Imagen extraída de Contraeditorial

La unánime decisión de los gobiernos nacional, porteño y bonaerense de avanzar en una “apertura escalonada” del aislamiento social en el AMBA, justo cuando las estadísticas reflejan los mayores números de contagio, constituye un claro triunfo de la presión de las cámaras patronales, los medios hegemónicos de comunicación y de la derecha en su conjunto.

En contrapartida, la irracional determinación deja en evidencia el retroceso político del gobierno nacional en el manejo de la coyuntura. Desde la rápida marcha atrás en el proyecto de expropiación de Vicentín, la Casa Rosada no ha parado de ceder posiciones ante el bloque de oposición por derecha, que durante las últimas semanas impuso su agenda calentando las calles con banderazos y cacerolas “por la libertad” y contra la medida sanitaria.

El cajoneo del proyecto de impuesto a las grandes fortunas (que duerme el sueño de los justos), la foto institucional con el Grupo de los 6 en el acto por el 9 de julio y el viraje de la posición diplomática argentina ante el Comisionado de DDHH de la ONU en relación a Venezuela (saludado por el PRO), mientras se atraviesa la etapa final de la renegociación de la deuda pública con los acreedores privados, son todos gestos de Alberto Fernández (AF) orientados a congraciarse con el establishment y el imperialismo norteamericano.

El resultado de esa política no puede ser otro que seguir retrocediendo, tal como ya empiezan a sugerirle a AF desde el interior del campo oficialista, como ocurrió con el resonado artículo de Alfredo Zaiat en Página/12, elogiado por la vicepresidenta Cristina Kirchner quien recomendó su lectura vía Twitter, en un claro tiro por elevación al propio Presidente.

La cuarentena y la crisis sobre las espaldas del pueblo

De fondo, la sucesión de hechos no hace otra cosa que poner de relieve la imposibilidad del gobierno nacional de implementar consecuentemente una política de defensa de las necesidades y demandas del pueblo trabajador, como resultado de su decisión política de no afectar los intereses de los grandes grupos empresariales, a los que el gobierno de AF busca infructuosamente interpelar para su proyecto de refundación capitalista sobre bases menos “salvajes”. No fue tan duro como prometió al inicio de la cuarentena con el empresariado que despedía gente, ni logró arrancarle alguna migaja para que ganen menos.

El desfiladero por el que pretende transitar el gobierno del Frente de Todos se va angostando día a día, ya que no hay posibilidad de garantizar trabajo, educación, salud y vivienda para las mayorías populares, congraciándose con la UIA, SRA, ABA, AEA y los grandes medios de comunicación que moldean la opinión pública en nuestro país.

La flamante “apertura escalonada” del ASPO en el AMBA en el peor momento de la curva de contagios (que no hay argumento mínimamente racional ni científico que pueda explicarlo), es un claro ejemplo de la imposibilidad de “hacer una tortilla sin romper un huevo”, como claramente lo explica el saber popular. Así, una cuarentena sostenida, en términos económicos, exclusivamente en la emisión monetaria (para solventar IFE´s y ATP); dejando hacer a las patronales cuanto quisieran en materia de despidos, suspensiones y rebajas salariales, no puede culminar de otra manera que no sea en una flexibilización de hecho impuesta por el lobby patronal y con la complicidad de las burocracias sindicales.

Previo al anterior anuncio de ampliación de la ASPO, desde Venceremos – Partido de Trabajadores habíamos advertido sobre la fragilidad de una “cuarentena en desgaste que se estira”, en el marco de una crisis económica y social que no para de agravarse. En estas últimas dos semanas el cuadro se agudizó y así, hoy, la decisión de flexibilizar sin importar el contexto cuenta con cierta legitimidad pública, resultado del lógico desgaste de una medida que ya lleva más de 120 días, con un enorme esfuerzo social y en la que las necesidades más elementales no satisfechas empujan a la calle a cientos de miles de laburantes a ganarse la diaria.

En verdad, sin imponer un impuesto progresivo a las grandes fortunas para que financien una parte significativa de los costos de la medida sanitaria, “no queda otra” que la apertura sin grieta de la cuarentena, que es la respuesta unánime que viene desde arriba y en la que la salud de las trabajadoras y trabajadores queda relegada por completo. La insistente apelación a la responsabilidad individual como la quinta esencia para evitar el contagio,  completa el cuadro del repliegue estatal.

Sin embargo, el riesgo de la decisión es tan crítico que hasta un editorialista de Página/12, reflexionó con preocupación que “si se abre la circulación en forma anárquica, la epidemia puede dar un salto cuantitativo en poco tiempo por su facilidad y rapidez de contagio”, lo que daría lugar a que Argentina “se meta de cabeza” en “una de las peores tragedias de su historia”.

Independencia, soberanía y alternativa, aquí y ahora

En ocasión del 204 aniversario de la declaración de la independencia, diversas organizaciones del campo de la izquierda y el movimiento popular, suscribimos una declaración común que puso de relieve las principales batallas que tiene por delante nuestro pueblo trabajador. La suspensión del pago de la deuda pública ilegal e ilegítima hacia su desconocimiento soberano; la expropiación y estatización de Vicentín y la imposición de un impuesto a las grandes fortunas para el financiamiento de la emergencia sanitaria y social, entre otros, son los  ejes fundamentales que estructuran la lucha política de clases en la coyuntura actual.

Desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs consideramos que debe aportarse con amplitud a esas peleas, desde el protagonismo popular y con independencia política, ligándolas a la tarea de construcción de una salida propia de la clase trabajadora, de las y los de abajo, de carácter anticapitalista, feminista y antiimperialista.

Todas las peleas cotidianas que llevamos adelante para lograr el cumplimiento efectivo de la prohibición de despidos; la mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora y el pueblo pobre; contra la represión estatal en los barrios populares (que tiene como doloroso ejemplo actual la desaparición forzada de Facundo Astudillo Castro) y por el aborto legal, seguro y gratuito, debemos conectarlas del modo que sea posible con esa perspectiva de fondo que alienta nuestra intervención.

Ésta es nuestra ubicación política en la coyuntura actual, que somos conscientes debe hacer frente a un escenario sumamente adverso de sostenida polarización política, que impone numerosas dificultades a su estructuración y desarrollo. Este posicionamiento es constitutivo de la fundación misma de nuestro Partido y contrastó desde el vamos con la resolución adoptada por diversas experiencias de izquierda que avanzaron durante el macrismo  en la táctica de integración al dispositivo de alianzas del peronismo, como “opción realista” para enfrentar a la derecha reaccionaria (lógica que sigue vigente y que puede propiciar que de manera tardía otras organizaciones de izquierda ensayen similar curso de acción en el próximo período). La aceptación “de lo posible” como guía político-práctica excluyente, que se ubica como premisa tácita de estas orientaciones, tiene como costo inexorable la renuncia progresiva y definitiva de los objetivos estratégicos de transformación social. Un costo demasiado alto.

En contrapartida, desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs ratificamos el horizonte socialista y la naturaleza anticapitalista, feminista y de cuidado de los bienes comunes de nuestra propuesta política; y en esa senda continuaremos apostando a fortalecer iniciativas comunes de coordinación y unidad que hagan crecer una alternativa política de esas características. Ni más, ni menos que lo nuestro pueblo necesita para emprender un proyecto de definitiva emancipación social, política y económica.

 

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