El segundo acuerdo entre Cambiemos y el Fondo, en paralelo a la negociación del presupuesto de hambre y miseria dictado desde Washington, deja en evidencia el carácter de todos los bloques políticos patronales y su orientación frente a la crisis. Debemos fortalecer la unidad de la izquierda anticapitalista por una salida de raíz para nuestro pueblo.

Con una serie de fotos se puede retratar con simpleza algunos aspectos del panorama político nacional. Estas son, por empezar, las de Macri con Lagarde en Nueva York afianzando el sometimiento y subordinación del país al imperialismo y al capital financiero. El contraste a esa política de entrega se vio en el imponente paro nacional y los piquetes impulsados por la izquierda, el sindicalismo combativo y movimientos sociales.

La otra foto, pocos días después, la dieron los “peronistas racionales” o “no K”, capitaneados por Massa, Urtubey, Pichetto y Schiaretti. La señal de su lanzamiento no fue para las y los trabajadores que viven diariamente los tarifazos, despidos, la devaluación de su salario y el hambre, sino para el establishment que quiere garantizar que el “populismo” ha sido desterrado del país. Esta variante semi-oficialista se coloca como la alternativa de recambio para garantizar la continuidad del acuerdo con el Fondo y el pago de la deuda externa. Ese es el mensaje que mandó Urtubey cuando se fotografió con Macri para darle su respaldo en la aprobación del Presupuesto.

Cristina y Unidad Ciudadana, por lo pronto, no anticipan cómo será su jugada electoral. A pesar de los cuadernos y de la redoblada actividad de Comodoro Py, la imagen de Cristina no se ha visto afectada, tiene un caudal de votos importante (si bien muchos señalan que así como el piso es alto, el techo es bajo), y todo indica que ha decidido esperar antes de jugar sus cartas. Las especulaciones de un acuerdo con sectores del PJ que votaron las leyes de ajuste de Cambiemos están a la orden del día, al igual que los acuerdos con sectores reaccionarios antiderechos como confirma la permanencia de la senadora de Río Negro del FpV que votó en contra del aborto legal el 8A, sin que ameritara ninguna reflexión por parte de la ex presidenta, salvo que “no hay que enojarse con la Iglesia”, la misma que ahora realiza una campaña furibunda contra la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas. Pero la posibilidad de un o una candidata de unidad que abarque desde el peronismo “ortodoxo” hasta Unidad Ciudadana, o de unas PASO en las que se defina una fórmula, no quiere decir que el camino esté allanado y depende también de qué apuesta haga un peronismo que por sí sólo tiene bastantes dificultades para garantizarse un segundo lugar.

En este cuadro, se siguen redefiniendo los armados políticos que ponen en tensión incluso a distintas fuerzas. Con una distintiva capacidad de movilización de masas, el llamado Triunvirato piquetero está atravesado por las definiciones del peronismo de cara a un escenario electoral del 2019. Lo mismo ocurre en la conducción de la CGT, como en las CTA y el espacio reciente de Frente Sindical para un Modelo Nacional. En esos espacios, cada vez se ve con mayor claridad que hay un polo que tiende hacia el kirchnerismo y se nuclea en torno a la figura de Cristina, mientras otro se ubica en torno a diversas figuras del PJ, siendo hasta ahora la de Felipe Solá (responsable del asesinato de Darío y Maxi) la que parecería tener mayor peso. Aunque mayoritarios, estos polos no son los únicos que existen dentro del movimiento popular.

Las oportunidades de la izquierda

En un cuadro de agravamiento de la crisis económica y de desgaste acelerado del gobierno, la división del peronismo representa una oportunidad para la izquierda anticapitalista para tomar la iniciativa y postularse como una alternativa real para amplios sectores de la clase trabajadora con propuestas de fondo que transformen nuestra realidad. Lamentablemente, en este terreno persisten las actitudes mezquinas que demoran y retrasan esta posibilidad. La convocatoria de actos por separado del PO y el PTS, en una clara acción de autoconstrucción dentro de su disputa interna, no contribuye a apuntalar esta perspectiva. Creemos que es un error y que, por el contrario, una campaña común del Frente de Izquierda y los Trabajadores y su ampliación a otras expresiones tendría una gran potencialidad para desplegar una fuerza anticapitalista de mayor envergadura. El sectarismo que pone más energía en la disputa dentro de la izquierda que en la vocación de poder, erosiona la posibilidad de que muchos y muchas vean en la izquierda no sólo a militantes consecuentes y honestos/as sino también quienes pueden garantizar una salida de raíz superando la polarización entre un proyecto neoliberal y otro desarrollista.

Desde Venceremos en la corriente de izquierda Poder Popular venimos acompañando varios de los conflictos que atraviesa nuestro pueblo y desarrollando una intensa campaña difundiendo nuestro programa de emergencia frente a la crisis. Frente al fatalismo que promueven el FMI, Macri y sus cómplices, levantamos un programa que demuestra que es posible salir de la emergencia con medidas bien concretas. Ante todo, dejar de pagar la fraudulenta y odiosa deuda externa. Reinstaurar las retenciones, la obligación de liquidar divisas, los impuestos a los ricos. Poner como prioridad las necesidades del pueblo: trabajo con todos los derechos para todos/as, salud, educación, vivienda. Para que estas transformaciones puedan concretarse debemos construir, organizar y potenciar el protagonismo popular. Para ello, apostamos a articular la mayor unidad en las calles contra el ajuste y la mayor unidad de la izquierda anticapitalista para poner en pie un polo de independencia de clase.

Te convocamos a fortalecer esta perspectiva y a sumarte a construir el protagonismo de las y los trabajadores.

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