Acuña Educación Docentes

«Tenemos que dejar de hablar de aprendizaje para hablar de enseñanza, el problema es que enseñamos mal, y enseñamos a enseñar mal». En esta frase la Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, dice muchas cosas. En primer lugar, y como es costumbre, culpa y responsabiliza a lxs docentes de los problemas de la educación. En realidad, sabemos que es responsabilidad estatal: los principales problemas que atraviesa el sistema educativo hoy, tanto a nivel nacional como local, tiene que ver con la falta de presupuesto.

Para la Ministra de Educación Soledad Acuña quienes eligen la carrera docente son «personas cada vez más grandes de edad que eligen la carrera docente como como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras, y si uno mira por nivel socioeconómico que no debiera ser un determinante, pero si uno mira en términos de capital cultural y de experiencias enriquecedoras al momento de aportar para el aula, la verdad que son de los sectores cada vez más bajos» .Y como si con eso no fuera suficiente, también dice «la raíz de lo sobre ideologizado y de la militancia en las aulas está en la formación docente». Y luego, muy contenta invita a las familias a denunciar a docentes que «bajen línea política“, ya que la pandemia permite a las familias «controlar» la tarea docente. (Aquí el video completo)

Soledad no va a la escuela.

La Ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Soledad Acuña, solo pisa las escuelas para la foto. No conoce la realidad de las escuelas ni de las familias, ni ha mostrado preocupación por ellas. Menosprecia el trabajo docente con salarios a la baja, entre otras cosas. Promueve para la educación una versión marketinera donde el «producto» es, ni más ni menos, que niñes y adolescentes. Sabemos que no le preocupa la escuela pública, sino que su intención en vaciarla y destruirla.

Que odia a les docentes y a la clase en su conjunto, no es novedad. Que quiere vaciar los Institutos de Formación Docente, para crear la UniCABA, tampoco. Aun así, no se hicieron esperar las respuestas y el repudio de la comunidad educativa y de la sociedad en su conjunto ante sus declaraciones macartistas, de pensamiento totalizador, de desprecio de clase, y anti-sindical,

Las redes explotaron, la respuesta no fue marginal y de «algunos grupos de izquierda» como también acusó Acuña. Campaña de fotos y textos y masivas exigencias de la renuncia inmediata de la Ministra, sobrepasaron desde las bases a las declaraciones de Ute y Ctera, que se limitaron a «criticar lo que dijo». Por su parte, Ademys acompañó y promovió el pedido de renuncia de la Ministra Acuña. Realizaron una campaña en redes y convocaron a un paro docente para el 18/11 con una radio abierta en la puerta del Ministerio de Educación de la CABA.

¿Cuál es la escuela que quiere Acuña?

Con docentes sumisxs, estudiantes dóciles que sirvan como mano de obra futura, barata y sin capacidad de crítica, y por ende de organizarse, y familias que operen como espías. En 2017 incitaban a denunciar a docentes que hablen de Santiago Maldonado, hoy promueven que denuncien docentes «sobreideologizados», que hagan política y bajen línea, ayudados por la posibilidad que genera la virtualidad de «controlar» lo que sucede en la clase.

La Ministra desconoce, entre otras cosas, el propio Diseño Curricular de la Ciudad, que tiene entre sus objetivos precisamente la capacidad de pensamiento crítico. Desconoce que no existe educación neutral, y que todo acto educativo es político por definición.

¿Cuál es la escuela que queremos y defendemos?

Una escuela que brinde herramientas para pensar y criticar, que sea emancipadora, que acompañe y contenga, que defienda la ESI y que luche y nunca deje de luchar. Esa es la escuela que lxs docentes transitamos y construimos día a día, pese a los golpes y al abandono estatal. ¿Cuál es la formación de docentes que entendemos necesaria? Una en la que haya libertad de cátedra, que promueva una formación laica y científica, pero también comprometida pedagógica y políticamente.

Lxs docentes somos trabajadorxs. A medida que ganamos conciencia de ello, mayor es nuestra capacidad de salir a luchar. Y sí, somos pobres como dice la Ministra, pero no «carecemos de capital cultural». Tenemos la experiencia de lucha de nuestro pueblo, de nuestrxs padres, madres y abuelxs. Conocemos la barriada y el hambre y por eso ejercemos la solidaridad de clase entre nosotrxs y con las familias de la escuela pública. No vamos a dejar de luchar, ni abandonar nuestras banderas, porque abogamos por un pueblo educado, que pueda reconocer a sus opresorxs y que quiera luchar y organizarse.

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