El incremento segmentado en las jubilaciones y pensiones impacta negativamente sobre más de 2 millones de casos, que recibirán un aumento por debajo de la ya escasa “movilidad” heredada del macrismo. En el resto, implica una recomposición insignificante. Cualquier jubilado con ingresos superiores a $16.195 percibirá una suma inferior a la que iba a recibir antes de la medida decretada por Alberto Fernández. El anuncio, enmarcado en la austeridad fiscal que el FMI exige, apela a una retórica de “solidaridad” con las y los jubilados de menos ingresos. Sin embargo, se trata de una derivación compulsiva de fondos dentro de la propia clase asalariada pasiva. Un aumento que ni resuelve las penurias de quienes cobran la jubilación mínima, ni aplica un criterio de justicia social con el resto… pero sí implica una reducción del gasto total del ANSES. Un nuevo ajuste; esta vez, con discurso progresista.
Eso que llaman “solidaridad” es ajuste no declarado
Suspendida la resistida fórmula de movilidad jubilatoria del macrismo, el gobierno de Alberto Fernández (AF) decretó un nuevo esquema para actualizar los haberes de jubilados y pensionados. El aumento, pautado para el trimestre que comprende marzo-abril-mayo, será de un 2,3% más una suma fija de $1500. Esto impacta de manera distorsiva en la escala, implicando un aumento del 13% para el primer peldaño, mayoritario, pero achicándose progresivamente para el resto. La línea de corte se ubica en los $ 16.195. Recordemos que la canasta básica para un jubilado o jubilada se ubica en un monto que duplica ampliamente esa cifra: $38.000. Vale decir que lejos de tratarse de un corte entre ingresos “altos” y “bajos”, se trata de una supuesta “redistribución” entre ingresos que están muy por debajo de las necesidades de las y los adultos mayores. La pirámide previsional se conforma con unos 4.800.000 jubilados y pensionados (incluyendo las pensiones no contributivas y las Pensiones Universales al Adulto Mayor) que quedan por debajo de la línea de corte y reciben un mayor incremento. Por encima de ese valor, se ubican 2.700.000 jubilaciones y pensiones, que recibirán menos (Ver Ismael Bermúdez en Clarín; 16/02/2020). Según los cálculos de diversos economistas, el ahorro fiscal de la medida oscila entre los $2.800 y 5.100 millones al mes en la masa total de jubilaciones y pensiones. Lejos de la “solidaridad” o de dar “más para los que menos tienen”, la aplicación de este aumento segmentado implica un reparto de la escasez. El dinero para acrecentar las jubilaciones mínimas no debe extraerse de los ingresos de otros asalariados pasivos, y menos considerar “privilegiados” a jubiladas o jubilados que ganan 20.000, 30.000 o 40.000 pesos. El achicamiento de la masa monetaria total destinada a las jubilaciones, desmiente las buenas intenciones que la prensa oficialista se esfuerza en repetir.
Mucho de reducción, poco de recomposición
Las jubilaciones vienen de perder 20 puntos en promedio durante la era Macri. Las revueltas populares de fines de 2017 implicaron un pico en la movilización callejera, y un límite a los intentos de avanzada del gobierno de los CEOs. En aquella ocasión, los cambios aplicados por el macrismo en el cálculo para actualizar los ingresos del sector pasivo le significaron entre $100.000 y 120.000 millones de recorte en 2018. La actual medida asumida por AF, lejos de recuperar esa pérdida, se inscribe en un nuevo capítulo de las políticas sugeridas por el FMI. Los y las jubilados que cobran la mínima -según la propaganda oficialista, los “beneficiados” por este esquema diferenciado- reciben un aumento de $1.824 (la jubilación mínima pasa de $14.098 a $15.892), unos $197 más que con la fórmula previa. Pero, lejos de las necesidades del sector pasivo, se trata de un aumento que coloca solamente $60 diarios en el bolsillo de esa franja de jubiladas y jubilados. Siguiendo con la aplicación de este esquema, una jubilación de $20.000, recibe un aumento de $1.960; unos $352 menos que con la fórmula previa. Y una de $30.000 (aún bastante por debajo de la canasta básica) recibe un incremento de $2.190: unos $1.278 menos que lo previsto con anterioridad. Mientras se “recuperan” haberes para los dos tercios más postergados de la pirámide, se perjudica al tercio restante. Cabe aclarar que la recuperación para la jubilación mínima es insignificante, mientras el impacto en el resto de la escala no pasa inadvertido.
Negociaciones con el FMI y default con los jubilados y jubiladas
Mientras banqueros, sojeros, mineras y dueños de empresas de servicios mantienen intactas sus fortunas, que provienen de la explotación de trabajadores y trabajadoras combinada con la especulación financiera, el gobierno aplica una política fiscal enmarcada en los lineamientos del FMI. A la par que se envía un proyecto al Congreso para empezar a discutir los llamados “regímenes especiales” previsionales, se hace la vista gorda sobre las ganancias extraordinarias de los grandes empresarios y se convalida la estafa de un nuevo ciclo de endeudamiento externo que el gobierno de AF se apresta a pagar.
Desde Venceremos-Partido de Trabajadorxs, señalamos que no habrá destino posible para nuestros jubilados y jubiladas, ni para la clase trabajadora en su conjunto, mientras la prioridad de los gobiernos sea el pago de una deuda externa usuraria y odiosa; mientras no se apliquen impuestos significativos a los dueños del país. De allí deben salir los fondos para elevar las jubilaciones hasta sacar a la tercera edad de la pobreza y la miseria, y no del recorte a otros haberes.
¡La deuda es con los pueblos y no con el FMI!
¡No al pago de la deuda externa!
¡Aumento de emergencia para todos los haberes jubilatorios hasta cubrir la canasta básica!