Hasta la fecha se cuentan 73 heridos, 570 detenidos y un muerto, según cifras oficiales. El gobierno decretó el “toque de queda” una vez que la Asamblea Nacional fue ocupada por miles de manifestantes organizados/as en los movimientos indígenas.
Mientras tanto, el correísmo se expresa a favor del adelantamiento de las elecciones. Una respuesta que a esta altura queda corta para el tamaño de los reclamos y el calor de la lucha obrera, estudiantil, originaria y popular. «La pulseada es difícil pero no hay otra alternativa que seguir empujando para intentar que Moreno caiga”, subrayó un dirigente obrero en Cuenca. A su vez, los líderes indígenas de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), despegándose de Correa, no dudaron en señalar que «Nuestra lucha es por la salida del FMI del Ecuador». No se trata esta pelea de un simple recambio de figuritas. Los/as de abajo han aprendido que un par de años de democracia burguesa no se resuelve sus problemas más agudos. La institucionalidad se resquebraja al calor de las movilizaciones y el pueblo condiciona cualquier alternativa porque es en las calles donde está demostrando los límites políticos de un gobierno que no supo decirle que no al imperialismo y que apretó tanto la soga que ahora se le ha ido de las manos. El pueblo movilizado puede, y está logrando, forzar una renuncia y también dejar un claro mensaje para los futuros candidatos a restaurar el orden del sistema.
Son cientos de kilómetros de selva y campo, hasta la capital. El pueblo viene marchando de frente –“viene de pecho” como diría Roque Dalton- porque el hambre ya era mucha y ya era mucho el suplicio de la vida. Poco parecida a la vida, esta forma de estar sobre la tierra. Ellos/as, que conocen la tierra mejor que nadie, ellos/as campesinos/as, ellos/as indígenas, ellos/as obreros/as, ellos/as estudiantes, ellos/as pueblo marchan con el mandato de la tierra y de la dignidad hacia la capital. Portan sus palos y lanzas, su cuero curtido, charangos. Banderas de todos colores flamean en las rutas. Las rutas se empezaron a cortar hace días y el paro general sigue paralizando el país. El pueblo heroico de Ecuador pone con sus cuerpos en la calle, con sus pancartas, con su lucha callejera, con su acción directa en jaque a todo un entramado político. Sin dudas un avance en la lucha de clases de Nuestra América, un ejemplo de rebeldía que debe inspirar a cada pueblo. Es en la calle y es por izquierda.