Desde A Vencer entrevistamos a Santiago Etchemendi, secretario general de la Comisión Gremial Interna del Banco Provincia de Buenos Aires, para conocer la lucha que vienen llevando adelante contra el ajuste del gobierno y su visión sobre la situación actual del movimiento obrero

A Vencer: ¿Cómo se manifiesta el ajuste sobre el Banco Provincia y sobre sus trabajadores/as desde la llegada de Cambiemos al gobierno?

Santiago Etchemendi: Es un conflicto muy largo. Desde que llegaron nos vienen atacando. Lo más grave ha sido el ataque al sistema previsional. Pero no es un hecho aislado. Obedece a un ataque sobre el banco público, a una intención del gobierno de hacer un manejo político del banco. Por un lado, atacan al trabajador como en los ´90 atacaron a todos los trabajadores de las empresas públicas, estigmatizándolos ante la sociedad con distintos argumentos. Hoy a nosotros nos dicen privilegiados por tener una jubilación mayor que la normal, pero eso se debe a que también hacemos durante todos los años de trabajo un aporte mayor al normal y con una obligatoriedad de 35 años de aporte. Quieren eliminar las cajas especiales en las que todavía se habla del 82% móvil. Esto es un claro pedido del FMI a todos los países de la zona: liquidar los sistemas previsionales. El ataque es a la banca pública, siguiendo también mandatos del FMI que impone que el Estado se debe desprender de todo y la plata debe aparecer en las empresas privadas y de una u otra forma se la llevan del país. Así que estamos como cualquier otro trabajador: atacados en todos nuestros derechos.

Pero tenemos un punto que tiene que ver con el interés de toda la sociedad, puesto que estamos defendiendo el banco público. Y el banco público -muy sintéticamente explico esto- es muy importante, ya que si hay un Estado capitalista que quiera tener alguna línea de salvataje hacia sectores sociales ante determinadas crisis, es fundamental la intervención de la banca pública. No es casualidad que la banca privada nunca se hace cargo de ningún problema social. Nosotros estamos diciendo, para ir a una cuestión de fondo, ¿a dónde va la plata de los bancos, no? Sería un tema importante para discutir ante la sociedad a dónde va la plata de los bancos y en específico a dónde va la plata que Vidal consigue con las ganancias del Banco Provincia. Por otro lado, preparan el terreno para la privatización. Es lo mismo que en el Astillero Río Santiago, donde primero estigmatizan a los compañeros, le quitan trabajo, no se hacen trabajos que se tendrían que estar haciendo. Y esto lo sabemos muy bien los bancarios del Provincia porque Curuchet, que es el presidente del Banco, y Vidal le han frenado cartas de crédito al Astillero para que no puedan asumir un trabajo que ya está contratado, que son ocho barcos. Desde 2015 frenaron la carta de crédito, por la cual el banco hacía una suerte de garante ante la empresa porque pone plata inicial para comprar elementos para construir el barco. Al no estar esa garantía, los compañeros no pueden hacer los trabajos. ¿De qué los acusan? De no trabajar. Es cómico en un aspecto y muy triste. Es el mismo Estado provincial. Curuchet y Vidal trabajan juntos y pergeñaron esto y hoy se los estigmatiza a los compañeros, se los provoca en una movilización y se termina hablando de violencia y de lo que no se habla es de por qué no hay trabajo. Bueno, es para favorecer a los sectores privados que construyen barcos en el extranjero. Por eso están comprando lanchas en Francia, mientras que acá lo único que falta es una carta de crédito para que el Astillero pueda realizar un trabajo que implicaría un ingreso de 120 millones de dólares. La gestión no da carta de crédito y eso es muy peligroso. Plata en el Banco hay y mucha.

Es complejo pero quizás acá arrastramos un problema político de fondo muy grueso que es repreguntarse para qué queremos el sistema financiero argentino el pueblo argentino, para qué queremos bancos que ganan fortunas. Es muy difícil explicar el volumen de lo que gana un banco en Argentina, que es más de lo que ganan en otros países. No hay obligaciones de inversión, no hay obligaciones de tener el billete acá y por eso es muy fácil sacar la plata. El alerta acá es que nuevamente va a haber una crisis, que vamos a pagar todos los argentinos. Los bancos se están llevando la plata, la van a sacar y nosotros, pasan las décadas y pasan los gobiernos, tenemos la gran deuda de discutir el sistema financiero. Y lo discutimos como trabajadores que queremos tener derechos que nos permitan vivir felices. Por eso hacemos el alerta de que esta lucha tiene que ser de todo el pueblo argentino.

