La ofensiva represiva del gobierno es acompañada por el conjunto de la clase dominante que manifiesta su apoyo ante las reformas que se promueven. Las alternativas electorales y la tregua de la CGT. La necesidad de construir unidad popular para enfrentar el ajuste y la unidad de la izquierda para construir una verdadera alternativa política para nuestra clase.
El domingo 1ro de octubre se cumplieron ya dos meses de la desaparición forzada de Santiago Maldonado. La Plaza de Mayo y distintas plazas en todo el país fueron nuevamente escenario de masivas concentraciones denunciando al gobierno y exigiendo su aparición con vida.

En las últimas semanas, se fueron multiplicando los datos que salen a luz confirmando lo que muchos y muchas dijimos desde el primer momento junto con organismos de DDHH, organizaciones locales y la propia comunidad mapuche: la absoluta responsabilidad de Gendarmería y del gobierno en la represión en la Pu Lof Cushamen y en la desaparición de Santiago.

Cada vez más escandaloso, por lo tanto, es el encubrimiento gubernamental, que desde el ministerio de Seguridad buscó permanentemente despegar a la Gendarmería y responsabilizar a la propia comunidad mapuche. El mismo papel escandaloso jugaron por un lado el Poder Judicial, que se tomó más de 50 días para apartar al juez Otranto, quien actuó de forma constante como un defensor de las fuerzas represivas, y por otro los medios de comunicación oficialistas como Clarín y La Nación .Ellos fueron un pilar fundamental de la campaña de desinformación, colaborando con la difusión de hipótesis falsas para salvar la imagen del gobierno y focalizar las sospechas sobre la comunidad mapuche e, incluso, sobre el propio Santiago.

El gobierno de Cambiemos ha decidido profundizar su política de represión selectiva contra los luchadores y luchadoras. Esto se evidencia, no sólo en que haya un nuevo desaparecido en el marco de la protesta social, sino también en una serie de ataques a las organizaciones populares que se han sucedido en las últimas semanas y que incluye el hostigamiento y persecución a la comunidad mapuche – a quienes se estigmatiza como nuevo “enemigo interno”, los allanamientos a múltiples locales de organizaciones sociales y políticas de izquierda, como sucedió en Córdoba con quienes organizaron la marcha contra el gatillo fácil y las detenciones arbitrarias, y la represión y detenciones en distintas movilizaciones, destacándose la intervención de una importante cantidad de policías de civil que literalmente salen a cazar manifestantes.

En busca del espaldarazo en las urnas
El gobierno de Cambiemos llega a las elecciones de medio término, tras las PASO de agosto, con la expectativa de salir fortalecido. Un resultado favorable en las urnas le permitirá apuntalar la imagen de su gestión y será presentado como apoyo de una parte importante de la sociedad a sus políticas. Y, más precisamente, le dará el espaldarazo necesario para avanzar con las reformas neoliberales que pretenden aplicar sobre condiciones de trabajo, política educativa y previsional, y que ya están siendo diseñadas en los distintos ministerios. Paquete de reformas que mantiene el apoyo y la expectativa del conjunto de los sectores empresarios, aún de los pequeños y medianos, quienes a pesar de los perjuicios causados por la apertura del mercado local ven con buenos ojos la reforma laboral que les permitiría eventualmente recomponer sus ganancias aumentando la flexibilización laboral y por ende recuperando competitividad frente a los productos que ingresan del exterior.

Para la campaña electoral, desde el gobierno cuentan con algunos datos favorables, difundidos recientemente por el Indec, en materia de actividad económica, que -si bien están lejos de alcanzar al conjunto- evidencian un repunte en comparación con la fuerte caída del año anterior, movido principalmente por la construcción, como consecuencia del incremento del gasto en obra pública. Pero además cuentan con el apoyo de las grandes corporaciones de medios comunicacionales que les garantiza la difusión de sus perspectivas y puntos de vista, convirtiendo en sentido común hasta las medidas e ideas más antipopulares.

De esta forma, si acompañado por el blindaje mediático logra que las repercusiones por el caso Maldonado no le impacten negativamente, Cambiemos buscará no sólo repetir el resultado favorable de las PASO, sino incluso revertir el ajustado revés en provincia de Buenos Aires y Santa Fe.

En este marco, Cristina Kirchner ha buscado recuperar cierto protagonismo. Realizó un llamamiento público convocando a concentrar el voto opositor detrás suyo, mientras promueve la realización de entrevistas en distintos medios, y no ya exclusivamente en los afines, como venía sucediendo. Sin embargo, no parece suficiente para revertir la tendencia favorable a Cambiemos. Sólo algunos dirigentes sindicales, como Daer y Caló, modificaron su posición respecto a agosto y llaman -aunque sin ningún entusiasmo e, incluso, sin nombrar a Cristina- a unificar el voto en torno a Unidad Ciudadana. Pero, como era de esperar, Massa y Randazzo sostienen sus candidaturas y las tensiones al interior del peronismo están lejos de resolverse.

