
Las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires, al igual que en otras jurisdicciones del país, como hemos venido señalando, estuvieron atravesadas por la poca participación, el descrédito del sistema parlamentario y la enorme fragmentación de los partidos que expresan la crisis del régimen político. En ese escenario, la victoria en CABA de Adorni, candidato de Milei, envalentonó al gobierno nacional, que profundizó la represión contra los jubilados y redobló la ofensiva antiobrera. El 21 de mayo el Ejecutivo publicó un nuevo DNU intentando restringir, nuevamente, el derecho a huelga. El gobierno avanza también con la liberalización de las importaciones, lo que ha generado una enorme protesta en Tierra del Fuego, que marca el camino de la resistencia en la tierra de Víctor Choque, donde comenzaron las puebladas en los 90.
Las elecciones en CABA
El primer dato significativo de las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires fue el enorme porcentaje de abstención: votó tan sólo el 53% del padrón. Es la cifra más baja desde 1997, desde cuando se tiene registro de “legislativas” en CABA. El promedio de participación en esos 28 años fue del 75%. Aún en pandemia o luego de una crisis como la del 2001, los números de participación electoral fueron más altos. Sin duda, esta abstención – que se evidenció en las elecciones en Chaco, Jujuy, Santa Fe, expresa una profundización de la crisis de régimen político. Se trata de un descontento social cuyo signo político es incierto, pero que crece.
Tras la eliminación de las PASO se hizo visible la fragmentación que ese sistema ocultaba: en 2021, en las generales sólo hubo 5 listas; este domingo hubo 17. Las PASO, que reducían el número de candidatos y obligaban a hacer frentes, permitían generar “mayorías forzadas” que hace rato no existen. Hoy queda patente que no sólo se ha dado la disgregación de los partidos tradicionales, sino también de los frentes que, durante varios años ordenaron el panorama electoral, como lo fueron el PRO y el kirchnerismo. Esta viene siendo otra clave de las elecciones de 2025.
El peronismo, cada vez más desdibujado, fue mayoritariamente detrás de Leandro Santoro, un candidato que viene de la Franja Morada, aliados de los rectorados que vacían las universidades. Además, se presentaron boletas de Moreno y Abal Medina, que no obtuvieron representación en la Legislatura por su baja performance. El rol de sutura del sistema, de reconstrucción de la institucionalidad burguesa que le tocó jugar a los Kirchner luego de 2001 ya no es necesario y no lograron actualizar una construcción hegemónica duradera y que plantee una alternativa frente al gobierno nacional.
LLA ganó en toda la zona norte de la capital, donde viven los sojeros, los empresarios de todo tipo, los que se dedican al mercado financiero y los bufetes de abogados que los defienden. En este caso, no es el pobrerío, sino los sectores más acomodados, quienes sostienen a un gobierno que ha demostrado ser muy eficiente en el ataque a los derechos populares y de laburantes. Milei es el gran gerenciador de dólares, turismo, fuga, etc. para los más ricos. Se confirma que Milei es la cara descubierta de la dominación burguesa de este capitalismo dependiente, en una fase de descomposición marcada por la crisis y las guerras.
El gran perdedor fue el PRO, cuyas figuras también compitieron entre sí en distintas boletas, y que también sufre el proceso de disgregación. Quienes ganaban holgadamente en las barriadas populares no lograron ni forzar a través de sus punteros a la gente para que vaya a votar. En esos barrios la abstención fue más alta. Con 11 bancas, quedó como 3era fuerza en su propio bastión, donde supo tener mayoría propia. LLA ganó lo que se convirtió en una interna abierta de la derecha, y ahora va a negociar un frente con el PRO en PBA en una situación de poder y con la presión del círculo rojo para unificar fuerzas. El peronismo, que recibió más votos del sur y del centro, queda como primera mayoría en la Legislatura con 20 bancas. Sin embargo, ninguna expectativa puede tenerse de un frente que viene cogobernando con Jorge Macri.
La izquierda FITU, por su parte, también perdió caudal de votos: sacó 3,16% (51.925 votos): menos de la mitad de votantes que en 2021. Aún con el apoyo de organizaciones de izquierda por fuera del FITU que llamaron a votarlo, su representación se desdibuja y corona una campaña que en lugar de cuestionar la legitimidad de un sistema en descomposición, lo valida.
El gobierno de Milei sale a la ofensiva
Si bien el caudal de votos que recibió en CABA fue exiguo (30% sobre un ausentismo de casi el 50%) el gobierno de Milei sale fortalecido de los comicios y avanza sin demasiada oposición, pasando por arriba del Congreso sin ruborizarse. Con esa victoria, el gobierno pretende dar vuelta a la página frente a las enormes movilizaciones que se venían desarrollando, como fuera la del pasado 12 de marzo que implicó una importante resistencia popular, y sale a la ofensiva avanzando con reformas por decreto que plantean aspectos clave para el movimiento obrero: nuevamente, como en el Decreto 70/2023, esta nueva iniciativa ataca el derecho a huelga declarando la esencialidad de casi todas las actividades productivas y no productivas, incluyendo no sólo la salud, los transporte y la educación, sino todas las cadenas de producción industrial y de alimentos, impactando también en el comercio y el transporte. Allí, en el DNU 340/25, incluye lateralmente en una norma -que en apariencia- estaba destinada a la marina mercante- un listado de “actividades esenciales” y otras “trascendentales” señalando que las primeras deben garantizar al menos un 75% de funcionamiento y las segundas un 50% incluso en caso de huelga. Además, en el Decreto 341/25 publicado el mismo día, busca eliminar las paritarias nacionales docentes. Ambos decretos serán seguramente cuestionados por vía judicial en el fuero laboral, como ocurriera en los anteriores intentos. Lamentablemente, la CGT y las CTAs no han anunciado ninguna medida concreta y se han limitado a sacar declaraciones. Lo mismo ha hecho la CTERA, que convocó a un plan de lucha nacional este 22 de mayo, pero sin paro, aún cuando su propio rol como interlocutor esté en juego por la eliminación de las paritarias nacionales docentes.