AV: Y este es un gobierno que viene favoreciendo especialmente la actividad financiera. Por estos días anunció el Indec que dicha actividad tuvo un crecimiento del 4,6% anual, mientras que el resto de la economía, y en particular la industria, se desmorona.

E.: Exacto. Y la farsa muy grande que es que los balances de los bancos hoy tienen un gran crecimiento por dos razones: una, porque siempre que haya inflación el banco gana más; y en segundo lugar, por el tema de los Lebac, que es algo ficticio: el gobierno te da una tasa de interés que no se da en ningún lugar del mundo y te lo paga y vos te lo llevaste, viniste desde afuera, pusiste 100 mil dólares y te llevaste 126 mil dólares en unos meses. Y ponen millones de dólares. ¿Y quién paga esos millones que se los llevan afuera? Los bancos mismos invierten en Lebac en vez de invertir en, por ejemplo, bancar con tasas bajas a las fábricas que están cerrando, que puedan comprar una máquina para poder competir ya que le abrieron las importaciones.

AV: ¿Y ustedes, como comisión gremial, como trabajadores/ as del Banco, cómo se vienen organizando para enfrentar esta situación?

E.: Estamos en una situación muy dura. Por los paros que hicimos en defensa de nuestro sistema previsional -tema que hoy está en la Corte Suprema porque es claramente inconstitucional- perdimos en el primer semestre un sueldo y medio, ni siquiera el aguinaldo nos permitió recuperar porque los descuentos fueron exorbitantes por los días de paro, totalmente abusivos. Por eso hay un pequeño reflujo pero nos estamos reorganizando por sucursal, por lugar de trabajo, con una gran discusión y un gran debate de por qué tenemos que retomar la lucha aunque la patronal sea tan dura. Porque lo que estamos viendo es que no sólo vinieron por nuestros derechos sino también por la destrucción de la banca pública; quizás liquidarla para que termine siendo un ministerio y de a poco vaya desapareciendo. Y lo que se pretende es una liquidación de todos los derechos sindicales que tenemos acá y que conservamos a diferencia de muchos otros bancos del gremio que lamentablemente, con el paso de los distintos gobiernos, han ido retrocediendo. Nosotros venimos levantando un convenio colectivo del año ´75, que sigue vigente hasta el día de hoy pero que empieza a resquebrajarse porque están avanzando con todo. No hay otra opción que pelear. Quizás el problema está en la inteligencia que tenemos para no dar pasos en falso ante un gobierno que es muy duro, que hay que enfrentarlo con la pelea porque el único diálogo que entienden es ese. Te invitan a una pelea sin cuartel que hay que darla con mucho cuidado, sobre todo cuando las direcciones nacionales de los gremios no están actuando. Hay una defensa a ultranza de mantener la institucionalidad de la CGT.

Y nosotros cuando hablamos de bancos públicos -para argumentar un poco más- estamos hablando de soberanía económica. Vuelvo al principio, el Estado debe poner pautas y obligaciones a los bancos de qué van a hacer con su plata, por ejemplo que un porcentaje de sus ganancias lo tengan que volcar en construcción de viviendas. Si todos los bancos hicieran un aporte a la construcción de vivienda, no habría más problemas de viviendas en el país. Con un porcentaje de las ganancias de los bancos, que en los últimos quince años cada año ganan más que el anterior (incluso ahora en medio de esta recesión van a seguir ganando plata por las Lebac o por lo que sea), solucionaríamos muchos problemas estructurales del país. Y por eso estamos peleando. Hoy en día ni siquiera la banca pública se destina a solucionar estos problemas sociales.

A quien más tenemos que interpelar y convencer, entonces, no es a nuestros propios compañeros sino que, para poder ganarla, sabemos que necesitamos de la solidaridad y el empuje de una sociedad que entienda que en los bancos está la plata que necesitamos para vivir con dignidad. Es muy duro el momento actual, pero desde la Comisión Gremial estamos convencidos de que es el momento de discutir los cambios profundos que necesita la sociedad.

AV: ¿Cómo ves al movimiento obrero en este momento?