La tregua sin fin
Con este panorama en el escenario político, y atacada por un gobierno que se apoya en el desprestigio de un sindicalismo empresario y burócrata, la dirigencia sindical cegetista ha definido archivar cualquier planteo de paro y plan de lucha, dejando de lado hasta sus propias promesas, con tal de sostener sus privilegios, como el manejo de los fondos de las obras sociales y un nuevo acuerdo en el sistema de salud. A cambio, – y muy lejos de expresar los intereses de la clase trabajadora- se disponen a negociar con el gobierno los términos de la reforma laboral que se buscará imponer en los próximos meses. Con ese objetivo, en las últimas semanas se han desarrollado reuniones tanto en las oficinas de la cartera laboral, como en Azopardo, en las que ya se han acordado ciertos términos de la negociación.

Con este re establecimiento de las relaciones con el ministerio que conduce Triaca, los popes de la CGT buscan, entre otras, un cese de las hostilidades del gobierno contra los sindicatos, que amenaza ponerlos contra las cuerdas, a fuerza de intervenciones e investigaciones sobre sus patrimonios.

Tanto gobierno como burocracia, se han apurado a señalar que la reforma laboral que se promoverá en nuestro país no será similar a la brasilera. Sin embargo, esto no implica que no represente un profundo impacto contra los intereses de la clase trabajadora en favor del gran capital. Sin ir muy lejos, entre los puntos que han acordado transmitir públicamente, se encuentra la promoción del régimen de pasantías, incluyéndolo al interior de los convenios colectivos, lo que implica un gran retroceso, puesto que habilita a las empresas a hacerse de mano obra barata sin respetar los derechos que tienen las y los trabajadores de planta y con salarios considerablemente inferiores.

Desafíos desde la izquierda
Atravesamos un momento difícil para nuestro pueblo trabajador. De unidad de todas las fracciones de la clase dominante en la avanzada contra derechos históricos y condiciones de vida y de recrudecimiento de la represión en sus distintas formas. Ofensiva que no se restringe sólo a nuestro país sino que se extiende en toda Nuestra América de la mano de las derechas locales y del imperialismo norteamericano. Momento que requiere, sin dudas, de una intervención fuerte y decidida desde las organizaciones de izquierda y populares para, por un lado, aportar a la construcción de una alternativa política de las y los trabajadores y, por otra parte, de forma inmediata y urgente, enfrentar el ajuste y reformas neoliberales que promueven el gobierno de Cambiemos y sus socios, en beneficio de los sectores más concentrados del capital.

En ese sentido, con el objetivo de fortalecer una alternativa política de izquierda y de las y los trabajadores es que desde nuestra participación en la corriente de izquierda Poder Popular intervenimos en estos comicios en las listas del FIT, con candidatos/as propios en distintos puntos del país. De cara a las próximas elecciones, por lo tanto, reforzamos nuestra campaña política, convocando a votar masivamente por el Frente de Izquierda y los Trabajadores. Estamos convencidos y convencidas de que esta orientación, que busca aportar al fortalecimiento de una referencia de izquierda y de un programa en defensa de los intereses del pueblo trabajador, se ha verificado como la más acertada.

Por otra parte, es cada día más evidente, ante la tregua de la burocracia que se extiende sin plazos, la necesidad de fortalecer y masificar la resistencia en las calles para enfrentar el ajuste y las reformas neoliberales. El ejemplo dado por las y los trabajadores del Ingenio Ledesma, parando la producción y enfrentando la represión estatal en defensa de sus condiciones de trabajo y de sus salarios, constituye una muestra clara de que el ajuste seguirá encontrando resistencia en las calles.

Con todo esto resulta fundamental, por un lado, seguir promoviendo la organización y movilización desde las bases, en cada lugar de trabajo, de estudio y desde las barriadas populares, ya que es imprescindible que el movimiento de resistencia esté basado en una amplia participación popular que combata el individualismo y la indiferencia, que extienda los lazos de solidaridad, cooperación y lucha que ha sabido desplegar nuestro pueblo. Por otra parte, debemos promover la más amplia unidad de acción que permita impulsar esa movilización tras un programa preciso, uniendo las fuerzas de todas las organizaciones populares y todo el activismo que comparta la imperiosa necesidad de enfrentar las reformas neoliberales, el ajuste y la represión señalando, además, un camino que aporte efectivamente a la construcción de un proceso de emancipación de los trabajadores y trabajadoras.
En esas tareas volcaremos nuestros principales esfuerzos militantes.

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