En paralelo, el gobierno nacional ha avanzado con la liberalización de las importaciones de celulares, impactando directamente en la industria de Tierra del Fuego. Esto ha generado la declaración de una huelga por tiempo indeterminado de la UOM local, expandiéndose a una huelga del conjunto de los trabajadores de la provincia, que llevó a que el propio gobernador saliera a intentar negociar un acuerdo con el gobierno nacional que retrase la aplicación de las bajas de los aranceles. Es notable que en esa disputa, la propia familia Caputo esté en la contienda, dado que “Niky” Caputo (otrora hombre de confianza de Macri) es uno de los dueños de las empresas que producen celulares en Tierra del Fuego, por lo que el hermano de Santiago Caputo (armador del gobierno de Milei) fuera a negociar con su primo la disputa por los aranceles.
Pero más allá de los intentos de negociación, es la clase trabajadora de Tierra del Fuego la que se ha puesto de pie para defender sus puestos de trabajo, junto al resto de la población que sufrirá también el impacto de la migración y la despoblación de un territorio que vive de las industrias beneficiadas por el régimen de promoción industrial. En los 90, la política neoliberal del gobierno del entonces presidente Carlos Menem, llevó también al desmantelamiento de la tradicional industria electrónica fueguina (respaldada por una ley nacional que garantizaba exenciones impositivas) que dio lugar a enormes manifestaciones de protesta que fueron fuertemente reprimidas por la policía local y por 300 gendarmes enviados por el gobierno nacional. Allí fue asesinado el obrero Víctor Choque, el 12 de abril de 1995.
No es casualidad, claramente, que la política neoliberal que se aplica en la actualidad esté vinculada a las disputas interimperialistas que se agudizan en el contexto de guerra mundial, y que se expresa en la absoluta subordinación del gobierno nacional a los requerimientos del imperialismo yanqui. Es justamente en Tierra del Fuego, donde se pretende la instalación de una base militar yanqui, como ya acordara Milei con la generala Richardson y que fuera ahora reiterado por la última visita del representante del Comando Sur de Estados Unidos, que presentó en la Casa Rosada un pedido para la instalación de una base de submarinos de la armada norteamericana en Ushuaia. A esa solicitud se sumó el pedido para reactivar un radar de alta potencia en la región, que claramente es un objetivo geopolítico estratégico. Nada mejor que un territorio despoblado para garantizar estos intereses.
Por el camino de la resistencia y la rebelión popular
Frente a los ataques del gobierno, distintos sectores organizados de la clase trabajadora resisten en la calle contra los despidos, cierres de fábricas, recortes salariales y distintos tipos de avance patronal en los lugares de trabajo. Lxs jubiladxs siguen movilizando todos los miércoles. Si bien aún son pequeños focos de resistencia en distintos lugares del país, se van sosteniendo y en algunos territorios, como en Tierra del Fuego, comienzan a masificarse. Es claro que debemos superar la enorme fragmentación y la pasividad de las dirigencias sindicales burocráticas. Es claro que aún falta un camino por recorrer. En los 90, el proceso de rebeliones se inició con el Santiagazo en 1993, luego se desarrolló la pueblada en la que asesinaran a Víctor Choque, como mencionamos, en Tierra del Fuego en 1995. En 1996 se sucedieron las puebladas de Cutral Co y Plaza Huincul en Neuquén y las de Salta de los despedidos de YPF, también las de Corrientes. Hacia el 2001, el descrédito y el repudio a un régimen político y económico que hambreaba a nuestro pueblo y beneficiaba al mismo puñado de empresarios que se enriquecen hoy, se expresó también en el ausentismo, voto blanco e impugnación en las elecciones de 2001 y finalmente en la enorme rebelión popular de diciembre que terminó echando al gobierno de De la Rúa. Es de esperar, frente a la aceleración de la crisis que también se aceleren los tiempos de la organización y la resistencia.
Somos conscientes de que la historia no se repite de la misma forma, pero es fundamental que recuperemos nuestras experiencias de lucha, que recuperemos la confianza en nuestra capacidad de resistencia y de transformación, que podamos visualizar la potencialidad de la rebelión para echar a estos gobiernos al basurero de la historia.
Ante la descomposición del régimen político, la profundización de la crisis y la ofensiva contra la clase trabajadora y el pueblo, es claro que no hay alternativa por la vía de la reconstitución de las instituciones de la democracia burguesa. Nada podemos esperar del Congreso o las legislaturas provinciales, nada de los partidos de siempre y las burocracias sindicales que garantizan la gobernabilidad. La salida a este letargo sigue siendo la rebelión popular con una perspectiva clara anticapitalista y antiimperialista y debemos volcar todas nuestras fuerzas a construirla.