Che Guevara

En cada grito de rebelión que emerge desde cada rincón del planeta; en cada manifestación donde un pueblo lucha contra la opresión y se levanta, su rostro ondea al viento, desafiante. A 53 años de su caída en combate, en la sierra de Bolivia, el comandante Ernesto “Che” Guevara vive.

Nosotrxs elegimos llevarlo como bandera, pero también entenderlo como algo más que una bandera. El Che encarna un proyecto radical, antiimperialista y anticapitalista. Es acción y pensamiento unidos, es la reivindicación consciente del derecho y el deber de pensar nuestra acción desde la historia de lucha de nuestro continente para contribuir decidida y firmemente a la revolución a escala global. El Che es internacionalismo.

Al reivindicarlo, intentamos hacer propia la concepción de la filosofía de la praxis que plasmó Guevara en todas sus intervenciones, ya fueran teóricas como prácticas. Compartimos su enfrentamiento inclaudicable ante el capitalismo (sea en su versión “humanizada” o “salvaje”) y el convencimiento de que la verdadera liberación para nosotrxs como clase, como pueblo, y para el conjunto de la humanidad, es el comunismo. Levantar su legado es también asumir como tarea estratégica construir humanidad nueva.

Al reivindicarnos guevaristas sostenemos, teórica y prácticamente, que hay una relación inescindible entre ética y política, entre fines y medios. La capacidad de intervenir eficazmente en un proceso cambiante, la flexibilidad táctica, no fue en el Che “pragmatismo”; las decisiones tácticas siempre estuvieron ligadas a los principios.

A 53 años de su asesinato, el Che sigue naciendo. Nos marca el camino en una América en la que la rebelión de los pueblos es nuestra apuesta, en la que luchamos por la superación definitiva de este sistema de muerte y devastación que es el capitalismo.

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