El pasado año el proyecto de reforma laboral no prosperó en tanto distintos sectores de la política argentina alzaron su voz contra su contenido. Sobre todo tuvo especial trascendencia la posición de los legisladores que pertenecen a la CGT, los cuales dejaron asentada su negativa a avanzar sobre ciertos terrenos que el proyecto planteaba. Ahora Cambiemos vuelve a la carga realizando un nuevo intento de reforma pero con algunas modificaciones, siempre con el fin de traccionar a la CGT. Sin embargo lo que sí se mantiene es el carácter enormemente regresivo de la reforma, como así también las falacias que sostiene el macrismo respecto a que la misma aportará a la creación de nuevo empleo registrado.
El contenido de la reforma laboral y su supuesto “blanqueo”.
Como ha sucedido en el pasado año, el proyecto de reforma laboral ha ingresado en el senado para ser tratado, pero pocos medios se han hecho eco de qué puntos pretende modificar esta nueva ley. Se mantiene, y no es casualidad, el hermetismo respecto al contenido del proyecto, buscando resguardar al máximo la figura del presidente y la imagen de su espacio político este año electoral. Es por esto que en primer lugar nos interesa remarcar los principales puntos que esta reforma modificaría.
a-En primer lugar Cambiemos quiere perdonarle a los/as empleadores/as las deudas que tengan por aportes y contribuciones (aportes al sistema previsional de jubilaciones, Pami, Asignaciones familiares, etc.) por tener a trabajadores y trabajadoras en negro o mal registrados/as, si deciden registrarlos/as o “ponerlos/as en blanco” dentro de un año desde la sanción de la reforma, o dentro de treinta días para el caso en que el/la trabajador/a los/as haya intimado.
Asimismo, si se acogen a este régimen dentro del plazo de un año de sancionada la ley, los/as empleadores/as estarán exentos/as de abonar las correspondientes contribuciones patronales, que van dirigidas al sistema previsional argentino, durante el término de dos años.
b-Si el/la empleador/a decide acogerse a dicho régimen, al/a trabajador/a se le reconocerán hasta cinco años de aportes jubilatorios en el tiempo que no estuvo registrado/a. Pero aquí se esconden dos trampas. La primera es que los aportes se computarán según el Salario Mínimo Vital y Móvil. Es decir que si uno/a cobraba más que dicho salario mínimo, se le computarán entonces aportes menores a los que le hubiesen correspondido. Y la segunda es que si uno/a estuvo mal registrado/a o en negro durante más de cinco años, por ejemplo ocho, solo se computarán aportes por cinco, desconociendo esos otros tres años que uno/a efectivamente trabajó.
c-En otro orden de cosas, si el/la empleador/a decide optar por este régimen, y “blanquear” al/a trabajador/a, este/a tendrá prohibido ir a la justicia del trabajo a reclamar por la reparación por estar años mal registrado/a o no registrado/a en años pasados. Es decir, nunca se reparará ese daño.
d-Más aún, en la reforma se reducen sensiblemente las indemnizaciones por empleo no registrado o mal registrado. Hoy en día estas indemnizaciones junto a las que reparan el despido sin causa (indemnización por antigüedad), le agregan un monto dinerario más al/a trabajador/a que estuvo en negro o mal registrado/a (mal registrada la fecha de ingreso o el salario que realmente percibe). Esto hacía que las indemnizaciones sean más grandes y justas para quien tuvo que sufrir años de estar “en negro”. Esto sucede porque el proyecto plantea que el cálculo de estas indemnizaciones se realizará sobre el Salario Mínimo, Vital y Móvil y no sobre el salario que el/la trabajador/a percibía.
El fomento no es al trabajo en blanco, sino al trabajo en negro.
Entonces, habiendo desandado un poco el contenido del proyecto que impulsa Cambiemos, podemos sortear de alguna manera la desinformación que impulsan los medios masivos respecto a cuál es el verdadero fondo de la reforma que buscarán aprobar en el congreso.
Ahora bien, lo que nos queda, cosa no menor, es desmenuzar el discurso del macrismo en cuanto a la reforma, sobre todo respecto a su planteo de que la misma vendría, según sus dichos, a reducir el trabajo en negro o mal registrado, y a elevar los índices de trabajo registrado. Este sería el supuesto objetivo final del macrismo con la reforma.
