El Ministerio de Salud pronostica 3 escenarios posibles de desarrollo de la pandemia desde los cuales desprende distintas iniciativas. Las realidades en el sistema de salud público, las condiciones laborales de les trabajadores de la sanidad y la realidad en los territorios.
El mundo atraviesa una crisis global que pone de manifiesto todas las contradicciones producidas por el sistema capitalista y patriarcal en el que vivimos. El COVID 19, la pandemia que no deja lugar libre en el mundo, deja al descubierto las contradicciones que se mantienen ocultas. La crisis sanitaria pone en jaque al sistema y funciona como catalizador de una crisis internacional en curso, que golpea a las economías del mundo. Esto da lugar a una retracción económica global, que se combina con la caída de las bolsas de todo el mundo, sumado al desplome del precio del barril de petróleo. La crisis está lejos aún de encontrar un curso de salida que no sea su propia agudización, pronosticando consecuencias peores a las de la crisis del ’30, y donde se prevee la pérdida de 25.000.000 de puestos de trabajo.
Algunos números pueden darnos un pantallazo general de lo que viene pasando. El total de casos confirmados en el mundo al 7 de abril es de 1.422.053 (301.623 se han recuperado y 1.038.715 activos) con un total de 81.715 fallecides.
¿Cuáles son los países que mayor número de casos confirmados tienen?
EE.UU (346.327 de los cuales fallecieron 10.308), España (135.032 con 13.169), Italia (132.547 con 16.523), Alemania (101.178 con 1.612), Francia (92.840 con 8.078), China (82.665 con 3.335). ¿Y en Latinoamérica? La información actualizada nos dice que Brasil (11.516 con 506), Chile (4.815 con 37), Ecuador (3.747 con 191), Perú (2.281 con 83).
¿Y en Argentina cómo estamos?
Hasta el momento (7/4), en Argentina se han detectado 1.628 casos y han fallecido 56 personas. De ese total de contagiados el 44% son mujeres y el 56% son hombres. Las principal franja etaria es de 20 a 59 años, siendo la edad promedio de 45 años. Se han descartado 2817 casos. Es importante destacar que ya existe contagio comunitarios (es decir, gente que no viajó a los lugares de riesgo, ni estuvo en contacto estrecho con esa gente que viajó), algo que se esperaba venir pero que preocupa porque implica mayor propagación del COVID – 19.
A partir de lo vivenciado en otros países como Corea del Sur, Italia y España, el gobierno ha llevado adelante proyecciones sobre los escenarios posibles en Argentina. La base de las mismas es que cada 3 días se duplica la cantidad de casos confirmados y que dependiendo cuándo se empiece a aplacar la curva será el impacto. Esto no significa que deje de haber casos confirmados, sino que dejen de duplicarse cada 3 días, que hasta el momento pareciera que está ocurriendo. Así es como se estiman 3 escenarios posibles que van desde uno muy bueno (soportable por el sistema de salud actual), uno intermedio (soportable por el sistema de salud con un refuerzo y reordenamiento de recursos) y uno malo (que colapse el sistema de salud).
La serie de decisiones que los diferentes niveles de gobierno vienen tomando, nos permite ver que el gobierno está preparando el sistema de salud para un escenario intermedio. En términos estrictamente sanitarios (y como proyecciones), el gobierno ha avanzado en la creación de la Unidad Coronavirus COVID-19 para impulsar diferentes acciones (desarrollo de kit de diagnóstico rápido, uso de centros de investigación, etc) con un presupuesto de 25 millones de pesos; la construcción de 8 hospitales módulos con camas de internación (560) más el refuerzo de camas de internación graves e intermedias en diferentes Hospitales o Centros de Salud intermedios (la construcción del Pabellón Sanidad en la Región I de Campo de Mayo); el incremento de partida presupuestaria para sectores críticos, reasignando partidas presupuestarias que permitan garantizar la atención médica; el incremento del presupuesto del Ministerio de Salud con el objetivo de adquirir las vacunas del calendario nacional de vacunación, el de los hospitales actuantes en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación y de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud “Dr. Carlos G. Malbrán”, con el fin de atender gastos relacionados con la implementación de determinaciones de diagnóstico de laboratorio para COVID.
