A prácticamente 50 años del histórico movimiento de obreros/as y estudiantes que conmocionó a Francia y al mundo, nuevamente trabajadores/as y jóvenes se ponen a la cabeza de la lucha contra el plan de reformas del gobierno de Macron.

El presidente francés Emmanuel Macron, el mismo que apoyo los recientes bombardeos a poblaciones civiles en Siria, pensaba que tenía todo resuelto. Luego de poder imponer a fines del año pasado con la complicidad de las centrales sindicales, la reforma laboral que no había podido su antecesor Francois Hollande, se encaminaba a avanzar en su plan de reformas neoliberales. Sin embargo, se encontró con un movimiento que no aguardaba: la resistencia de las y los trabajadores ferroviarios.

El mandatario galo anunció hace un par de meses una reforma de la empresa estatal Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF, por sus siglas en francés) que significa en los hechos la destrucción del convenio colectivo y la estabilidad de las y los obreros del sector. Frente a esa situación, mediante asambleas generales masivas, las y los ferroviarios resolvieron iniciar un plan de lucha con paros generales intercalados durante dos meses. Estas medidas fueron el punto de partida de un movimiento global de resistencia obrera que el 22 de marzo puso en la calle a cientos de miles de personas, incluyendo a la administración pública y otros sectores sindicales.

Sin embargo, la peor pesadilla del presidente se cumplió cuando las tendencias de lucha se extendieron a las universidades con ocupaciones, tomas y bloqueos en una decena de establecimientos contra la ley de reforma de la educación superior. El gobierno incluso entró a desalojar con la policía para desmantelar el proceso de lucha pero solo avivó más el fuego.

El 19 de abril nuevamente cientos de miles de personas entre ferroviarios/as, estudiantes, jubilados/as, estatales, aeronáuticos/as, entre otros, volvieron a ganar las calles en todo el país contra el ajuste y la represión del gobierno. Además, las encuestas arrojan que la mayoría de la población rechaza las medidas oficiales y respalda los conflictos.

El Ejecutivo de Macron  que asumía como un «independiente» que venía a renovar la política gala se topó con un movimiento obrero y popular francés que, así como se había manifestado masivamente contra la reforma laboral,  demuestra  mantener al rojo vivo en su memoria histórica al Mayo de cinco décadas atrás,

 

¡Obreros y estudiantes, otra vez, unidos y adelante!

 

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