 S.E.: Los trabajadores estamos siendo pasados por arriba. La conducción nacional de la CGT tiene la absoluta responsabilidad y los grandes sindicatos que dicen oponerse a todo esto tampoco han hecho en tres años ningún tipo de coordinación real y efectiva que nos permita a todos juntar las luchas y no que tengamos que estar de plaza en plaza viendo como despidieron a este, a aquel o al otro, ya que las luchas individuales nos llevan a una derrota final.

Está la Corriente Federal, de la cual el gremio bancario es uno de los fundadores y principales ejes, con un discurso muy piola que reivindica el programa de Huerta Grande, la CGT de los Argentinos. Nosotros somos críticos de la Corriente Federal; en primer lugar, porque es algo que definió la cúpula del sindicato sin consultarla con los compañeros, entonces está vacía de contenido porque los bancarios no entienden qué es la Corriente Federal, así que le falta ese contenido y ese paso democrático. Pero, además, lo que criticamos es que desde hace tres años se viene desde la Corriente Federal diciendo que no se quiere romper la institucionalidad de la CGT. Esto quiere decir no irse de la CGT, cuando la realidad es que para cuidar a la CGT, hay que irse de la CGT, porque actualmente es un saco vacío, cuando sus tres o cuatro dirigentes se reúnen con el FMI para hacer acuerdos. Y son tan delincuentes que no resisten un carpetazo y por eso los tienen agarrados del cuello. Entonces, ¿qué institucionalidad estamos cuidando? Si reivindicamos la CGT de los Argentinos, demos el primer paso que dio Ongaro en la CGT de los Argentinos, que es irse de la CGT y generar una nueva. Y vos tenés como Corriente Federal hoy el apoyo hasta del SMATA, del sector de Moyano. El programa se armó y es muy piola porque va a cosas profundas. Hay una contradicción: el programa de Huerta Grande se dio en medio de procesos dictatoriales. Entonces, quizás cuando los trabajadores estamos acorralados es cuando tenemos que discutir qué vida queremos, porque esta no va más así. Tenemos que agarrar esos programas que se dieron en momentos regresivos y echarlos a andar, no sólo hacer declaraciones.

Hagamos un primer paso, vayámonos de la CGT, sentémonos con Yasky, con todos los que dicen que estamos en contra de estas políticas y unifiquemos. ¿Qué otra cosa hizo la CGT de los Argentinos? La coordinación, las coordinadoras salían por todos lados. Tenemos regionales de la CGT que hicieron un proceso de reuniones el año pasado en el sur de Córdoba, en Santa Fe y… ¿a dónde fueron? ¿Qué pasó con esos referentes que dieron el paso? Este es el momento para que los sindicatos den el paso. Por ejemplo, no podemos los trabajadores discutir con el gobierno si hacemos un paro en el sistema financiero. Eso generaría mucho ruido. Si unificamos los bancarios con los aceiteros -los aceiteros no defienden la institucionalidad de la CGT; son parte pero dan la pelea-, frenamos los puertos y frenamos los bancos. Creo que se entabla una discusión de poder, que es lo que tenemos que hacer los trabajadores. Pero entonces acá hay una responsabilidad de la Corriente Federal, de la CTA. Asumo el discurso de los aceiteros que es “tenemos que coordinar”; los sindicatos de distintas ramas tenemos que coordinar. Si estamos tan en contra, ¿qué institucionalidad defendemos? Por eso vemos muy peligroso eso y no todas las culpas son de Daer sino también de los que le dan de comer.

AV: Como contracara, es evidente la voluntad de lucha que se viene manifestando en distintos sectores de la clase trabajadora; como se ve en Télam, donde los compañeros/as llevan más de dos meses de paro y permanencia o en el Astillero Río Santiago. ¿Ves posible una mayor coordinación de los sectores más combativos del movimiento obrero?

E: Es complicado. Hay algo que quebró la dictadura y que no logramos recuperar plenamente en democracia que es el sentimiento de clase, los lazos de solidaridad. Antes del golpe, todo el mundo creía -o sino estaba en contra, pero la discusión era clara- que se podía construir una patria socialista -para decirlo con las palabras que utilizaban los compañeros peronistas- y hoy no tenemos ese norte. Y además, el gobierno hace un aprovechamiento de la suciedad de las conducciones sindicales actuales, que dejó de construir sindicatos y empezó a construir empresas, algunos ligados a las drogas, otros ligados al blanqueamiento de capitales, otros responsables de muertes, como Pedraza en el caso del compañero Ferreyra, o en nuestro gremio bancario encargado de colocar medicamentos truchos a los propios afiliados, que aceleraron la muerte de compañeros. La palabra sindical, empezó a ser mala palabra.