En la Provincia de Buenos Aires, teniendo como principal foco de atención el conurbano, se pretende habilitar 20 laboratorios en toda la provincia para poder hacer análisis de COVID -19; diferentes sindicatos, entidades o clubes han habilitado hoteles o espacios para garantizar el aislamiento de personas o familias que no tienen las condiciones materiales resueltas.
Si hacemos una lectura rápida de las medidas tomadas hasta el momento, todes estaríamos de acuerdo con que el gobierno de Alberto Fernández viene actuando acorde a las exigencias del momento histórico que nos toca atravesar como mundo, y principalmente como clase trabajadora. Sin embargo, del dicho al hecho hay un largo trecho. Un claro ejemplo de esto, tiene relación directa con el “aislamiento obligatorio” (cuarentena) dónde podemos ver claramente las dos maneras que el Estado tiene para intervenir en situaciones de disputa de intereses: si el consenso no funciona, habrá coerción a través de las fuerzas represivas (ver: http://venceremos-arg.org/2020/04/03/ni-milicos-en-nuestros-barrios-ni-ocupacion-policial-de-nuestras-calles/)
Del dicho al hecho… ¿cuál es el trecho?
Partimos de la base de que el Sistema Público de Salud de nuestro país se encuentra fragmentado y desbastado por el proceso de mercantilización y el vaciamiento histórico que ha sufrido, intensificado por las políticas neoliberales de los últimos años. Esto, nos pone en estado de alerta, ya que las decisiones que se vienen tomando apuntan a “fortalecer” el sistema de salud, pero no son suficientes.
En primer lugar, las medidas tomadas hasta el momento tienden a un fortalecimiento de los hospitales de mayor complejidad que permitan la internación de personas que lo requieran por sus condiciones de salud. Sin embargo, no se está pensando en el fortalecimiento de la Atención Primaria de la Salud, es decir, el fortalecimiento de las conocidas “salitas” de los barrios, que casualmente son las instituciones de salud que tienen anclaje territorial, conocimiento específico de la población y que llevan adelante un proceso de acompañamiento de la población muy concreto: ahí es donde se entregan medicamentos, donde se hacen controles de niñes sanes, recién nacides, personas con enfermedades crónicas, entrega de leche, y por sobre todo, un proceso educativo con la comunidad que les brinda herramientas para una co-responsabilidad en la continuidad de cuidado. ¿Qué quiere decir esto? que las estrategias para la pandemia se olvidaron que las salitas ocupan un rol fundamental en el cuidado de la salud de la población, pero además se desconoce la referencia que la población tiene con las mismas. Por más que se generen centros de detección o de diagnósticos en diferentes lugares, las personas van a seguir yendo a las salitas porque es el espacio que conocen, porque es el lugar de referencia y porque la mayoría de las veces son las únicas instituciones del Estado en un territorio.
Por otro lado, existe una falta de recursos edilicios y humanos para poder llevar adelante los testeos a la población. Actualmente, pese a que la proyección del gobierno es habilitar 20 laboratorios más en Buenos Aires, sólo el Malbrán está funcionando. Y además, en algunos municipios aún no se han creado equipos para la realización de hisopados a la población. El tiempo que transcurre desde que se toma el hisporado hasta que se obtienen los resultados hoy es entre 7 y 14 días, por lo tanto, muchas personas sabrán si tuvieron COVID – 14 una vez transitado el tiempo de aislamiento. Es por esto que urge poder aumentan los números de testeos a la población, principalmente porque la existencia de contagio comunitario nos pone en otro nivel de propagación del virus, y además porque es necesario aumentar la sensibilidad epidemiológica para poder llevar adelante análisis concretos a partir de situaciones concretas e ir tomando definiciones acordes a la realidad. No vaya a ser cosa que dentro de algunas semanas nos avisen que se van a dejar de hacer testeos y que los “casos sospechosos” serán “confirmados” directamente.
