Por Patricio Villani, militante de Venceremos – Partido de Trabajadorxs

Una experiencia de organización popular en el corazón de las barriadas de Colombia. 

En Colombia se viene desarrollando un conflicto político, social y militar que lleva más de 50 años de guerra. Ante los Acuerdos de Paz alcanzados en La Habana, se abrió en ese país un nuevo escenario en el que las organizaciones de masas (sindicatos, organizaciones indígenas, estudiantiles, barriles, culturales, intelectuales, y ciudadanos de a pie)  pudieran tener, en el mejor de los casos, una intervención pública, legal y con incidencia en el plano electoral. Al menos, ese fue el espíritu del acuerdo con la insurgencia de las FARC.

La organización como una necesidad

Ante la matanza de jóvenes a manos de las fuerzas de seguridad del Estado y las bandas narcos, en el barrio de Solferino, ubicado en los alrededores de Manizales, amigos/as, familiares y compañeros/as de escuela de las víctimas sintieron la necesidad de hacerle frente a la impunidad y comenzaron a organizarse para exigir justicia y, a la vez, limitar el accionar represivo contra aquellos y aquellas que no se subordinan al negocio del narcotráfico y cuestionan el orden político imperante.

En esa búsqueda, cientos de pobladores, organizaciones de derechos humanos, e inclusive la iglesia, optaron por ponerle freno al flagelo de la violencia estatal y paraestatal hermanándose en un grito que les permitiera consolidar una coordinación en el tiempo: somos más! Desde ese espacio impulsaron movilizaciones masivas, con fuerte repercusión mediática, tanto que el propio municipio se vio obligado a dar respuestas públicas ante las exigencias de los pobladores de Solferino y brindar apoyo a los proyectos que desde el barrio eran impulsados desde una lógica participativa y desde una perspectiva de derechos humanos.

En el andar rebelde, el barrio Solferino vio nacer la organización “Huellas de Vida”. Desde la creatividad impaciente de sus participantes, la construcción colectiva con vocación política de construir poder popular, se fueron desarrollando diversos proyectos para dar respuesta a las necesidades comunitarias.

En ese camino algunos integrantes de Huellas de Vida se incorporaron a la Marcha Patriótica, organización de alcance nacional que busca nuclear todos los trabajos de masas que desarrolla, para tener una construcción política que pueda ir consolidando una base político y social con pretensiones revolucionarias.

Huellas que trazan camino

Desde las necesidades de un barrio de Manizales, semejante a los cientos de suburbios de la Colombia profunda, se fueron entrelazando voluntades y conciencias para desarrollar actividades de educación popular y acciones políticas, poniendo palabras concretas y poéticas ante la ausencia de un/a hermano/a, un padre, una madre o una amiga o amigo asesinado. En principio sin entender en profundidad las causas de tales acontecimientos pero sí viviendo con todos los sentidos el dolor que esas ausencias producen.

Por eso no les fue suficiente el reclamo de justicia, aunque tan necesario para apaciguar  dolor semejante, sino que se propusieron generar un espacio de contención y desarrollo para las y los niños del barrio y también trabajar con los y las adultas.

Iniciativas desde la organización

Una de las actividades es la escuelita de fútbol popular que tiene por objetivo no sólo practicar profesionalmente un deporte, sino que se reivindican de izquierda, buscando ser también una escuela política donde alojar a los “pelados” [pibes] del barrio. La escuelita recupera el carácter colectivo del deporte y propone otra lógica donde los deportistas no sean mercancías y donde lo importante no es tener buenos representantes sino valores y principios que son más valiosos que el dinero. Las distintas categorías de la escuelita vienen ocupando los principales puestos en los torneos donde participan y también viene siendo una cantera de jugadores para clubes de la primera división de la liga de Colombia y México.

A la vez realizan actividades mensuales con las y los adultos responsables de los niños que participan de la escuelita donde abordan distintos temas políticos que creen relevantes para la coyuntura. Así como trabajaron la importancia del apoyo a los Acuerdos de Paz, por estos meses se dedican a trabajar la importancia del apoyo a las Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) en el marco electoral.

Por otro lado, para dar a conocer las voces de los sin voz y la experiencia de acción política comunitaria que se va desarrollando, impulsaron una publicación mensual de nombre Viva Vos, donde los cronistas son los y las propias vecinas tomando protagonismo en contar que un mundo distinto es posible y que paso a paso lo van transformando.

También desde la organización se impulsan proyectos productivos donde trabajan numerosos miembros del barrio posibilitando empleo ante un mercado laboral cada vez más informal y peor remunerado.

Se promovieron ocupaciones de tierras para emplazar nuevas viviendas ante las necesidades habitacionales por el crecimiento poblacional y ante la ausencia de la política de vivienda por parte del Estado.

Para generar recursos económicos para financiar los diferentes proyectos que impulsan vienen ensayando experiencias que apuntan a la sustentabilidad de la organización, de las iniciativas y para multiplicar la experiencia.

La esperanza se dibuja con lucha

Pero la realidad de Solferino, así como no está ajena a la situación de desigualdad social de la gran Colombia, tampoco está al margen de las respuestas que se vienen ensayando desde abajo y a la izquierda hace largos años en el país. Ya que varios de las y los miembros de “Huellas de Vida” y La escuelita, al igual que cientos de obreras/os, estudiantes, campesinas/os, indígenas, intelectuales, gente de a pie, etc. son parte de las organizaciones política de masas que impulsan las FARC desde su estructura partidaria.

Con años de referencia en los distintos ámbitos donde están insertos, las y los militantes del Partido se encuentran en el desafío de darse a conocer públicamente como militantes de las FARC en el marco de los Acuerdos de Paz y las elecciones para congresistas y presidente que se desarrollan este año.

Si bien los Acuerdos de Paz transitan escenarios de mucha fragilidad, ya que el Estado y los paramilitares continúan matando militantes políticos y sociales, las y los militantes van recogiendo apoyos al vincular distintos trabajos políticos desarrollados durante años con un proyecto político emancipador.

En ese marco el lanzamiento de la herramienta electoral FARC es la apuesta para la intervención pública y para la vinculación de los trabajos políticos reivindicativos y focalizados con un proyecto político revolucionario que viene dando batalla por más de cincuenta años de manera ininterrumpida.

En las expectativas y posibilidades de consolidar una fuerza social revolucionaria en Colombia va también la esperanza y el apoyo de las y los revolucionarios de Nuestra América.

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