Entonces, tenemos que pensar en coordinar las luchas, pero también tenemos que pensar los problemas que afrontamos. Hay que convencer a los compañeros para esa lucha. ¿Cómo los convencemos? Ahí tenemos debate con la intervención de algunos partidos en la vida sindical y de la lucha de clases, que tratan de poner el mejor programa arriba de la mesa y se olvidan de comenzar a generar ese incentivo en el compañero de base que ve que todo se cae y no se encuentran soluciones. Otras veces, no se cree en las asambleas, porque se busca imponer la política del partido y sino no se respetan las resoluciones. Es un problema gravísimo que desde la izquierda no lo ponemos arriba de la mesa con seriedad.

Hubo un encuentro hace algunas semanas, donde se encontraron algunos miles de compañeros. Nosotros lo saludamos a ese encuentro, pero sabíamos el final; en lo concreto no pasó nada. ¿Y por qué? Porque de qué sirve que vaya la comisión gremial interna y levante el mejor de los programas si después sus compañeros en el banco no lo van a salir a respaldar. ¿De qué me sirve un acto en el Obelisco si no llevo al conjunto de mi fábrica? Entonces, la burocracia tiene responsabilidad absoluta sobre lo que está pasando con el movimiento obrero pero para resolverlo de este lado hay que repensar mucho. Lamentablemente los tiempos no nos acompañan porque cada día que pasa, cada patronal está aplicando la flexibilización laboral sin necesidad de que se haya votado una ley. Y si hablamos de flexibilización laboral, en el gremio bancario está aplicada hace rato; la ley vendría a blanquear estas situaciones. Pero ¿cómo enfrentamos esto cuando vos al compañero le decís “vamos a votar algo porque desde las bases tenemos que decidir” pero a vos después no te gustó y no lo llevas adelante? ¿o cuando vienen sin mandato, sin haberlo discutido con sus compañeros, a proponer, por ejemplo, hacer una marcha contra el FMI? Estamos todos de acuerdo con lo que representa el FMI, pero hay un problema, ¿con quién vas a hacer la marcha? Entonces, hay un problema grave sobre cómo intervienen los partidos sobre los organismos de la clase.

Vamos a poder salir de esto escuchando a los compañeros de base, respetando que no quieran pelear en algún momento y estando a disposición de ellos cuando quieren pelear. Los partidos tienen que estar a disposición de los organismos de la clase que se hayan recuperado. Nosotros creemos que éste está recuperado de la burocracia. Pero, contradictoriamente, así se ha ofrecido y charlado, no están reflejados dentro de la comisión interna partidos de la izquierda porque no compartimos lo básico que es el respeto de las organizaciones de base. Si vos entrás acá como delegado, sos el delegado de tus compañeros. Si tu partido dice que hay que ir a la 9 de Julio y acá votamos que hay que ir por la avenida Alem, vos tenés que venir por avenida Alem. ¿Qué responde el compañero? No, yo tengo que ir con mi partido porque la salida es la construcción política. No invalidamos la construcción política que es necesaria en nuestro país y es la que tenemos que tener los trabajadores para participar en la vida política del país, pero también es muy necesario que existan organismos de la clase, y no los podemos reemplazar, tienen que ser propios de la clase. Eso se ha perdido y ese respeto estaba.

Quienes tenemos una deuda en la construcción sindical somos aquellos compañeros que estamos relacionados, militando, somos parte de la izquierda popular, que es una izquierda que llena muchas calles pero no está concretando, al menos en lo sindical, una unidad que nos lleve a conformar una corriente sindical, que pueda decir estas cosas que yo planteo desde la izquierda popular, estas críticas hacia la intervención en los gremios de una izquierda más ortodoxa. Esto lo compartimos muchos compañeros que intervenimos en el campo sindical y estamos barajando la propuesta, como militantes de la izquierda popular, de tratar de unificar. Dentro de los gremios por lo general andamos boyando y ahí tenemos una deuda, en unificar fuerzas y empezar a tener una política clara  y transparente sobre lo que queremos de la clase trabajadora y cómo organizarla.

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