A pocas horas de cerrado el histórico plebiscito, festejamos junto al pueblo chileno esta victoria. En un país sin voto obligatorio y con antecedentes de una participación máxima del orden del 50%, con una participación superior al 70% el «apruebo» a la reforma de la constitución pinochetista se impone con una mayoría aplastante. La voluntad popular que desde hace un año logró plasmar décadas de resistencia en una impugnación general al capitalismo neoliberal. Impuesto a sangre y fuego desde 1973, el neoliberalismo fue consolidado con una transición pactada de una democracia limitada y excluyente. Las luchas de diversas expresiones del movimiento popular (lucha por No más AFP, por el agua y los bienes comunes, por educación pública, gratuita y de calidad, lucha feminista y un largo etcétera) catalizaron en esa heroica rebelión detonada por el aumento del metro y encabezada por les estudiantes secundaries y que rápidamente supo sintetizar su sentido histórico en la consigna «No son 30 pesos, son 30 años».
La perseverante lucha del pueblo mapuche supo aportar a la conciencia y radicalidad anticapitalista y anticolonial del levantamiento. Todo el acumulado previo de luchas fue sintetizado en un programa hecho carne, hecho cuerpo, hecho organización popular. Basta de mercantilización y privatización del agua, de los bienes comunes, de los servicios básicos, de la salud, la educación y la previsión social. Basta de la represión permanente a la movilización del pueblo. Basta de un régimen político autocentrado, corrupto, garante de impunidad y consustanciado con una élite empresaria que no paga impuestos y que se beneficia de la extrema precarización impuestas desde el Plan Laboral de la dictadura.
La voluntad del pueblo, la voluntad de millones que fueron privadxs de todo hasta del miedo, es clara. La organización y la lucha serán el único medio para convertir el triunfo electoral en un proceso constituyente popular, plurinacional y paritario.
Los partidos del régimen toman nota y buscan reacomodarse en el nuevo escenario. Hay también un núcleo duro de la derecha pinochetista que tiene poder y que buscará trabar. El régimen de conjunto buscará cambiar algo para conservar.
Pero Chile despertó. Y la organización crece y crecerá más aún. Los comandos de sectores, las asambleas territoriales, la unidad sindical, los movimientos sociales sabrán empujar para profundizar lo conquistado hoy.
Lxs asesinadxs, lxs torturadxs, lxs violadxs, lxs presxs politicxs de la revuelta, se suman a una larga historia de caídxs por un país que esté en función de las necesidades de lxs pobres del campo y la ciudad. Hermanxs chilenxs, como dijo Miguel, «Adelante, adelante con todas las fuerzas de la historia».
Venceremos, 25 de octubre de 2020