Desde que la dictadura de Pinochet creara las condiciones de represión necesarias, el capitalismo neoliberal impera en Chile. La transición democrática comandada por la Concertación de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista junto a otros partidos no sólo mantuvo la impunidad de la larga dictadura pinochetista, sino que reforzó las transformaciones que el régimen de terror impuso contra la clase trabajadora y el pueblo en general.
La flexibilización y la precariedad laboral, la híper fragmentación sindical, la privatización del sistema de pensiones, de la educación y de la salud, la desnacionalización del cobre, se profundizaron con la oleada de privatizaciones que se produjo en todo el continente a partir de los ’90. Este “modelo” de “país ejemplar” para los organismos internacionales y los explotadores del mundo demanda de altos niveles de represión contra quienes se organizan. Así se verifica cada 11 de septiembre, en la represión contra el movimiento estudiantil, el movimiento feminista, contra os/as trabajadores/A, contra las comunidades del Wallmapu.
El metro (subte) de Santiago era una empresa estatal pero fue privatizada. Desde su inauguración en 2007, el pasaje de la “Red Metropolitana de Movilidad” ha pasado de costar el equivalente en pesos chilenos de 0,59 dólares a 1,17 dólares tras el último aumento. En pesos argentinos equivale a $70 por viaje. En un país en el que el 70 por ciento de la población gana menos de 770 dólares al mes, el aumento tiene un impacto fuerte sobre las ya precarias condiciones de vida, haciendo que entre el 15 y el 18% del salario se vaya en traslado. Para lxs estudiantes, la medida refuerza el carácter excluyente de un sistema educativo privatizado y mercantilizado a niveles extremos. Para garantizar la aplicación de la medida, se ha reforzado la presencia de Carabineros en las estaciones.
La medida catalizó un fuerte descontento con unas condiciones de vida y trabajo que contrastan con la opulencia de los empresarios que tienen el comando de la economía y que con Piñera también están al frente del gobierno. La respuesta popular fue la desobediencia masiva expresada en la evasión, en el sabotaje a los molinetes, en el freno de las formaciones, y hasta el incendio de varias estaciones. La represión, que ha incluido el lanzamiento de gases lacrimógenos en el subterráneo, heridxs y detendixs, ha avivado el descontento y se han visto movilizaciones enormes.
Frente a ello, el presidente Piñera declaró el estado de emergencia y sacó al ejército a las calles. A pesar de ello, y contra ello, se prepara una jornada de protesta nacional para el próximo lunes con las exigencias de retrotraer el aumento y poner fin al estado de emergencia.
La lucha va más allá de la necesaria marcha atrás de la suba del boleto. Como ocurrió en Ecuador y ocurre en Haití, la situación en Chile desnuda el significado de una democracia que recorta derechos y empuja a la pobreza a las mayorías populares mientras engrosa los privilegios y bolsillos de los grandes empresarios. Muestra, una vez más, que la represión es consustancial a ese orden. Pero sobre todo, la protesta en Chile da cuenta de que nuestros problemas y desafíos principales son los mismos y que los pueblos de Nuestra América contamos con importantes reservas de resistencia que se expresan en las calles, desde abajo y a la izquierda.
Difundimos la declaración de la organización hermana «Convergencia 2 de Abril»:
¡Avanzar a la Huelga General y Protesta Nacional para frenar el alza del pasaje al transporte público!
El pueblo dijo: ¡Basta! El alza sostenida al transporte público en los últimos meses fue la gota que rebalsó el vaso que culminó con una jornada de protesta y movilización popular en Santiago que desbordó la gobernabilidad cotidiana de la ciudad, obligando al Gobierno de Sebastián Piñera a decretar un estado de excepción de emergencia debido a la conmoción interior generada por las protestas populares.
El sistema de transporte es expresión de lo que ocurre en nuestro país: un sistema subsidiado por el Estado y por los pasajeros para mantener las ganancias de los empresarios del transporte. En Santiago el Sistema de Transantiago – denominado recientemente como RED – tiene que ser subsidiado incluso por el metro, cuyo pasaje no debiese ser superior a los $460 como ha señalado la Federación de Trabajadores del Metro.
Este sistema de privatización también ocurre en las pensiones, en la salud, en la educación y en la vivienda. Las fisuras del sistema están abiertas y es necesario seguir profundizándolas desde el movimiento popular, levantando una plataforma de lucha contra la precarización de la vida, que es lo que se ha ido configurando a partir de las movilizaciones del 2006.
En la coyuntura actual, debemos ser capaces de impulsar una movilización permanente que logre frenar el alza del pasaje al transporte público y posicione un programa de estatización del transporte público a nivel nacional, con participación y control por parte de sus trabajadores/as, pues es el único sistema que permita rebajar la tarifa del transporte. Mientras el transporte siga en manos de empresarios, se privilegiarán sus ganancias por sobre tarifas justas para los usuarios.
El estado de emergencia declarado por Sebastián Piñera destaca la magnitud de la movilización generada este viernes 19 de octubre, lo cual genera un nuevo escenario. Los militares en las calles de Santiago reforzarán la presencia de miles de Carabineros y los niveles de represión serán absolutamente mayores. La prohibición del ejercicio de derechos como a la libre movilización y tránsito a través del toque de queda es un elemento que debemos considerar en el desarrollo de las movilizaciones, debiendo estar dispuestos a insistir en la violencia política de masas a pesar de ello. Esta incapacidad de Sebastián Piñera como Presidente y de Andrés Chadwick como Ministro del Interior amerita su renuncia.
En este escenario, impulsamos una Huelga General y Jornada de Protesta Nacional para el día lunes 21 de octubre. Debemos ser capaces de paralizar la ciudad de Santiago y movilizarnos en todas las ciudades del país, pues el alza del pasaje y la precarización de la vida no sólo es propio de la capital, sino que es un problema a nivel nacional. Las organizaciones sindicales deben llamar a la huelga, los estudiantes deben tomarse sus Universidades y Liceos, y las organizaciones territoriales deben tomarse los espacios públicos. Cortes de ruta por la mañana y acciones durante todo el día.
Para profundizar la movilización debemos articularnos entre distintas organizaciones políticas y sociales, y desde ahí impulsar un Plan de Lucha para los próximos días después de una evaluación de la jornada del lunes.
Es momento de tener un triunfo para la clase trabajadora a través de la movilización popular, acumulando fuerza social que nos permita seguir avanzando para lograr una vida digna.
Exigimos:
- Revertir el alza del pasaje del transporte público, fin al panel de expertos y tarifa no superior a $500.
- Fin al Estado de Emergencia, y renuncia de Andrés Chadwick y Sebastián Piñera.
- Estatización del transporte público, por un Sistema Único Nacional de Transporte.
¡Contra la precarización de la vida!
¡Renuncia de Chadwick y Piñera por su incapacidad política!
¡A rebajar la tarifa y estatizar el transporte público nacional!
19 de octubre de 2019, Convergencia 2 de Abril