Con miles de docentes en las calles, dando pelea en sus jurisdicciones, como en Neuquén, Chubut, CABA o Mendoza, la dirección de CTERA apuesta todas sus fichas a 2019 y a un eventual regreso del kirchnerismo. Sin embargo, la necesidad de las luchas actuales reclama medidas aquí y ahora, que la central no parece dispuesta a asumir.

Una marcha masiva, una conducción que no quiere darle continuidad

El 23 de mayo se llevó a cabo la Segunda Marcha Federal Educativa. En un contexto de ataque a la docencia para avanzar con un ajuste y con una reforma educativa a medida del FMI que pretende reformular en clave regresiva y privatista la escuela pública, la marcha fue una muestra clara del masivo rechazo de las y los docentes de todo el país a las políticas de Cambiemos. Sin embargo, la jornada dejó planteada las perspectivas limitadas de la conducción de CTERA para lograr las conquistas necesa­rias.

Los y las trabajadoras de la educación vienen resistiendo a un ajuste llevado ade­lante por el gobierno nacional y los gobier­nos provinciales. Ajuste que se evidencia en los cierres de paritarias provinciales de gobernadores que hicieron los deberes encargados por Macri, Dujovne y el Fon­do Monetario para achicar los salarios de acuerdo a una inflación ficticia del 15%; ajuste que se refuerza con los tarifazos y el veto a una ley que, pese a ser limitada, planteaba un freno relativo a los aumentos de servicios. Cabe señalar que en algunas provincias como Misiones o en Córdoba, el salario docente quedó sujeto a la oferta ofi­cial con la complicidad de la burocracia de la Lista Celeste, que conduce los sindicatos docentes de mayor peso en la mayoría de las jurisdicciones y la propia CTERA a nivel nacional. Este ataque originado en la Casa Rosada y ejecutado desde su Ministerio de Educación en coordinación con los gober­nadores, no ha contado con una respuesta pensada en perspectiva nacional desde la CTERA. Su exclusión de las mesas de nego­ciación nacionales tampoco ameritó de su parte una reacción en consonancia.

En tierras de “Heidi”

En provincia de Bs As. la gobernadora Vidal ha sostenido indeclinablemente una pauta salarial del 15% en cuotas. Frente a esto la conducción Celeste del SUTEBA se pronuncia confrontativa. Sin embargo vie­ne planteando un esquema de paros aisla­dos y medidas fragmentadas. Dilata el con­flicto y evade el impulso de un verdadero plan de lucha desaprovechando la indigna­ción que aumenta en la base docente por la inflexibilidad de la gobernadora Vidal. Mientras el tarifazo y la inflación golpean el bolsillo, y también se efectúan ataques desde el gobierno a la escuela pública con los cierres de cursos, el deterioro de las viandas y alimentos de los comedores es­colares, el cierre de escuelas de adultos y con el injusto cese de oficio a docentes, entre otros, la dirigencia provincial no des­pliega iniciativas de lucha en consonancia a estos ataques. Más allá de las respuestas verbales a las indignantes declaraciones de Vidal sobre la falta de necesidad de univer­sidades para las y los pobres, lo que la do­cencia bonaerense precisa es un verdadero plan de acción.

En el Oeste

Mendoza es un laboratorio de las polí­ticas flexibilizadoras y de vaciamiento del sistema educativo llevadas adelante por el radical Cornejo. Este gobernador cierra por tercer año consecutivo paritarias a la baja por decreto y avanza con dos claros ataques al sector. Por un lado, la Suprema Corte de Justicia provincial declaró constitucional al ítem aula. Y por otro lado, la Dirección General de Escuelas (DGE), quiso interve­nir las Juntas Calificadoras y de Discipli­na de todos los niveles educativos. Ambas medidas tuvieron respuestas en la acción por parte del SUTE, hoy conducido por el FURS (lista de oposición a la lista Celeste), que ocupa un lugar protagónico en la re­sistencia y la capacidad de respuesta a los constantes ataques del gobierno. A su vez, el SUTE recuperado viene dando una im­portante pelea contra la reforma en Educa­ción Superior que impulsa el gobierno, a la par que sortea los ataques de la burocracia, allí representada por dos listas, la Celeste y la Azul Naranja. Esta última ha llegado a presentar un pedido de impugnación sobre las elecciones de la seccional Guaymallén al que el gobierno ha intentado dar curso. Tanto Cornejo como la burocracia sindical ligada al kirchnerismo, pretenden sabotear esta experiencia sindical que representa un modelo opuesto al de las prebendas y la pasividad que imperaba en el SUTE. La campaña “Más para Educación” y la movi­lización masiva en torno al sindicato así lo demuestran.

