CORREPI
Foto La Izquierda Diario

Este escrito tiene como objetivo informar que les militantes de Venceremos – Partido de Trabajadorxs tomamos la decisión de dejar de ser parte de CORREPI. Valoramos la militancia de muches compañeres independientes de la organización con les que nos seguiremos encontrando en la lucha y en las calles. Sin embargo, el escenario que se viene desplegando en CORREPI, nos lleva a concluir que nuestra militancia en esta herramienta es un proceso agotado e irreversible, luego de varios años en los que aportamos a la construcción colectiva en distintos territorios del país.

Nuestro análisis de la crisis

Partimos de comprender que la expansión de la pandemia del coronavirus (Covid-19) aceleró y profundizó la crisis capitalista multidimensional en curso que tiene factores económicos, políticos, sociales, sanitarios y ecológicos. El capital buscará descargar las consecuencias sobre la clase trabajadora y los pueblos del mundo. Y en el marco de una sociedad atravesada por las desigualdades de clase, de género y racialización somos las masas trabajadoras las que estamos más expuestas a sufrir las consecuencias de la pandemia y de la crisis con un aumento de la precariedad del trabajo, la salud, la educación y la vivienda

Esta crisis que vivimos es una crisis orgánica que acarrea cambios cuyo alcance no podemos prever en su total dimensión. Muchos de los rasgos propios de la etapa neoliberal del capitalismo se aceleran y el sistema es incapaz de dar respuestas a las necesidades del pueblo.

Asimismo, permite reafirmar la centralidad de la clase trabajadora y los pueblos en la economía, política, salud, educación, cultura y en todas las dimensiones de la vida social.  Y nos desafía a asumir las luchas necesarias para conquistar y defender nuestros derechos. Aun en condiciones adversas es preciso dejar en claro que la organización y la lucha popular es una práctica esencial para la vida digna.

La realidad es más terca que los decretos y la brutalidad opresora del capital, sus Estados, gobiernos y partidos no acatan la cuarentena. La lucha de los pueblos, tan terca como la realidad, se abre paso y enciende barricadas de dignidad: Estados Unidos, Bolivia y Chile entre otros pueblos que se rebelan ante las injusticias del sistema capitalista patriarcal.

En Argentina, esta crisis empalma con los cambios en la situación política desde la asunción del gobierno de Alberto Fernández y el Frente de Todos, agudiza problemas y acelera procesos propios de la crisis que ya estaba en curso, agravando fuertemente la pobreza y el desempleo.

Se despliegan en todo el territorio múltiples luchas frente a despidos, suspensiones, por condiciones sanitarias y de cuidado frente al Covid-19, frente a la violencia machista, por el derecho a la vivienda. Y frente al recrudecimiento de la represión estatal con gatillo fácil en los barrios, asesinatos en contextos de detención, torturas, detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas seguidas de muerte.

La respuesta por “arriba” sólo atina a descomprimir la conflictividad social al mínimo costo y disciplinar socialmente con un recrudecimiento de la política represiva.

En este contexto, nos parece importante reconocer la referencia que tiene CORREPI en la defensa por los derechos humanos y la lucha contra la represión estatal. Esta referencia se la ganó por su coherencia, que le llevó a tener una independencia absoluta de todos los gobiernos en estos años. “Los gobiernos pasan, la represión queda” fue una de nuestras históricas consignas. Esa referencia también obedece a la firmeza en sus principios que nos llevó a elegir luchar contra la represión estatal desde una perspectiva anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal. Teniendo en claro que la plena vigencia de los derechos humanos es imposible en el estado burgués, porque en el marco de este sistema la respuesta siempre va a ser represiva, gobierne quien gobierne. Y que esa claridad implica no sólo acordar con su formulación general: es preciso sostenerla en toda la línea, sin concesiones ni omisiones.

Los debates en CORREPI

Desde fines del año pasado, con la asunción del gobierno del Frente De Todos, comenzaron a haber debates sobre la caracterización de la situación política, los sujetos y fuerzas sociales que la configuran, las tareas para la etapa y las tácticas de intervención.  El plenario general debía ser la instancia orgánica que saldara esos debates y dotara a la organización de un plan político para enfrentar la política represiva del gobierno del FdT. Pero este plenario se pospuso, primero por la cuarenta y luego con múltiples excusas. Mientras tanto, desde la dirección de CORREPI se impuso de hecho una política desacertada que no enfrenta con la fuerza necesaria al gobierno nacional, empuja a un cambio del marco de alianzas y pone en tensión y en peligro la firmeza de los principios de la organización.

