La puesta en funcionamiento del «Aislamiento Social Preventivo» paraliza el grueso de la actividad económica y la circulación de la población (con la excepción de una veintena de sectores de actividad considerados esenciales), en el marco de una medida gubernamental inédita en la historia de nuestro país, anunciada de conjunto por el presidente Alberto Fernández y gobernadores/as oficialistas y de la oposición.

La gravedad extrema de la crisis sanitaria en curso junto con la debilidad de los sistemas sanitarios públicos y de la privatización de los mismos, imponen el aislamiento social como respuesta fundamental de defensa de la salud. La salida es colectiva y no exclusivamente de «responsabilidad individual» como muchos funcionarios y medios de comunicación nos quieren vender falsamente. Por esta razón, desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs, al mismo tiempo que exigimos al Estado las medidas sociales y económicas necesarias para que millones puedan hacer frente a esta emergencia, sin morir de hambre o expuestos al virus en la calle por falta de vivienda, llamamos al conjunto de la sociedad a cumplir con un criterio solidario las prácticas del distanciamiento social, todo lo que resulte necesario para hacer frente a la curva de propagación del Coronavirus – COVID 19, que luego de su explosión en China viene haciendo estragos en Italia, España, Francia y ya golpea en los propios Estados Unidos que puede avanzar en breve hacia un cuadro «a la italiana».

Desde nuestro punto de vista, en las condiciones actuales no hay margen para prescindir de esta primitiva medida defensiva que en su sola adopción deja al desnudo el abandono sostenido de los Estados capitalistas de los sistemas sanitarios públicos y el desprecio total por la salud de las mayorías populares. La lógica del capital, sostenida en una carrera desesperada por la obtención de ganancias para unos pocos, privatizó gran parte del sistema sanitario argumentando ideas de “eficacia” cuya cínica falsedad hoy nos sacude frente a una pandemia que se lleva la vida de miles de personas. En pleno siglo XXI, con el desarrollo tecnológico existente, los métodos preventivos y de mitigación de esta pandemia y múltiples enfermedades (que tienen su origen en la pobreza y la desigualdad social), podrían ser muchísimo más eficaces y menos drásticos socialmente a nivel global, con el solo requisito de que el conocimiento científico y los recursos necesarios se pongan al servicio del bienestar común y no de los negocios multimillonarios de las corporaciones de la industria farmacéutica.

No legitimemos el confinamiento uniformado

En Argentina, el Decreto 297/2020 del Poder Ejecutivo de aislamiento social otorga un protagonismo fundamental a las fuerzas de seguridad policiales, Prefectura y Gendarmería, de control en el despliegue territorial; en tanto, reserva por el momento a las Fuerzas Armadas una dimensión operacional de orden estratégica y funciones logísticas a gran escala para el combate de la pandemia (producción masiva de alcohol en gel y barbijos, hospitales de campaña, transporte y distribución de alimentos, etc.).

Justificada en la emergencia sanitaria ante la pandemia, la suspensión de libertades democráticas e individuales no registra antecedentes desde el fin de la dictadura militar y unas 3400 detenciones por violación de la cuarentena se dieron hasta el momento en todo el país. Sin duda, la intensidad del control estatal de los movimientos de la población irá recrudeciendo con el correr de los días, cuando la carga psicológica del confinamiento empiece a dar muestras de fatiga. Más aún, cuando en las proximidades del 31 de marzo, el Poder Ejecutivo deba anunciar la extensión de la cuarentena a la espera del pico de contagio del virus, que se prevé para mediados de abril.

A modo de preparación del escenario, la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, adelantó que el gobierno nacional no descarta aplicar un «estado de sitio» en caso de ser necesario. Y la patética y peligrosa arenga del ministro de seguridad bonaerense, Sergio Berni, a efectivos de la híper-corrupta Bonaerense apunta también a favorecer un clima bélico donde la batalla contra el virus deviene en una suerte de guerra social y para ello «nada mejor» que el uniforme y las botas.

Ante este cuadro, desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs llamamos a redoblar los esfuerzos solidarios y la conciencia colectiva de las y los de abajo, para que nuestro pueblo siga el ejemplo de las trabajadoras y trabajadores de la salud que hoy actúan en la primera línea de lucha contra el COVID-19 (pese a la precarización y los bajos salarios), aplicando con la mayor conciencia y disciplina los métodos y recaudos del distanciamiento social, con el fin de dejar sin pretextos a las salidas crecientemente represivas reclamadas por muchos, cercenatorias de libertades democráticas elementales dolorosamente conquistadas como pueblo.

A través de la solidaridad y la autoorganización popular no tenemos que dejar margen simbólico ni político para que las Fuerzas de Seguridad y Armadas puedan ejecutar con consenso social su rol de control y represión. En este sentido, no puede perderse de vista que entre el terror que provoca la pandemia y las necesidades de la población en la emergencia, las FFAA tienen ante sí una oportunidad excepcional de relegitimarse institucionalmente y por esta vía «dar la vuelta de página» frente a la sociedad, luego de su actuación criminal durante la última dictadura.

