Foto extraída del portal El Resaltador

Con el trasfondo del mega operativo, comandado por el carapintada Berni, de desalojo a las familias sin tierra asentadas en Guernica, en la “honorable” Cámara de Diputados se votaba el Presupuesto 2021. Tras 18 horas de sesión, con 139 votos a favor, 15 en contra y 90 abstenciones, el Frente de Todos y aliados, entre los que se encuentran diputados de Juntos por el Cambio de Corrientes, de Jujuy y el riojano Felipe Álvarez que, tras la votación, abandonó la coalición; logró la media sanción de la llamada “ley de leyes” que incluye importantes recortes.

La agenda la marca el FMI

En las próximas semanas el Senado tendrá la tarea de convertir en ley este Presupuesto 2021. El apuro no es azaroso. Recordemos que todo este año el gobierno gestionó sin la aprobación de un presupuesto. El plazo se corresponde con la llegada de una nueva misión del FMI a nuestro país, con el que el gobierno busca hacer buena letra, a los fines de poder negociar un nuevo programa de financiamiento.

Así, quienes hasta hace poco alardeaban “al fondo no volvemos más” aprobaron, para el próximo año, la meta de un déficit fiscal primario de 4,5%, es decir, un recorte a la mitad en relación con el 8,3 % de este año, con la intención de dar señales claras de la tan mentada austeridad fiscal. Y acá no hay interna oficialista que valga.

Por otro lado, este presupuesto de ajuste, en términos reales, implica una reducción del gasto primario en torno al 9,5 %, fundamentalmente por la eliminación de la IFE, y de los ATP. Esto sobre la base de una hipótesis, difícil de predecir y comprobar, que es el control total de la pandemia de COVID-19 para el 2021. Además, en un contexto con cifras alarmantes de pobreza (40,9%), indigencia (10,5%) y desocupación (cercanas al 20%) resulta una canallada inaceptable los recortes en este rubro, mientras a los empresarios, banqueros, terratenientes, se les aseguran sus cuantiosas y jugosas ganancias; sin siquiera haber aplicado un limitado impuesto a la riqueza, que duerme en los cajones del Parlamento.

En cuanto a las proyecciones, además de reconocer una caída del 12,1 % del PBI para este año, se prevé que PBI crezca un 5,5 % interanual en 2021, un 4,5 % en 2022 y un 3,5 % en 2023. Recién ese año se volvería al nivel pre-pandemia, según estas proyecciones. Con relación a la tasa de inflación, se espera que decrezca gradualmente a 29 % en 2021, a 24 % en 2022 y a 20 % en 2023, con un desvío de 4 puntos porcentuales al alza o a la baja entre 2021 y 2023. La estimación de un dólar a $ 102, para diciembre de 2021, parece ciencia ficción en momentos donde la brecha cambiaria no termina de aumentar; y, por tanto, el esquema de devaluación “administrada” con un impacto directo sobre la carestía de la vida del pueblo trabajador.

Aunque hay una reducción del ítem “Servicio de la Deuda Pública”, estamos hablando de que un 1,5 % del PBI se va a destinar al pago de intereses de una deuda ilegítima, odiosa y fraudulenta. Esta cifra contrasta con la caída real de entre el -7,4 % y -12 % de las prestaciones previsionales. O de la caída real del -4,5 % de los salarios de les trabajadores estatales. Y mucho más clara es si la comparamos con las 160 mil viviendas que podrían construirse con esos fondos; si este gobierno “nacional y popular”, quisiera dar alguna respuesta, que no sean las balas y topadoras, ante la problemática de emergencia habitacional que afecta a los sectores populares, que solo piden un pedacito de tierra para vivir.

La única deuda es con las necesidades urgentes de nuestro pueblo

Los tiempos políticos se aceleran. El gobierno no puede capear la crisis económica, sanitaria y social que día a día se profundiza. La apuesta al acuerdo de reestructuración de la deuda con los bonistas privados, como condición de posibilidad para encauzar el rumbo, no tuvo, ni por lejos, los resultados esperados. Ahora todas las fichas están puestas en un pacto con el “nuevo” FMI, que ha dejado de ser el causante de todos nuestros males, para convertirse en el principal aliado.

Lxs emisarios de la “amiga” Kristalina estarán en las próximas semanas por estos pagos. El gobierno ya no sabe que más hacer para que le tiren una soga. A la sanción del presupuesto, sumaron el anuncio del pedido del pago por anticipado de $100.000 millones de adelantos transitorios (AT) del Tesoro al Banco Central, medida digna de la ortodoxia liberal. También, la venta de bonos en dólares por parte del BCRA y de la Anses, mediante el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), para “enfriar la plaza” y evitar la corrida cambiaria, nuevamente echando mano a la caja de fondos jubilatorios de les trabajadores. Nada nuevo bajo el sol.

El principal objetivo es poder renegociar las condiciones en el pago del préstamo histórico otorgado en el gobierno de Macri por U$S 57.000 millones. De ese programa, que quedó trunco, se recibieron, en 13 meses, un total de US$ 44.000 millones. El FMI no reestructura sus deudas, es decir, que no acepta quitas, sino que da un nuevo préstamo para pagar el anterior y perpetuar el sometimiento del ciclo de endeudamiento y de subordinación imperialista. Así lo demuestran los 21 programas anteriores que tuvo nuestro país, que lejos de “desendeudarnos” nos sometieron a nuevos endeudamientos. Las opciones para este nuevo refinanciamiento son dos: un nuevo stand by o bien un préstamo de facilidades extendidas. La diferencia no es el ajuste que, en ambos casos, va a ser una exigencia, sino el ritmo y los plazos. En el caso del stand by, con lleva vencimientos en plazos muy cortos (dos o tres años). Mientras que el “crédito de facilidades extendidas”, las devoluciones del nuevo préstamo se extienden más en el tiempo, hasta 10 años, con cuatro de gracia, pero atado a un ajuste mayor, ya que implica la exigencia de las “reformas estructurales”. Sean fiscal, previsional y/o laboral.

Les trabajadores y el pueblo pobre del campo y la ciudad, no debemos permitir que sigan descargando la crisis sobre nuestras espaldas. Esta película la vivimos muchas veces en nuestra historia, y las lecciones son claras: los ricos cada vez más ricos mientras la vida de millones se vuelve más precaria. Desde Venceremos-Partido de Trabajadorxs, rechazamos este presupuesto de ajuste, y nos preparamos para repudiar, en las calles y en unidad con otras organizaciones de izquierda y del campo popular, la nueva visita de la misión del FMI a la Argentina.

¡No al pago de la deuda odiosa, ilegítima y fraudulenta!

¡Plata para salud, educación, vivienda, y emergencia social!

¡La deuda es con los pueblos, no con el FMI!

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