Esta orientación, que se replica en otras herramientas construidas por Abriendo Caminos, ha llevado a reducir la agenda antirrepresiva a lo ocurrido en los años de gobierno macrista y en una mención genérica de la represión como inherente al sistema capitalista desde diciembre del año pasado. Esto lo hemos debatido en ocasión de la reunión mantenida con la Ministra de Seguridad de Nación, en la que la CORREPI se limitó a criticar un conjunto de medidas impuestas por el gobierno anterior y a realizar el histórico reclamo frente a las detenciones arbitrarias. En cambio, se omitió mencionar la derogación de las Leyes Antiterroristas, el pedido de libertad y desprocesamiento de luchadorxs populares, entre otros. Mientras tanto, decretada la ASPO, desde los ámbitos de la dirección se ha fomentado la desmovilización. Reduciendo el accionar de CORREPI al relevamiento y denuncia de casos, omitiendo confrontar con el gobierno nacional. No desconocemos las medidas de autocuidado que necesitamos cada vez que salimos a las calles. Pero no estamos dispuestes a abandonar las calles ante cada ataque a nuestra clase y nuestro pueblo.

Más allá de las complejidades que trajo consigo la pandemia y la cuarentena, la ratificación de este rumbo inconsulto está dada por la negación explícita de realizar un plenario general para resolver estas cuestiones.  Desde la dirección y les principales referentes de la organización se impuso la decisión política de no darle un cauce orgánico para avanzar de forma colectiva en un plan político de acuerdo a los objetivos de CORREPI de denunciar, visibilizar, combatir las políticas represivas desde una posición de independencia total del Estado y promover la conciencia y la organización popular. Esto llevó a una imposición de hecho de una política no discutida ni definida por el conjunto de la militancia y que implica cambios y polémicas de importancia respecto de la caracterización y la forma de enfrentar la política represiva del Estado y el gobierno de Alberto Fernández.

Muchos son los problemas de la organización. Entre ellos, no avanzar en procesos de politización y formación de les compañeres: si bien es un problema que se acarrea en la organización hace mucho tiempo, en el último año se profundizó. Esto impide, de hecho, que otres compañeres puedan aportar al debate y a la construcción real de CORREPI, más allá de sus referentes públicos. La falta de planificaciones, informes y balances, el vaciamiento político de instancias y direcciones que no funcionan y que se reúnen esporádicamente, completan el cuadro del deterioro de la vida orgánica. Peor aún es el predominio de métodos nocivos, rechazo de plano a las críticas, ausencia de autocrítica y naturalización de la salida de compañeres. Todo esto acompañado de la creación de un clima crecientemente hostil a las críticas y opiniones divergentes con acusaciones personales con el objetivo de no dar lugar a los cuestionamientos y al debate político. Situación que llevó al desgranamiento de militantes de la CORREPI y al desprendimiento de una regional entera, la de la provincia de Córdoba.

Agrava este rumbo la imposición de una intervención política basada en hacer cumplir “una agenda urgente e imprescindible” con una mayoría de consignas que se enmarcan en el posibilismo, con denuncias que no enojen a quienes tienen expectativas en el gobierno actual y que renuncia a señalar y denunciar políticamente la responsabilidad puntual de Alberto Fernández y su gabinete. Esta es la política impulsada desde los referentes y dirección de CORREPI en total consonancia con Abriendo Caminos, que ha adoptado esa caracterización del actual gobierno peronista.

Como dijimos, los ejes centrales del plan político deberían ocuparse de garantizar el aporte de la organización para enfrentar la política represiva del gobierno de Fernández y de les gobernadores, lo que incluye una lucha ideológica frente al discurso del FdT y el de la derecha opositora, desde una posición de independencia política.

En todas las instancias en las que nos pudimos expresar hemos sostenido la necesidad impostergable de realizar un plenario que nos permita la construcción de una política para la situación actual y sus perspectivas. No hay impedimentos técnicos para concretarlo. Hay una voluntad política de no realizarlo por parte de algunas instancias de dirección y les principales referentes de la organización.

Vivimos como un gran déficit nuestro retiro de la CORREPI a la que hemos apostado e intentado construir, incluso dándole vida por fuera del AMBA en Mendoza y Córdoba y Mar del Plata. En este momento concreto de fuerte impacto de la crisis económica internacional y de reforzamiento del aparato represivo para la contención de las luchas venideras es cuando más necesaria se hace la organización antirrepresiva de masas que promueva la democracia de base, el debate político, donde la formación ocupe un lugar importante en la militancia y que promueva un perfil militante donde las opiniones estén ligadas a las prácticas, con un espíritu de crítica constructiva y ejerciendo una autocrítica consecuente. Sin embargo, por los motivos enumerados anteriormente, vemos obturados lo canales para poner en discusión la línea política.

Desde Venceremos – Partidos de Trabajadorxs seguiremos apostando a la organización antirrepresiva que luche junto a las masas oprimidas, sin resignar nuestra lucha contra el capitalismo, el imperialismo y el patriarcado y sin concesiones de ningún tipo. Esta lucha se debe dar desde una perspectiva de independencia total de los gobiernos de turno de este sistema y con una relación confrontativa con el Estado que nos reprime.

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