Un nuevo día internacional de lucha de las y los trabajadores en nuestro país reflejó con precisión el estado actual de organización y fragmentación del movimiento obrero y popular en nuestro país; y las características y limitaciones de los distintos proyectos políticos en disputa en la actualidad.

Nuestro Partido desplegó una intensa participación durante la jornada con diverso tipo de intervenciones. En Ciudad de Buenos Aires -como parte de la columna de Poder Popular- nos movilizamos al acto en Plaza de Mayo convocado por el FIT y, previamente, participamos de la actividad de la CPS Rompiendo Cadenas en Plaza Lorea y del acto en el Monumento al Trabajo de los movimientos sociales, donde nuestra compañera Marianela “Pini” Navarro, fue una de las oradoras en representación del FOL, llevando la voz de quienes defendemos un modelo sindical clasista basado en la lucha y la democracia de base.

En Mendoza, acompañamos la convocatoria del SUTE frente a la legislatura provincial junto a otros gremios, donde hizo uso de la palabra nuestro compañero Sebastián Henríquez, secretario general del SUTE, referencia indiscutida del movimiento sindical combativo y democrático en la provincia, que enfrenta las políticas de ajuste del radical Cornejo.

Una delegación de compañeros y compañeras de Venceremos estuvo presente también en el acto convocado por el gremio aceitero en Rosario, convocatoria de enorme valor, al tratarse de un gremio estratégico y de vida democrática, que se encuentra librando una dura lucha contra una cerealera poderosa como lo es Cargill. En Neuquén, fuimos parte de la numerosa movilización y acto unificado de los gremios estatales (a excepción de ATE), desarrollada en el marco de la huelga docente que busca romper el techo salarial del gobierno neuquino. Del mismo modo, participamos de las actividades conmemoratorias en Córdoba y Mar del Plata.

La dispersión de iniciativas y la ausencia de protagonismo de sindicatos de relevancia en la jornada del 1° de mayo (a excepción de aceiteros, que replicó convocatorias similares en otras ciudades de todo el país), reflejan el estado de organización del movimiento obrero y popular en la etapa. Nuestra intervención nacional estuvo guiada por la perspectiva de la más amplia unidad de acción para la lucha en las calles contra la ofensiva macrista y, junto a esto, la apuesta decidida a aportar a la construcción de una alternativa política unitaria de las y los trabajadores.

Acto del FIT: una oportunidad perdida

En este marco el acto del FIT de Plaza de Mayo podría haber ocupado un lugar más relevante, si se hubiera planteado, como es necesario en esta etapa, ser el canal de reagrupamiento de los sectores de lucha y de izquierda que hoy están dando pelea a la ofensiva macrista desde una perspectiva anticapitalista. Pero lamentablemente, incluso retrocediendo frente a los niveles de apertura de años anteriores, el acto terminó cerrándose, dilapidando mucho de su potencial político.  Esta situación amerita detenerse, porque sintetiza elementos de un debate político significativo en el escenario actual.

En los días previos al acto, desde Poder Popular–Corriente de Izquierda se transmitió a las fuerzas del FIT la voluntad de aportar al acto en Plaza de Mayo, no sólo desde la participación militante (de hecho, Poder Popular junto a Marabunta y el FOL aportaron una importante columna), sino también con la intervención de un orador en representación del espacio como sucedió el año pasado.

Se trataba, de continuar con una intervención común que nos ha llevado a participar decididamente en el marco del FIT desde que nació Poder Popular en 2016, siendo un actor político presente en luchas comunes, en el acto del 1° de mayo pasado (donde llevó nuestra voz Hernán “Vasco” Izurieta), en actos de la campaña electoral de 2017 (con la presencia de nuestra compañera María del Carmen Verdú), en las listas electorales, la fiscalización, y en diversas instancias políticas unitarias.

Sin embargo esta vez la propuesta se encontró con el veto político del Partido Obrero sobre Poder Popular, rechazando la participación con un orador en el acto en Plaza de Mayo, con fundamentos políticos de naturaleza sectaria.

El argumento principal fueron las diferencias de cara al acto del 24 de marzo donde nuestra organización promovió la orientación de forjar una única convocatoria, con dos cabeceras de columna y dos documentos de cada espacio (respaldada por la mayoría de las organizaciones del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y en particular de Nora Cortiñas); y que el PO insiste en presentar como un planteo de acto común sin delimitación política alguna, lo que es completamente inexacto.

Lo cierto es que esta discrepancia táctica –tal como se coincidió con en el PTS en caracterizarla al intercambiar sobre el punto- fue esgrimida como elemento ineludible de exclusión, acompañada por otros puntos menores de controversia en el movimiento sindical, donde desde siempre tenemos puntos de vista discrepantes, no antagónicos, que nunca fueron impedimento de participación (ya que en 2015 y 2016 hubo oradores en representación de la CPS Rompiendo Cadenas de la que somos parte). Aquí, se plantearon críticas a la orientación del Sipreba, sindicato al que nosotros defendemos y reivindicamos como uno de los ejemplos de democracia de base y de lucha de la actualidad.

Desde Venceremos entendemos que se trata de un error de los compañeros y compañeras del PO haber extremado una diferencia táctica para convertirla en un factor de exclusión política. Sería lo mismo si desde Venceremos objetaríamos como diferencia insalvable el sostenido acuerdo que, en el plano del movimiento obrero, viene manteniendo el PO con Hugo “Cachorro” Godoy de ATE Nacional, para movilizaciones conjuntas con ATE y CTA-A Perón (plasmado en las movilizaciones del 6 de diciembre del año pasado, 4 de enero, 15 de febrero y 11 de abril último), lo que supone de hecho la articulación con una conducción sindical que su propia militancia estatal, con furibunda retórica, denuncia como burocrática.

Incluso, de manejar estos criterios de exclusión de forma general, los partidos del FIT se hubieran visto obligados a hacer actos separados, puesto que las diferencias que existen entre ellos son en algunos casos mucho más profundas, como lo pone de evidencia la caracterización contrapuesta del proceso latinoamericano, en particular del golpe a Dilma Roussef y la prisión de Lula da Silva en Brasil. Tanto es así que el acto del FIT no tomó una posición central: el reclamo de libertad a Lula da Silva, por las propias desavenencias entre sus partidos. Y  algo similar podría decirse en relación a las diferencias sobre la situación en Siria.

El problema de fondo que se plasma en esta práctica puntual de exclusión es la concepción de un Frente de Izquierda cerrado, como extensión de los partidos que lo componen, que no se anima a abrirse (aún con la certeza de las fuerzas mayoritarias sobre su conducción indiscutible) hacia otras fuerzas políticas de la izquierda anticapitalista que acompañan un programa de lucha y transformación revolucionaria de nuestras sociedad.

Por nuestra parte, al contrario, pensamos que la izquierda argentina tiene una oportunidad política, de consolidarse como un actor relevante y logrando una interpelación a amplios sectores populares que no solo se enfrentan al macrismo, sino que son conscientes de los límites insalvables que tuvo la experiencia kirchnerista.

Este potencial de desarrollo de la izquierda anticapitalista está atado, desde nuestro punto de vista, a la capacidad que tenga la propia izquierda de superar sus prácticas sectarias y de articular de forma virtuosa la unidad para la lucha contra la avanzada neoliberal, con la consolidación de una propuesta anticapitalista con influencia sobre amplios sectores de masas.

En lo que respecta a esta situación particular, confiamos en que esta controversia episódica podrá ser saldada al calor del debate y de la lucha, que desde hace años venimos llevando codo a codo en las calles.

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