La línea 148 es un dispositivo del Estado provincial neuquino dirigido a la contención, asesoramiento y acompañamiento en situaciones de violencia a poblaciones vulnerables, es decir niñes, adolescentes, adultes mayores, personas con discapacidad y mujeres; aunque la mayor demanda es por situaciones de violencia sufrida por mujeres.  Desde su surgimiento y en el periodo de aislamiento social preventivo y obligatorio la demanda de la línea creció dramáticamente: un 265% en relación al año 2018 y un 146% en relación al año 2019. Les trabajadores de la Línea 148 denuncian que su trabajo no es reconocido como esencial por parte del Estado, y que están sometides a condiciones laborales de absoluta precariedad. Situación que vulnera el normal funcionamiento del dispositivo y por lo tanto el derecho de la población más vulnerable a ser protegida de la violencia machista y patriarcal.

Violencia machista y precarización laboral, caras de la misma moneda

Las situaciones de violencia aumentaron de manera significativa estando en aislamiento, pero además ingresaron muchísimas otras situaciones de vulneración de derechos, como la demanda de alimentos por ejemplo. Demandas que están vinculadas con la violencia estructural que sufren miles de mujeres, niñes, adolescentes, adultes mayores, personas con discapacidad de los sectores humildes, pero que el dispositivo no abarca. Frente a esto, les trabajadores de la Línea buscan articular con otros sectores para encontrar respuestas a estas  necesidades urgentes.

Desde el inicio de la pandemia, es posible identificar que las mujeres de los sectores populares se encuentran en una situación de gran vulnerabilidad y esto tiene que ver con que, en muchos casos, se encuentran cumpliendo el aislamiento con sus agresores pero también por la agudización de la crisis económica. Las mujeres, muchas de ellas trabajadoras precarizadas de la economía informal, perdieron sus trabajos como empleadas domésticas o en el cuidando niñes. Aquellas pocas actividades que el mercado laboral capitalista y patriarcal les tiene asignadas, representan muchas veces el único ingreso con el que sostienen el alquiler que les permite no volver al lugar del que pudieron escapar; y frente a la desocupación y la falta de ingresos deben recurrir a los instrumentos del Estado o volver a habitar con el varón abusador o violento. Los aportes económicos que la provincia brinda para estos casos están muy por debajo de los costos de un alquiler, y muchas veces las mujeres cuentan con ese dinero para alquilar y vivir.

Las redes de cuidado y ayuda entre mujeres; amigas, compañeras del barrio son las que terminan brindando la respuesta y el acompañamiento urgente que en estos casos se requiere. Redes que son difíciles de sostener en sectores populares, por el limitado acceso a la tecnología y las dificultades de comunicación que impone la emergencia económica y sanitaria. Este es otro aspecto que ubica a la población destinataria del dispositivo en un contexto de mayor vulnerabilidad.

Les trabajadores del dispositivo de acompañamiento realizan una tarea esencial que desde el inicio de la pandemia no ha interrumpido su asistencia, a pesar de ello no cuentan con  este reconocimiento. La mayoría de ellas mujeres, trabajan 6 horas diarias desde sus casas, donde el teletrabajo forzado se superpone con las tareas de cuidado relegadas a las identidades feminizadas.

En la actualidad, exigen al Estado que se cumpla con el pase de planta política a planta permanente como indica la normativa vigente. La línea funciona en Neuquén desde hace 4 años y el estatuto que les encuadra sostiene que esta condición solo podría extenderse por 3 años sin embargo aún no cuentan con estabilidad laboral. La lucha de les integrantes de la línea se suma al cúmulo de reclamos de les trabajadores de la provincia: los salarios no se actualizan y el pago del aguinaldo es escalonado. Como parte de la planta política cobran sus magros salarios a mediados de mes, al igual que les funcionaries de la cartera de gobierno. Lo que las obliga a lidiar mes a mes con intereses por vencimientos de tarifas de servicios y alquileres, que muy a pesar del congelamiento salarial siguen aumentando.

Su trabajo son nuestros derechos

La agudización de la crisis económica profundiza las situaciones de violencia para la población más humilde. La amenaza epidemiológica, el aislamiento, el incremento de la desocupación, el abandono del Estado y la convivencia forzada con varones violentos y abusadores colocan a las mujeres, disidencias, infancias y adolescencias en una situación de peligro constante. Como si esta situación fuera poco, las políticas públicas destinadas a combatir las violencias machistas se encuentran entre las acciones con menor presupuesto y mayor precariedad. Se desarrollan políticas de cotillón sin dar respuestas reales a una de las consecuencias más descarnada del capitalismo patriarcal, que se lleva la vida de cientos de mujeres y disidencias por año.

Es fundamental acompañar en el reclamo de las trabajadoras y exigir al gobierno que destine mayor presupuesto, insumos y refuerzo a la Línea 148, pase a planta permanente para les trabajadores de este sector, fortalecimiento de refugios y apoyo económico a mujeres, niñes, adolescentes, adultes mayores y disidencias en situaciones de violencia. Medidas concretas para el resguardo de la salud física e integral de quienes sufrimos violencia machista.

-Reconocimiento de la Línea 148 como servicio esencial en consonancia al Plan Nacional de Acción contra las violencias por motivos de género (2020-2022), del Ministerio de la Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación.

-Pase a planta permanente de todas, todos y todes les trabajadores del Estado que se encuentra bajo la modalidad contractual de planta política y terciarizados.

-Recomposición de los salarios de manera inmediata.

-Actualización por IPC.

-Pago del aguinaldo completo ya.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, ingresá tu comentario
Por favor, ingresá tu nombre aquí