el contexto de movilización y creciente discusión política que se viene forjando, debemos abonar a la mayor organización en nuestros lugares de trabajo, participación en los espacios de deliberación y asambleas populares que se vienen desarrollando en distintas ciudades, para empalmar con las organizaciones sociales, sindicatos combativos, asambleas ambientales, sectores culturales y de la juventud, el movimiento feminista y todos los sectores que vienen luchando en nuestro país y que se expresan cada vez con más fuerza en las calles.
Las soluciones sólo pueden venir de un gobierno obrero y popular
En campaña, el presidente Milei, decía que no se puede hacer algo distinto con los mismos de siempre. Esta consigna simple que utilizó para conseguir votos ante la frustración social en que llegamos a las elecciones tiene algo de cierto.
El tema es que están los mismos de siempre en el gobierno, no sólo los macristas Bullrich y Caputo, Sturzenegger, sino también los peronistas Scioli y Francos entre tantos otros. Y, por sobre todas las cosas, el FMI y las patronales agazapadas para defender sus intereses.
Por eso, todas las medidas que se han tomado en términos económicos implican un ataque al conjunto de la población trabajadora ocupada y desocupada.
Hasta ahora, en la historia de nuestro país, los únicos que no hemos gobernado somos les trabajadores, con un programa de gobierno que parta de romper con el FMI y desconocer la deuda externa, y el reordenamiento de la economía en función de las necesidades sociales y no de las ganancias patronales.
Este gobierno, muestra cabal de la brutal descomposición del capitalismo y su régimen político, no tiene nada para ofrecer a nuestro pueblo más que una profundización de la opresión y la explotación en todos los terrenos. Ante ello, desde abajo, en unidad con todos los sectores en lucha, debemos hacer los mayores esfuerzos para forjar una alternativa real para nuestro pueblo. Un camino para construir una estrategia de poder que nos permita de una vez, forjar un gobierno obrero y popular que resuelva los problemas de fondo, dando vuelta la tortilla, transformando de raíz este sistema para lograr un futuro de emancipación social.
Declaración conjunta Venceremos – Partido de Trabajadorxs y Partido por la Revolución y el Comunismo, 16/02/2024.