La definición de habilitar espacios para el aislamiento de personas que por sus condiciones materiales de existencia no puedan hacer en su casa es necesaria, pero acá es importante detenernos. ¿Cuáles son las condiciones que una vivienda tiene que tener para poder garantizar el aislamiento de una personas del grupo familiar sin que el resto se exponga al contagio? como base contar con una habitación donde esa persona pueda estar sola, y en lo posible un baño de uso exclusivo. Sin embargo, en un país con un 40% de personas pobres es casi imposible poder garantizarlo. Quienes pateamos el barrio, quienes somos parte de las barriadas populares, sabemos que esa cuestión «tan básica» que nos dicen desde arriba es imposible de sostener desde abajo, porque tener una habitación y baño para uso exclusivo es un privilegio. Porque nosotres sabemos que donde duerme una familia duermen 3, y donde duerme una persona duermen 10. Por eso, también sabemos que estos espacios de aislamiento van a desbordar rápidamente, porque no van a dar abasto a la demanda real que tenemos (ver: http://venceremos-arg.org/2020/03/25/con-precarizacion-del-trabajo-y-la-vida-no-hay-condiciones-para-combatir-al-covid-19/)
¡Queremos los aplausos pero también que se garanticen nuestra seguridad!
Otro tema de suma urgencia tiene que ver con las condiciones laborales de les trabajadores de la sanidad, que son sumamente heterogéneas dependiendo las provincias, los municipios (diferencia salarial de hasta 10.000) hasta los modos de contratación que tenemos (planta permanente, transitoria, becas o monotributistas). Ni hablar del pluriempleo de médiques y enfermeres, que imposibilidad poder tomar un respiro de la pandemia para recuperar energías y volver a dar batalla.
Otra de las grandes preocupaciones de quienes trabajamos en salud, es la falta de recursos adecuados de protección personal. Los equipos de salud no contamos con todos los elementos necesarios para hacer frente a la pandemia y no contagiarnos, o son de pésima calidad. Hay instituciones de salud donde no llegan los barbijos quirúrgicos que necesitamos (ni hablar del barbijo espacial N95), ni las antiparras adecuadas, ni las máscaras faciales, ni los camisolines impermeables. Por supuesto, estamos acostumbrades a trabajar con los mínimos recursos y nos caracterizamos por apelar al ingenio para dar respuesta lo mejor posible a la población. Sin embargo, en un contexto de crisis sanitaria como el que estamos viviendo, se hace urgente contar con los insumos que garantizan nuestra protección para no contagiarnos. Necesitamos un Estado que reconozca a les trabajadores y les de seguridad para trabajar, y no que demagógicamente nos aplauda, porque no sólo arriesgamos nuestra vida sino también la de nuestras personas más queridas.
A esto tan concreto, se le suma también la falta de insumos que garanticen la limpieza y desinfección de las instituciones de salud. Jabón, alcohol en gel y común, trapos de piso, lavandina, guantes y el equipo de protección necesario para quienes llevan adelante la tarea. Y ni hablar de las condiciones edilicias de las instituciones: algunas ni siquiera pueden garantizar la circulación de una persona que tiene sospecha de COVID – 19 sin propagar el virus, porque no tienen consultorios suficientes, o dos puertas que permitan diferentes circuitos de circulación al interior de la institución.
No tenemos directivas claras, pese a la existencia de protocolos generales que bajan desde la OMS y el Nación. No existe una adecuación de las normativas a los territorios y la realidad concreta del sistema de salud. Muchas normativas son pensadas y trazadas para un ideal que lejos está de cumplirse. Y cuando esas normativas se adecúan al territorio, no vienen por escrito, por lo tanto, no tenemos nada que avale decisiones que nos piden que tomemos.
Nosotres decimos, si no tenemos los insumos básicos que garanticen nuestro cuidado, no vamos a atender la pandemia de manera real. No vamos a hacer frente a la misma como corresponde, porque para cuidar a la población, primero necesitamos que el Estado garantice nuestras condiciones de trabajo.