En primer lugar debemos irnos al antecedente más cercano en nuestro país respecto a intentos gubernamentales de reducir el empleo no registrado mediante una ley sancionada por el congreso. La más cercana y aún en vigencia es la Ley 24.013 (debemos aclarar que las indemnizaciones por empleo no registrado que serían reducidas por la reforma están contenidas en esta ley). Esta fue sancionada por el menemismo en nuestro país, y con la misma se tenía la intención (falsa por cierto) de eliminar o reducir el trabajo en negro en la Argentina. La conclusión que hoy en día podemos sacar de la sanción de dicha ley es que de ninguna manera aportó a reducir el empleo no registrado. Más sin embargo la misma en la actualidad contiene sanciones para el/la empleador/a que no se acogía al blanqueo que la ley disponía, que son las propias multas indemnizatorias que esta nueva ley viene a borrar (punto d de la primer parte de esta nota).
Y este es el primer punto flojo del argumento del gobierno: el nuevo proyecto de reforma no contiene ninguna sanción para el/la empleador/a que decidiese no acogerse al blanqueo de trabajadores/as explicado en el punto a de la primer parte de esta nota. Es decir si los/as empleadores/as no blanquean a sus trabajadores/as, el proyecto no dice qué consecuencias traería esto al/a empleador/a, ya que no impone sanción alguna. Pero más aún, no solo no impone sanción alguna, sino que reduce considerablemente las sanciones que imponía la Ley 24.013 (punto d de la primera parte).
En segundo lugar, la ley no solo no fomenta la registración de trabajadores/as por parte de los/as empresarios/as, sino que absolutamente todo lo contrario, este proyecto de reforma viene a hacer “más baratos” los costos de tener trabajadores/as no registrados/as o mal registrados/as (fecha de ingreso y salario realmente percibido).
Acá es donde se desarma completamente el discurso de Cambiemos en cuanto al objetivo de la reforma. Hoy en día si un/a trabajador/a se encuentra no registrado/a o mal registrado/a, tiene la posibilidad de intimar al/a empleador/a a que lo ponga en regla. Esto, como sabemos, siempre termina en el despido de/la trabajador/a ya que los/as empleadores/as prácticamente nunca responden de manera positiva a una intimación de esas características.
Entonces ante la correcta intimación el/la trabajador/a ahora despedido por intimar, sabe que podrá reclamar en la justicia la indemnización por antigüedad por el despido, pero así también un conjunto de multas (las de la ley 24.013) que engrosarán de manera importante la indemnización final obtenida en un juicio. Es decir, al momento de intimar el/la trabajador/a puede sopesar entre continuar en el trabajo no estando registrado, o ir en búsqueda de una indemnización interesante aunque la misma se consiga en un lapso de tiempo bastante largo.
Hoy en día la reforma laboral viene a buscar destruir esa situación. Esto por cuanto al reducir considerablemente las multas por trabajo en negro de la ley 24.013, el/la trabajador/a ya no contará con el mismo estímulo para intimar al/la empleador/a buscando la regularización de la relación laboral. Es decir, el/la trabajador/a sabe que si intima se quedará sin trabajo porque será despedido (porque casi siempre sucede así), pero si se aprueba la reforma no habrá ya una indemnización interesante, que repare realmente el tiempo en negro trabajado
Entonces, dicho de manera coloquial, “¿para qué voy a intimar al/a empleador/a y quedarme sin laburo, si me van a pagar una indemnización muy pequeña dentro de 4 años con suerte?” Lo que los/as trabajadores/as terminarán decidiendo, seguramente en la mayoría de los casos, es quedarse con su trabajo ya que no hay ningún estímulo que los/as compense el quedarse sin empleo. Por tanto elegirán continuar con su trabajo. Y ese trabajo es el trabajo en negro, no registrado o mal registrado.
Ante la realidad económica que estamos viviendo, la dificultad para conseguir trabajo, y ahora ante la falta de reparación integral de los años que trabajé en negro por reducirse las multas indemnizatorias de la ley 24.013, me convendrá definitivamente quedarme con mi trabajo aunque sea en las peores condiciones.
De manera indirecta, de manera no explícita, lo que el macrismo hace es aportar a la subsistencia del trabajo no registrado o mal registrado, ya que las alternativas para el/la trabajador/a a su trabajo no registrado o mal registrado son absolutamente inciertas y decepcionantes.
