El 22 de mayo se lanzó “En Marcha”, un frente integrado por el Movimiento Evita, Libres del Sur, Unidad Popular y Patria Grande, entre otros, que se propone como un espacio unitario para enfrentar al gobierno de Cambiemos en las próximas elecciones. ¿Pero esa es la alternativa que debemos construir las y los trabajadores? Desde esta página vamos a polemizar con esta propuesta política.

Con una conferencia de prensa, se pre­sentó un nuevo armado que aglutina a dis­tintas fuerzas políticas con una trayectoria bien diversa. Ese aspecto es señalado como un elemento positivo por parte de sus im­pulsores. Desde ya que cualquier propuesta o proyecto político que se proponga tener un alcance masivo debe ser capaz de in­tegrar y expresar a diversas tradiciones e identidades políticas. Sin embargo, las lis­tas y armados que han integrado la mayo­ría de estas organizaciones se contraponen seriamente entre ellas.

Por un lado, Libres del Sur viene de in­tegrar las listas del massismo en las últi­mas elecciones, en una deriva política que los llevó casi a la extinción de su referencia política, e integra las gestiones de gobierno provinciales como Tucumán y Mendoza. Por su parte, en cambio, el Movimiento Evita apostó a construir una “renovación” dentro del PJ apoyando la candidatura de Randazzo en la Provincia de Buenos Aires. De Gennaro, PG y la Dignidad, a su vez, as­piraron a encabezar distintos armados que expresaran la “nueva política”, todos ellos con magros resultados electorales.

La nueva propuesta no resuelve ningu­na de estas cuestiones contradictorias ni tampoco presenta un programa para ha­cerlo a través de la acción política común. El armado tiene como base, fundamental­mente, la experiencia que estas organiza­ciones vienen desarrollando en las calles a través de sus organizaciones territoriales en la CTEP, Barrios de Pie y la CCC. Sin em­bargo, hacia adelante es probable que las tensiones políticas vuelvan a emerger en la medida que se reavive la interna del pe­ronismo, a donde probablemente termine recalando el Movimiento Evita y más que unir, veamos una nueva fragmentación del escenario político.

¿Y el kirchnerismo?

Por fuera de esta iniciativa se encuen­tra el kirchnerismo, agrupado actualmen­te en Unidad Ciudadana y con futuro in­cierto dentro del PJ, ya que cuenta con el veto de los gobernadores y el llamado “pe­ronismo racional” (o sea, dialoguista). Si bien esta fuerza se mantiene como oposi­tora en sus distintos espacios parlamenta­rios, su apuesta a construir la unidad con los sectores que colaboraron activamente con la aplicación de las leyes del ajuste del macrismo hiere de muerte cualquier pro­puesta política de cambio de fondo, ade­más de contar ya con su trayectoria de 12 años de gobierno donde los grandes pilares del modelo liberal no fueron puestos en cuestionamiento. Por otra parte, detrás de proclamas como #Hay2019” o el “vamos a volver”, se oculta una política de rechazo a impulsar a través de sus posiciones gre­miales un genuino plan de lucha contra el ajuste de Cambiemos.

Unidad de la izquierda

Como parte integrante de la corriente de izquierda Poder Popular, entendemos que la alternativa política que debe cons­truir nuestro pueblo trabajador pasa por articular la mayor unidad de las fuerzas que se reivindican anticapitalistas. Este planteo, lejos de un principismo abstrac­to, expresa una concepción probada en la experiencia histórica: solo con un planteo de transformación social profunda podre­mos darle una salida de fondo a las pe­nurias de nuestro pueblo trabajador. Una transformación que cuestione los cimien­tos mismos de este sistema y que ponga en pie una nueva sociedad, sin hambre ni explotación. De otro modo, seguirán gobernando nuestros destinos las fuer­zas que expresan los intereses de la clase patronal. Esa es la apuesta de fondo que entendemos necesario construir. Desde esa perspectiva, creemos necesario que es­pacios que se han consolidado como una referencia como el caso del Frente de Iz­quierda, en cuyas listas participamos en las últimas elecciones, revisen posiciones sectarias -como el veto a un orador nues­tro en el acto del 1 de Mayo- que represen­tan un verdadero límite a la hora de cons­tituir un polo de independencia de clase capaz de explotar la división del peronis­mo y disputar franjas más amplias de la clase trabajadora.

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