La destitución parlamentaria del presidente Manuel Vizcarra el pasado martes fue un hecho más en la grave crisis que Perú. Las cifras de letalidad del coronavirus, la más alta del mundo, es un índice de los niveles de miseria y abandono que sufre la mayoría de la población. La corrupción es la consecuencia necesaria del grado de connivencia existente entre el poder económico local y transnacional y los partidos políticos del régimen.
El neoliberalismo desplegado sobre la base una sociedad profundamente desigual, viene socavando las condiciones de vida de las grandes mayorías. La precariedad laboral, la pobreza, el racismo colonial, la opresión patriarcal son moneda corriente en Perú. La constitución vigente es la impuesta por el dictador Alberto Fujimori. La destitución es definida por lo más corrupto e ilegítimo del poder político. Por eso, el pueblo salió a las calles. Tal como decía un cartel de las numerosas manifestaciones, “No es por Vizcarra, es por nosotrxs”. La respuesta estatal a la movilización fue la represión y la brutalidad policial. No obstante, el pueblo ha dicho “basta” y la movilización no cesa.
Desde Argentina, nos solidarizamos con el pueblo peruano que en las calles empieza un proceso de recobrar fuerzas, de reorganizarse y de empezar a construir un horizonte de dignidad.
¡Viva la lucha de los hermanos y hermanas de Perú!
Venceremos – Partido de Trabajadorxs
13 de noviembre de 2020