Entonces, como dijimos antes, si el/la trabajador/a tiene menos herramientas (aunque no sean las mejores) a su disposición para enfrentar el trabajo en negro, y si además, y en el mismo movimiento, se reducen las sanciones existentes al/a empleador/a por el trabajo en negro, lo que realmente tenemos en frente es un plan de facilidades para abaratar el trabajo en negro, con una falsa pantalla que es el período de un año para blanquear al personal (punto A de la primer parte de la nota).
Finalmente para los/as empresarios/as el razonamiento más sencillo será el siguiente: “para qué blanquear a los/as trabajadores/as en el período de un año que me da la reforma, si no hacerlo no me trae ningún perjuicio ni sanción y además esos/as trabajadores/as ya no me van a intimar más adelante a que los “blanquee” porque no les conviene en términos monetarios y por tanto van a seguir trabajando en las condiciones que les imponga.” Todas redondas para los/as empresarios/as.
Un capítulo más en el incesante ataque contra las jubilaciones.
Además y por otro lado, las medidas del macrismo en materia laboral vienen a impulsar un enorme desfinanciamiento de la Anses generando un enorme daño a los/as trabajadores/as jubilados/as de nuestro país.
A la reforma previsional ya sancionada, que reduce sensiblemente las jubilaciones, también hay que sumarle el efecto de la reforma tributaria ya aprobada, y el de la reforma laboral que tratamos acá y que el macrismo buscará aprobar.
En primer lugar la reforma tributaria ya sancionada, entre tantos puntos, dispone que ya para el año 2022 los/as empleadores/as no deban pagar ningún tipo de contribución patronal por los sueldos de $12.000 o menos. Vale aclarar que esto abarata los costos para los/as empresarios/as por los/as trabajadores/as que para ese momento se encuentren en blanco, pero no fomenta que los/as empresarios/as registren correctamente a trabajadores/as que para ese momento se encuentren en negro, porque por todo lo comentado en el punto 2, sigue siendo más barato y sencillo tener trabajadores/as en negro que blanquearlos.
El verdadero efecto de esta medida es que los/as empresarios/as gasten menos (repetimos, sin fomentar el blanqueo de trabajadores/as por lo que para nosotros/as no habría beneficio alguno) sino el impulso de un desfinanciamiento enorme de la Anses y el subsiguiente perjuicio para los/as jubilados/as y el sistema previsional argentino. Menos contribuciones, implica más plata en los bolsillos de los/as empresarios/as, sin beneficio alguno para los/as trabajadores/as, y menos plata en la Anses.
Pero más aún, a esto se le suma el contenido del proyecto de reforma laboral. En el punto a de la primer parte de esta nota explicamos cómo a los/as empresarios/as que decidan blanquear a sus trabajadores/as se les perdonará la deuda con los organismos de la seguridad social como la Anses. Es decir que si algún/a empleador/a decide registrar correctamente a sus trabajadores/as (aunque esto sea poco probable) se le perdonará la deuda con la Anses por no haber aportado nada al tenerlos en negro. Es decir, la Anses no ve un peso por todo ese tiempo de trabajo no registrado que ha existido.
Pero ¿cuál es la pantalla que el macrismo usa para ocultar esto? Cuando el/la trabajador/a intime al/la empleador/a a regularizar su situación (que como vimos en la mayoría de los casos no se dará así), el/la empleador/a, además de abonarle una indemnización reducida al/la trabajador/a (ley 24.013) deberá también abonarle lo mismo a la Anses. Esto, siempre y cuando, el/la trabajador/a intime al/la empleador/a, con todo lo que ello conlleva y que ya contamos más arriba.
Entonces Cambiemos lo que dice es que eso aportaría al sistema previsional argentino, porque toda esa plata de las multas ahora va a ir también a la Anses y no solo a los/as trabajadores/as. Esta ilusión que busca construir el macrismo se cae al instante. Si como vimos en el punto 2 al trabajador/a no le conviene intimar, y en la mayoría de los casos optarán por seguir trabajando en negro, entonces no irá prácticamente ningún dinero para la Anses.
