Por Carlos «Vasco» Orzaocoa
Para muchos compañeros/as de la izquierda argentina el Che es heroico y valeroso y su vida nos sirve para elevar la moral, para rescatar su ejemplo ético, desapegado e incorruptible. Pero para estos mismos compañeros/as es un Quijote latinoamericano contra los molinos de viento que despreció la realidad. A la hora de trazar su estrategia para apreciar lo posible el Che desvarió y por lo tanto tiene poco para enseñarnos.
Y es que el Che rompe con todo lo imposible. Es un potente grito que proclama: «hagamos lo imposible».
En estos tiempos en que lo posible se reduce más y más hasta la inmovilidad, el Che es un detonador de límites. Era imposible que un asmático profundo recorriera en dos viajes toda América Latina sin dinero y en una moto. Pero lo hizo en compañía de un amigo. Era imposible que con 12 guerrilleros en Sierra Maestra lograra derrotar al tirano Batista y sus apoyos norteamericanos. El Che lo hizo con Fidel, la 26 de Julio y el pueblo cubano.
En estos tiempos de optar (o votar) por el mal menor, del análisis pragmático, de cuál es la etapa para no salirse de ella, con sólo la ambición de que la situación no empeore. En este panorama, el Che es un perfecto “desubicado” que nos habla de otra política, de otra economía, de otra sociedad, de un “hombre nuevo”. (De un hombre y una mujer nuevos, decimos nosotros/as).
Y el Che sigue con lo imposible. Después de Cuba se lanza con la Tricontinental al combate por la emancipación de América Latina, Africa y Asia. Es la confirmación de que lo posible se puede ampliar hasta llegar a lo imposible. Depende de lograr conciencia, que se convierta en fuerza material organizada para un pueblo en marcha.
Y por supuesto que la derrota es posible. Nuestras cicatrices son más de una. Por eso cuando decimos “Hasta la victoria siempre” pensamos en las derrotas que fueron y que vendrán pero que también es posible la victoria.
Su humanismo
El humanismo del Che se gesta en su andar de joven viajero por América Latina, que madura para ser gestor de un proyecto de emancipación humana: “Empecé a viajar por América y la conocí entera. Y por las condiciones en que viajé, empecé a entrar en estrecho contacto con la miseria, con el hambre, con las enfermedades, con la incapacidad de curar a un hijo por la falta de medios, con el embrutecimiento que provocan el hambre y el castigo continuos…” Lo ayudó en su apuesta el tener una curiosidad inagotable que lo hizo lector apasionado. Frecuentó la filosofía, la historia, la economía, la literatura. Los viajes y la lectura le dan un conocimiento de la América profunda, de su cultura y sus gentes ancestrales. Y así fue cambiando su propia persona. Cuando regresa de su primer viaje va a decir: “Yo ya no soy el mismo”. Y es que en esos viajes supo frecuentar diálogos muy alturados de filosofía y política, como en Lima cuando se encuentra con el Dr. Hugo Pesce que le hace conocer y admirar a Mariátegui y también conmoverse hasta las lágrimas cuando en la travesía se encuentra con una madre que le implora por un plato de sopa para su hijo.
En estos viajes se va gestando el tránsito de ese humanismo individual, de médico que quiere aliviar el sufrimiento del enfermo, de ese humanismo generoso de la solidaridad pero individual a otro humanismo que recoge lo anterior pero busca la transformación social. Es el médico que se ha ch chocado la injusticia. Y encuentra en el marxismo la guía teórica para los nuevos desafíos. Y su indirecto encuentro con Mariátegui lo orientan al marxismo latinoamericano.
En Guatemala, durante el segundo viaje, vive la invasión de marines yanquis contra el gobierno progresista de Arbenz. El Che deja de ser agudo observador y resiste con las armas la invasión. Y este involucramiento ya es definitivo. En México después de una larga charla con Fidel queda como médico de la expedición a Cuba. Ernesto, que ya es el Che, ha asumido un humanismo de dimensión social en el que el ser humano es un sujeto social, cultural y comunitario. En sus cuadernos la letra del Che ya no escribe yo, la ha reemplazado por nosotros. Y este decurso no deshumaniza al Che, sigue siendo el mismo curioso y romántico que siente que “el Amor es el sentimiento más importante de un revolucionario”. Y cuando le preguntan sobre el rumbo económico responde: “el socialismo sin moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación”. Y es que su objetivo mayor es aportar a la construcción de una mujer y un hombre nuevos.
Su legado teórico
Fue un agudo crítico que detectó con claridad la tremenda deformación del marxismo que hacían esos “manuales de marxismo-leninismo” publicados por la Academia de la URSS. Esos “ladrillos soviéticos”, como los llamaba, venían a reemplazar a “El Capital”. Junto a Gramsci fue profundo crítico de esa visión tan mecanicista y positivista de las etapas obligatorias que hacían incomprensible la misma revolución cubana. Además, el Che había aprendido de Mariátegui que nuestros alumbramientos nunca serían “calco y copia”, que serían “creación heroica” y así descartar esos engendros eurocentristas que para nada entendían nuestras realidades de capitalismos dependientes.
El Che fue contundente cuando afirmó que no se puede construir el socialismo “con las armas melladas que nos legó el capitalismo”. Los tiempos posteriores, desde la implosión de la URSS y el actual engendro Chino confirman al Che. Fue crítico de la política internacional de la coexistencia pacífica de la URSS que hacía inviable la revolución socialista en África, en Bolivia, en Chile, en Nicaragua y que fue desafiada abiertamente por el Che después de dejar todos sus cargos y representaciones en el Estado Cubano. Lo hacía así porque comprendía que el Estado Cubano necesitaba imperiosamente la ayuda y el apoyo de la URSS. También escribe premonitoriamente “los cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica (NEP) han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esa etapa….y se está regresando al capitalismo”.
En su “Mensaje a los Pueblos del Mundo a través de la Tricontinental” el Che nos hace un aporte fundamental: “En nuestra América las llamadas ‘burguesías nacionales’ carecen por completo de toda capacidad para oponerse al Imperialismo” y por el contrario son “furgón de cola”. Por eso “hay que hablar de ‘burguesías autóctonas’, totalmente entrelazadas en sus intereses con los monopolios capitalistas”. Hoy esos monopolios no son solamente europeos y norteamericanos, también son chinos, coreanos, japoneses etc. Por eso el Che es concluyente: “No hay más cambios que hacer; o revolución Socialista o caricatura de Revolución”. En nuestra América después de la Revolución Cubana no tuvimos otra de signo socialista. En los procesos avanzados se han construido fuerzas sociales que se enfrentan a la derecha y al imperialismo en una verdadera batalla de ideas y de proyectos.
Hoy el Che es más guía que nunca
En un 8 de octubre el Che fue asesinado por la CIA norteamericana y su cuerpo desaparecido. Querían que se borrara de la memoria la coherencia del Che entre el decir y el hacer, entre la teoría y la práctica. Querían que nadie se acordara de él. Lo mismo y con la misma intención hicieron con nuestros/as 30.000. Fracasaron. Los derrotamos. Hoy el Che y nuestros/as 30.000 son bandera de lucha en el mundo entero.