A principios de abril, unas decenas de jóvenes, vecinas de la ciudad de Junín de los Andes, protagonizaron un escrache público a Eugenio Llulun ex militar de 69 años, condenado a prisión en el año 2016 por violar a su nieta, y que tras decisión de los jueces Liliana Deiub, Federico Sommer y Richard Trincheri gozaba por esos días de prisión domiciliaria en cercanía de les demás nietes. La decisión de la justicia se revirtió gracias a la presión de la movilización que impulsó este grupo de pibas y que se repitió con más fuerza el 3J, al grito de “Ni una menos”. Ellas supieron que cuando el Estado no garantiza nuestra integridad es necesario desobedecer hasta la más estricta cuarentena. Es por eso que quisimos contar con el testimonio de esta colectiva que convoca y se organiza a través de las redes “@antipatriarcasjunin”, nombre que hoy les da identidad:

V: ¿Por qué salieron a marchar este 3J?

APJ: El 3 de junio decidimos unirnos a la convocatoria que realizó otra colectiva ayudando a difundir la información desde nuestras redes “@antipatriarcasjunin”. Decidimos salir y hacernos escuchar a pesar de este contexto de pandemia ya que sirvió de excusa para dar domiciliaria a violadores de niñes en una casa donde conviven con otres menores, porque seguimos viendo noticias de que las víctima conviven con su agresor muchas horas y terminan asesinadas, donde la justicia no sigue tus denuncias porque en este contexto “se paró todo” pero no es así, hay algo que no para, nunca descansa y es la violencia machista. Y obvio que acá estamos para que la lucha feminista le este pisando los talones.

 

V: ¿Qué aspectos de Junín y de su propia historia de vida las impulsa a luchar en contra de la violencia patriarcal?

APJ: Creemos que no existen políticas públicas para la violencia machista que sufrimos, no creemos que sea por ser Junín de los Andes, de hecho pasa en todos lados, las mujeres víctimas son asesinadas en toda la Argentina y el mundo, pero si tenemos que hablar puntualmente nos llegan mensajes de mujeres y pibas que están sufriendo, y no saben a quién acudir ya que muchas de las respuestas que nos dan es que nadie les da respuestas o que se les ríen en la cara, por ejemplo, denuncias mal hechas con información errónea que después hay que volver y decirles que la corrijan, como si no nos escucharan, filtrar información de las denunciantes antes de que se le informe al denunciado, poca o nula información de los procedimientos o pasos a seguir en las denuncias, donde también tenemos a nuestros Rivarolas (fiscal de Chubut que calificó de “desahogo sexual” una violación en manada) informando a la víctima que sus violadores tienen salidas transitorias porque es el “mimado” de la jueza. Creo que si hay algo que nos une para salir a marchar y romper la cuarentena es la bronca de que no nos tomen en serio ni a nosotras ni a nuestro dolor, y para cuando eso al fin sucede nos tengan que encontrar en bolsas de consorcio o en el hospital molidas a palos. Y no queremos esperar a que eso pase, porque acá nos choca más de cerca, en un pueblo chico las mujeres que nos escriben son nuestras vecinas, nuestras compañeras de facultad, nuestras amigas.

 

V: ¿Qué cambios están ocurriendo en la localidad en relación a la problemática y cuales son necesarios que ocurran?

APJ: el principal cambio es que ya no nos quieren pasar el auto por encima cuando hacemos las intervenciones cortando el tránsito en ruta 40. Vemos aplausos, bocinas, a nuestros padres y madres bancándonos atrás nuestro; y creo que hasta ahora lo mas lindo es que las señoras que antes nos veían como sapos de otro pozo, ahora se nos unen con sus hijes y con sus carteles a gritar con nosotras. Necesitamos que haya más recursos y que los que ya están se aprovechen como se debe, que no tengamos que estar dando asilo en nuestras casas para mujeres golpeadas o acosadas, que no archiven los casos porque para ellos no es tan grave, que dejen hacer denuncias a niñas menores, que juntan coraje para la hacerlo, sin acompañamiento; necesitamos que se hagan cargo de lo que está pasando y que actúen de una vez. No queremos que esto sea una pelea para siempre y nosotras no vamos a dar el brazo a torcer.

 

Contra el Estado capitalista y patriarcal, feminismo y fuerza organizada en la calle

 

La implementación de la cuarentena ha exacerbado los casos de abuso y violencia machista en toda la provincia. El sistemático abandono del Estado a las mujeres y disidencias nos encuentra aún más expuestas frente al aislamiento obligatorio, el empeoramiento de las condiciones de vida y las dificultades para acceder a protección y asistencia. En este contexto los escraches públicos se han convertido en una respuesta popular en busca de justicia y autodefensa para que el patriarcado, que se expande como el virus y la crisis, encuentre  resistencia feminista.  

La lamentable afirmación del fiscal de Chubut, Fernando Rivarola, no es un caso aislado. La inacción y complicidad machista de la justicia neuquina frente al notable incremento de denuncias por violencia de género y hacia las infancias fue puesta al descubierto en medio de la cuarentena. También en abril, un cacerolazo convocado por vecines del barrio Canal V de la capital neuquina motivó que la Jueza Ana Malvido de marcha atrás con la liberación de un hombre y su pareja por abusos reiterados a menores.

 

La organización aparentemente espontanea de vecinas/os que se convocan en reclamo de justicia son la expresión de una lucha histórica del feminismo que logro poner en agenda que nuestras vidas valen más que la deuda externa y las ganancias de los Vicentin, los Rocca, y demás empresarios podereosos.

Así como el tamiz marxista contribuye a esclarecer que la pandemia y la crisis no afecta a todas las clases por igual, el feminismo revolucionario y popular nos ha mostrado que el machismo tampoco golpea por igual a las mujeres y disidencias de todas las clases sociales, sino que ejerce toda su furia contra las mujeres y disidencias de la clase trabajadora, negra, racializada, indígena e inmigrante. El feminismo que construimos a diario, que mira el mundo con los ojos de las trabajadoras, las pobres, las negras, les disidentes, no puede responder a los llamados de #quedateencasa cuando está en peligro nuestra integridad. En este contexto de cuarentena, el feminismo anticapitalistas, antirracistas y antiimperialistas nos debe encontrar en las calles luchando por todos nuestros derechos e impulsando la más amplia unidad para conquistarlos porque en ello se nos juega la vida. Por eso marchamos el pasado 3J en Junín de los Andes, en Neuquén y en todo el país, detrás de la consigna “Nuestros derechos no están de cuarentena” y por eso gritamos ¡Al abuso machista, escrache feminista!

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