Por Carlos Vasco Orzaocoa

Algunas reflexiones sobre la Crisis global

La crisis Global que vivimos ya se avecinaba y anunciaba antes del surgimiento de la Pandemia del Covid-19. Las economías más desarrolladas se habían desacelerado, incluso la de China, que durante la anterior crisis del 2008 había actuado de locomotora para su superación. Desde varios años atrás  asistíamos a la existencia de varios globos financieros prontos a explotar y que habían surgido de esas emisiones monetarias gigantescas de los Bancos Centrales  inyectando al sistema bancario. Por esto responsabilizar a la Pandemia de esta crisis es una maniobra del capital financiero más concentrado,  a través de los medios masivos subordinados,  para ocultar el verdadero origen sistémico de la presente crisis.

Para entender mejor lo que está pasando es necesario detenerse en dos conceptos económicos muy presentes en esta crisis, uno es la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y otro es el capital ficticio.

La ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia capitalista es una de las contradicciones centrales del modo de producción capitalista. Si se incrementa la productividad por incorporación de tecnología (robótica, informática, etc) se sustituye parte de la fuerza de trabajo y por lo tanto la plusvalía disminuye y con ello la tasa de ganancia. Además con la expulsión de trabajadores y la consiguiente exclusión social disminuye la demanda solvente frente a una oferta que ha crecido por el desarrollo tecnológico. Desde la década del 70 la tasa de ganancia capitalista está en un declive sin remedio pese a los sucesivos ajustes en el “costo laboral”.

La creación del capital ficticio

Para salir de la situación anterior el capitalismo acudió a la creación de capital ficticio. Primeramente con el crédito para aumentar la capacidad de compra y activar así la demanda. Los créditos hipotecarios, los fideicomisos, compras a futuro, bonos y acciones  son instrumentos financieros que se compran y se venden, se especulan en las Bolsas y aumentan así su valor, distanciándose de la esfera de la producción y obteniendo tasas de ganancias superiores a las obtenidas con la inversión a sectores de la producción; O sea sin intervenir en el proceso productivo. Uno de los instrumentos financieros más relevantes en las últimas décadas son las Deudas de los Estados, nuestra pesada carga de la Deuda Externa. El total del capital financiero global es hoy unas tres veces el Producto bruto mundial  (suma de bienes y servicios), este inmenso globo financiero estalló por la falta de capacidad de pago de los deudores a nivel mundial, las empresas que no pueden pagar constituyen la Deudas Corporativas  y en los Estados son la Deudas Soberanas. Argentina es sólo una muestrita.

Entonces a la crisis de la economía capitalista derivada de la baja tasa de ganancia de los inversores capitalistas, dueños de las grandes empresas y negocios, se une esta otra crisis del capital financiero porque los deudores ya no pueden pagar y los llamados “pasivos tóxicos” son más de la mitad del capital financiero global. La crisis del sistema capitalista  es integral y global.

Desde el 70 asistimos a una carrera desenfrenada y ciega del Capital para recuperar su Tasa de Ganancia, empezaron por desmantelar el Estado de Bienestar.  Pinochet y los Chicago Boys. Martínez de Hoz y la dictadura, Ronald Reagan en EEUU y Margareth Thacher en Inglaterra. Ajuste salarial, desindustrialización y precariedad laboral, privatización de la salud y la educación, concentración de la riqueza hasta el punto que hoy un 1% de la población son dueños del mundo.

A todo esto hay que sumarle, un aspecto central, que además es el origen de las pandemias: una enceguecida industrialización de la actividad ganadera con crianza masiva y antinatural de bovinos, cerdos y aves. Concentración de la propiedad de la tierra con siembra de monocultivo utilizando agro tóxicos. Deforestación con destrucción del hábitat natural de especies silvestres.  Destrucción de todo tipo de diversidad. En nuestros países dependientes las multinacionales asociadas a los grupos de la burguesía local nos impusieron un extractivismo que destruye la naturaleza y envenena las aguas y la tierra,  dejando todo arrasado.

La pandemia , que tiene su origen en el salto de virus animales a seres humanos, está causada por todo este manejo  irracional respecto a la naturaleza  y al conjunto de especies animales y vegetales en procura de esa obsesión por aumentar la ganancia, el lucro capitalista. Los animales y la naturaleza van perdiendo  su capacidad de recuperarse y  regenerarse  debido a que las formas de producción son cada vez más intensivas y agresivas hacia el metabolismo natural.

Por todo esto la pandemia que es producto de la misma forma de producir del capital, si bien ha profundizado la crisis capitalista, no es un shock que produce la crisis, es sólo un detonante. No es un excepcional cisne negro que de pronto aparece en el lago.

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