“Que su nombre siga tan ignorado en su país como el pedazo de selva que esconde sus huesos era previsible para Jorge Masetti. Periodista, sabe cómo se construyen renombres y se tejen olvidos. Guerrillero, pudo presumir que si era derrotado el enemigo seria el dueño momentáneo de su historia. Masetti, desde luego, era un rebelde integral”.

Se cumplen 59 años del ultimo combate del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP). Desde entonces nunca más nada se supo de Jorge Ricardo Masetti, o “el Comandante Segundo”. Nacido en Avellaneda, Buenos Aires, en el año 1929, desde muy joven se vinculó con la tarea periodística pasando como columnista de diversas redacciones.

Por ese entonces, estuvo identificado con agrupaciones que se caracterizaban por componerse de capas medias y sectores pequeño burgueses o profesionales vinculados al catolicismo. Un recorrido común en la juventud que accedía a estudios durante la época.

Durante el año 1958 cuando se desempeñaba como cronista para Radio El Mundo se mostró con interés de saber que era lo que estaba ocurriendo en Cuba. Luego de insistir, logró que la emisora donde trabajaba lo envíe para cubrir los eventos que allí se desarrollaban y habían tomado notoriedad mundial cuando el Movimiento 26 de Julio había secuestrado al piloto de carreras Juan Manuel Fangio. Una de las principales inquietudes que movilizaron a Masetti a Cuba, expresadas en su crónica “Los que luchan y los que lloran” era conocer de primera mano cual era el carácter de la lucha impulsada por un grupo de “jóvenes barbudos”. La incertidumbre sobre esto permitía la danza de hipótesis que caracterizaban al Movimiento 26 de Julio como un movimiento de jóvenes aventureros y hasta pro-yanquis. Dilucidar este misterio representó una gran motivación para el periodista argentino.

Ya en Sierra Maestra y no luego de varios desafíos, descritos por su colega Rodolfo Walsh como el “hito máximo del periodismo nacional” hasta el momento, lograría entrevistar a los integrantes del Ejército Rebelde cubano entre los que destacaban su Comandante Fidel Castro y el médico argentino Ernesto Guevara.

Un hecho particular, que describe el carácter, la valentía, la integridad y el profesionalismo de Masetti, se dio cuando bajó de la sierra. Después de infiltrarse en ciudades, sufrir bombardeos y ametralladas aéreas del ejército batistiano, de caminar durante agotadoras jornadas y vivir en carne propia la desidia y miseria que sufría el campesinado cubano, se enteró de que la transmisión no llegó a la Argentina. Sin pensarlo mucho decidió volver a subir y esta vez grabar los reportajes que luego llevaría a su país, para transmitir lo reportado en la Isla.

A su vuelta a Argentina, en sus propias palabras Masetti escribía que “abandonaba el mundo de los que luchan para volver al mundo de los que lloran”.

«La Revolución ya no es un hecho a observar, un hecho histórico a criticar, sino que la Revolución somos nosotros mismos… es nuestra conciencia, la que nos juzga y nos critica y nos exige.»

Bajo la gran experiencia y luego del triunfo de la Revolución en el año 1959, es convocado por la joven Dirección Revolucionaria para un rol estratégico. El mismo implicaba empezar a crear canales de comunicación que lleven la voz de la Revolución a todo el mundo y evitar pasar por los filtros de los grandes discursos oficiales. Para esta tarea nace la Agencia Prensa Latina, de la cual Masetti sería su primer director. Tal fue el desarrollo de esta agencia, la primera de América Latina, que resultó ser quien detectara los primeros pasos para la invasión de Bahía de Cochinos, descifrando mensajes entre EEUU y un grupo de exiliados cubanos en Guatemala.

“A Masetti se lo tragaba la insuperable experiencia colectiva de un pueblo en revolución”

Esta descripción que hacia también Rodolfo Walsh sobre su colega, puede ser una característica que marcó a toda una generación de militantes que, inspirados en la experiencia cubana, buscaron incorporarse en la lucha decidida, firme y cuerpo a cuerpo por una revolución socialista en todo el continente.

Si algo ejemplifica la vida de Masetti, que como último acto tuvo el intento de impulsar la Revolución en su país natal creando el Ejército Guerrillero del Pueblo, es la determinación en la lucha. En la actualidad, esa experiencia desarrollada en Salta, puede ser discutida y debatida en su carácter estratégico. Sin embargo, lo que no puede tocarse ni por asomo es el arrojo, la determinación y el espíritu de combate dispuesto a incidir directamente en la lucha de clases de nuestro país en favor del pueblo. En tiempos contemporáneos recuperar este ejemplo, que fue el ejemplo de cientos y miles de militantes a lo largo del mundo, que desde sus experiencias estudiantiles, obreras o territoriales se incorporaron a la acción, puede volvernos conscientes de que no eran inalcanzables. De que eran trabajadores y trabajadoras como hoy lo somos, que ese camino puede y debe ser recuperado.

Pensá en que cuando cada hombre del pueblo tenga su arma, se acabarán las policías bravas. Pensá que ellos sólo aflojan cuando se les golpea. Y que hay que golpearlos con todas nuestras fuerzas unidas. Que miles de puños juntos les caigan encima. Que miles de dedos juntos aprieten el gatillo a la vez.

La única salida para nosotros es la rebelión.

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