Repetimos, las multas que irían a la Anses se activarían cuando el/la trabajador/a intima al/a empleador/a para que regularicen su situación registral. Si al trabajador/a, luego de aprobada la reforma laboral, no le conviene intimar, porque no hay estimulo alguno para que lo haga, entonces no irá dinero alguno a la Anses.
Y para el hipotético y extraño caso en que un/a trabajador/a decida intimar al/a empleador/a, y gane el juicio luego de años, las multas para la Anses serán de igual monto que la indemnización que reciba el/la trabajador/a por la ley 24.013. Es decir, un monto reducido en tanto la reforma vino a achicar las indemnizaciones de la ley 24.013.
Es decir que, como pequeña conclusión, para que la Anses reciba el dinero correspondiente por el trabajo en negro que un/a empresario/a mantiene, los/as trabajadores/as deben inmolarse quedándose sin empleo por el despido represalia que suelen impulsar los/as empleadores/as ante la intimación cursada por los/as trabajadores/as que buscan que se cumplan sus derechos. Esto es lo que llamamos transferencia de recursos de un lado a otro. Los/as trabajadores/as deberán hasta dar su puesto laboral para que la Anses pueda recibir algo para que no se reduzcan más las jubilaciones que esos/as mismos/as trabajadores/as recibirán en algún momento con suerte. Mientras para los/as empresarios/as hay menos costos, más plata en el bolsillo, y menos necesidad de invertirla en nada.
Además, un razonamiento sencillo es que, si se hace más barato el empleo en negro, el mismo crecerá, y si crece el trabajo no registrado decrece el trabajo en blanco o registrado. Si este último decrece, como está impulsando realmente el macrismo, decrecerán también las contribuciones patronales a la Anses, desfinanciando aún más la misma. Además y por supuesto, el trabajo en negro imposibilita a los/as trabajadores/as acceder a la jubilación por no tener los 30 años de aportes que la ley exige.
Es entonces que, fomentando el trabajo en negro, el macrismo en el mismo movimiento construye todo un sistema de desfinanciamiento progresivo de la Anses. Se perjudica al/a trabajador/a en actividad, y así también al/a trabajador/a pasivo/a. No hay momento de la vida, no hay momento etario alguno, en que un/a trabajador/a se salve de la avanzada sin reparos del macrismo por sobre los derechos laborales más elementales.
La pelea en la calle es nuestra solución.
Como venimos sosteniendo, lo que el macrismo busca llevar adelante es una reconfiguración estructural entre la relación capital trabajo.
¿Esto qué significa? Entre otras cosas significa más dinero para los/as empresarios/as, y menos dinero y derechos para los/as trabajadores/as a largo plazo. Cambiemos buscará modificar ciertas reglas de juego, cambiar las mediaciones legales que existen entre quienes trabajamos, y quienes hacen uso de nuestro trabajo para aumentar sus ganancias de manera tal que a futuro sea difícil reconfigurarlas más a nuestro favor.
La reforma laboral, es un paso más en ese objetivo, pero no es un paso menor ni un paso cualquiera. Estas modificaciones serían un triunfo enorme para el macrismo en su carrera por cambiar estructuralmente la relación entre trabajadores/as y empresarios/as. La ley de reforma laboral puede cambiar de manera sensible la forma en que el/la trabajador/a vive el trabajo y por tanto la forma en que debe subsistir en su vida diaria.
Este tipo de modificaciones cambian fuertemente la realidad y luego solo con luchas de años y años, con enorme esfuerzo, sudor y dolor de por medio para los/as trabajadores/as, pueden ser tiradas abajo para dar paso a algo mejor.
Por todo lo aquí dicho, la reforma laboral se nos presenta como una parada a la cual no le podemos ser esquivos/as. Allí se jugarán años de mayor sufrimiento para el pueblo trabajador y sobre todo para aquellos sectores del mismo como las mujeres y disidencias y la juventud donde los índices de precarización y malas condiciones de trabajo se multiplican.
Así como hemos encendido las calles ante la reforma previsional en su momento, tendremos que redoblar esfuerzos para demostrarle al macrismo que no podrán avanzar sobre un derecho más de este pueblo que tanto lucha por su dignidad. Es tarea de todos/as comprometernos en esta batalla para llegar a nuestras casas con la victoria bajo el brazo, con la tranquilidad de haberlo dejado todo en la calle, como en tantas otras veces de la historia la clase trabajadora argentina lo ha hecho.