Argentina: políticas y medidas generales para enfrentar al COVID – 19

En términos sanitarios, junto con el distanciamiento social preventivo resulta fundamental que el gobierno pueda disponer mecanismos y mayores recursos para la detección masiva de posibles personas contagiadas mediante los testeos de diagnóstico, como se aplicó con buenos resultados en Corea del Sur, como ejemplo paradigmático. La masificación de este método permite elaborar con mayor precisión el mapa del contagio de la pandemia, su alcance y disponer medidas más focalizadas (incluidas cuarentenas dirigidas a determinadas poblaciones).

La disposición de partidas presupuestarias extraordinarias para salud y aumentos de salarios inmediatos para los trabajadores y trabajadoras del sistema de salud de mayor exposición al contagio son medidas también de urgente implementación en el transcurso de la emergencia. Del mismo modo, la apertura de todas las plazas hoteleras y la disposición de todos los recursos del sistema de salud en todas sus esferas (pública, privada y obras sociales) al servicio de la lucha contra el COVID – 19, resultan medidas impostergables, que deben ser coordinadas bajo el mando de las autoridades sanitarias y comités de profesionales, personas expertas y trabajadoras y trabajadores de la salud.

Junto a ellas, en el plano social debe resolverse la situación de las miles y miles de personas que viven en la calle y no tienen una casa para quedarse; la asistencia masiva a millones de cuentapropistas, trabajadores y trabajadoras independientes y/o monotributistas (que en un buena parte de los casos ocultan relaciones de dependencia ultra-precarizadas) que dependen de la prestación diaria de servicios y de las familias enteras que carecen de ingresos formales y sobreviven el día a día con changas o ventas de productos para la supervivencia.

Así como la pandemia pone en evidencia la desigualdad social de un sistema de clases, del mismo modo refuerza las diferencias de género de una sociedad patriarcal. Los múltiples problemas a los que nos enfrenábamos las mujeres y disidencias antes de la pandemia, ahora se profundizan. El cuidado de la infancia y de adultos mayores, así como todos los trabajos reproductivos en los hogares, fundamentales para mantener la higiene necesaria, recaen sobre nosotras. Las mujeres que viven situaciones de violencia machista dentro de sus casas hoy están confinadas a vivir un infierno. Las travas en su gran mayoría son parte de ese mundo laboral precarizado que no sabe cómo sobrevivirá y si será posible comprar comida al día siguiente. Determinados rubros laborales, como la enfermería, son feminizados por ser considerados extensión de las tareas de cuidados que se “naturalizan”, y simultáneamente se desarrollan en condiciones precarias, con bajos salarios. Para ello, es preciso adoptar medidas específicas, con aportes económicos particulares dirigidos a las mujeres y disidencias con familia a cargo. El Estado argentino, debe cortar con todo tipo de subsidios para la iglesia obteniendo de allí los recursos necesarios para solventar las necesidades de las mujeres y disidencias precarizadas.

La ampliación de la ayuda social para toda la población que resulte severamente afectada por las medidas de aislamiento, que golpearán durísimamente la actividad económica en Argentina y el mundo, exigirá sin duda cuantiosos recursos que el gobierno nacional puede y debe obtener en lo inmediato de la aplicación de impuestos extraordinarios al gran capital y de la suspensión inmediata de los pagos de la deuda externa ilegítima y fraudulenta (ver artículo Deuda externa: la renegociación en inminente cuarentena y un default que se asoma).

De la lucha contra la pandemia a la batalla contra el sistema capitalista y patriarcal

La humanidad enfrenta una crisis de una inédita magnitud, de escala global, que sin duda marcará un punto de inflexión de una profundidad difícil de ponderar en la actualidad. Como nunca antes desde la Segunda Guerra Mundial y – luego del desplome de los «socialismos reales»-, la propagación del Coronavirus-COVID 19 expone la caducidad histórica del sistema capitalista en escala planetaria y nuestro país es apenas un pequeñísimo eslabón de esa cadena.

Sin embargo, en su fabulosa capacidad de regeneración, el sistema capitalista y el imperialismo apuntarán a refuncionalizar esta tragedia como un mecanismo de reproducción a través de la eliminación masiva de población relativamente sobrante a escala global (mayormente ancianas y ancianos «improductivos»). Allí donde los pueblos sufriremos todo tipo de pérdidas y dolor, el sistema capitalista-patriarcal tratará de forjar una posibilidad para el relanzamiento de un nuevo ciclo de acumulación y crecimiento económico que ofrezca finalmente salida a una crisis sistémica que no para de agravarse.

Por esta razón, desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs apostamos a que la lucha de nuestros pueblos para enfrentar esta terrible pandemia, que amenaza con ocasionar millones de muertes en todo el mundo, se constituya en una experiencia y escuela de aprendizaje para avanzar hacia el cuestionamiento de conjunto del sistema capitalista, como forma de organización de la sociedad.

Ejemplo luminoso de Cuba revolucionaria, a través de la solidaridad concreta enviando contingentes de médicos y médicas a los países afectados, recibiendo un crucero con personas infectadas que otros gobiernos rechazaron, que se ofrece al mundo en el marco de su permanente bloqueo, y que se contrapone a la voracidad y el brutal oscurantismo de las potencias imperialistas, lo que nos demuestra que el intento de una sociedad alternativa sigue siendo un desafío posible y vigente. Con la pandemia del Coronavirus – COVID 19 la disyuntiva socialismo o barbarie capitalista y patriarcal adquiere una nueva y urgente actualidad, en la que se juega el presente y futuro de la humanidad toda.

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