La Patagonia que sigue siendo rebelde

En Neuquén, las y los docentes desa­rrollaron un plan de lucha de 42 días de huelga. Con estas medidas lograron que el gobierno del MPN tuviera que sentarse a negociar y realizara una oferta superior a la inicial. En las asambleas, se resolvió mayoritariamente aceptar la oferta que, más allá de ser insuficiente, implica la devolución de los descuentos por paro, la actualización salarial según mediciones de inflación y una suma fija por cargo. Con un rol protagónico de la seccional Capital, donde conduce la Multicolor, pero con una participación muy activa de todo el colec­tivo docente neuquino en diversas seccio­nales, la docencia de ATEN sostuvo junto con la huelga una serie de medidas, como escraches al gobernador o cortes de ruta en toda la provincia. La docencia peleó por su salario y por un conjunto de reclamos que hacen a la defensa de la escuela pública, superando en muchos momentos al dubi­tativo accionar de la conducción provincial que está en manos del TEP, emparentado políticamente a la lista Celeste. El destino de esta huelga fue decidido en asambleas multitudinarias. La conducción provincial, que mantiene lazos directos con la conduc­ción de CTERA, no dio los pasos necesarios para presionar a la central con la perspecti­va de visibilizar y nacionalizar el conflicto.

Del mismo modo, en las últimas sema­nas se han desarrollado diversas medidas de fuerza en Chubut. Allí, los y las docen­tes de ATECH realizaron paros progresivos, hasta 120 hs. la última semana de mayo, debido a que el gobierno provincial, en ma­nos del peronista Arcioni, no sólo no ofre­ció ningún aumento para 2018, sino que realiza pagos escalonados de los sueldos actuales. El 29 de mayo, aniversario del Cordobazo, Arcioni lo “festejó” reprimien­do a manifestantes en Puerto Madryn. La lucha de docentes y estatales chubutenses también requiere medidas nacionales que CTERA no toma.

CABA, otro laboratorio del PRO en Educación

En Ciudad de Buenos Aires se viene dando una pelea por la convocatoria a una nueva mesa salarial y contra la creación de la UniCABA. Este último es el proyecto del PRO para impulsar una universidad que concentre la formación docente en la ciudad. Desde Ademys, sindicato docente dirigido por la Multicolor, se ha impulsa­do el rechazo al 15% en cuotas mediante paros y movilizaciones. La UTE, sindicato de base de CTERA dirigido por la Celeste, ha rechazado el acta salarial, pero no ha impulsado medidas de lucha locales en respuesta, a excepción de un paro aislado en conjunto con ATE Capital. A su vez, ha mostrado su vocación de no confrontar con Larreta, al cual le garantizó el inicio de clases el 1 de marzo en varias escuelas, día en que Ademys paró y movilizó. La pelea contra UniCABA ha encontrado a Ademys impulsando el retiro del proyecto junto con la enorme mayoría del estudiantado y la docencia de los terciarios que el ma­crismo pretende disolver. Esta pelea es un caso testigo, ya que condensa buena parte de las aspiraciones del PRO en educación: terminar con la autonomía de los profeso­rados, liquidar la estabilidad en el cargo de cientos de trabajadores/as, vaciar de con­tenidos su formación para avanzar con un perfil de docente entendido como “apli­cador” o “facilitador” de recetas pensadas por terceros. Todo esto es resistido por la comunidad educativa, la UTE no plantea propuestas de lucha, más preocupada por sabotearlas iniciativas de Ademys que en buscar la derrota del proyecto de Larreta.

Una salida nacional

En este contexto, la Segunda Marcha Federal Educativa del pasado 23 de mayo fue una muestra del masivo rechazo de las y los docentes de todo el país (y de to­dos los niveles educativos) a las políticas de Cambiemos. Pese a esto, las interven­ciones que tuvieron lugar en el acto no son alentadoras para la lucha. La conducción de CTERA lejos de dejar planteado algún tipo de continuidad en las medidas, se res­tringió a hacer un válido, pero totalmente insuficiente, reclamo de paro general a la conducción de la CGT. De esta manera, y frente a miles de docentes, la dirección de CTERA no proyectó una sola medida propia del sector al que representa. Si la Marcha Federal previa había arrojado una propuesta que a las claras iba a hacia la derrota, como lo fue la escuela itinerante, en este caso, la dirección Celeste optó por el silencio en torno a futuras medidas. La reforma educativa en curso requiere de la más amplia unidad para enfrentarla y la CTERA solo se posiciona con rechazos declamativos, fundamentalmente aspi­rando un lugar de participación y diálo­go en el curso de la reforma, una salida electoral dentro del peronismo en 2019 o el reclamo de espacios de co-gobierno que hoy ya no posee. Las y los docentes necesi­tamos un paro general. Pero la central do­cente debe hacer algo más que esperar: es indispensable un plan de lucha sectorial. Los miles de docentes que se movilizaron, así lo demuestran.

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