La paritaria de la pobreza
La paritaria nacional docente regresó de manera ruinosa: su reedición muestra a las centrales de trabajadorxs de la educación negociando sin mandato de las bases y prestándose a firmar un acuerdo que consagrará la miseria salarial para sus representadxs. La cúpula de CTERA, alejada de las aulas y cercana al gobierno, se presta para rubricar un acuerdo que deja al salario testigo en $23.000 (marzo) y $25.000 (julio), unos $15.371 por debajo de la canasta de pobreza actual ($40.371, según el INDEC). Sumas fijas y en negro; achatamiento del escalafón y perjuicio para lxs docentes jubiladxs. Un esquema a medida de las exigencias de “austeridad” del FMI.
Crónica de una tregua anunciada
La celebración por anticipado de la convocatoria a la paritaria nacional, y el previo y explícito encolumnamiento de los máximos referentes de la central docente mayoritaria, CTERA, preanunciaban un final como éste. Recuperando una historia de apoyos deliberados a la patronal, la Lista Celeste que dirige la central terminó asumiendo nuevamente un acuerdo que posterga a la docencia, y la relega a sueldos aún peores que los que venía percibiendo. La cúpula de CTERA, lejos de convertir el regreso de la paritaria nacional en una herramienta para la recuperación de derechos y la recomposición salarial, la utiliza para validarse como interlocutora y arreglar un sueldo de pobreza. Nada se dice, además, de las reformas promovidas por el Ministerio durante la era Macri, que con el ministro Trotta gozan de buena salud: la Secundaria 2030, la reforma en Educación Superior o la Evaluaciones Externas y Estandarizadas.
Los números del ajuste y la desigualdad
La canasta básica que el INDEC mide para 4 integrantes, y que determina que una familia supere la pobreza, se calculó en $40.373 en enero. Un valor un 5,7% más alto que en diciembre de 2019 y un 52% más que en enero de 2019. Cabe señalar que, gracias al ajuste macrista y de los gobernadores, no hay ninguna jurisdicción del país donde el salario docente supere ese umbral. Sí existen diferencias que hacen que una maestra en Chaco o Formosa se ubique por debajo de los $20.000, o que en la región patagónica –con un costo de vida más elevado- haya provincias que superen los $30.000, como Chubut ($38.000) o Neuquén ($34.750). Las diferencias salariales entre jurisdicciones se deben a un desigual sistema educativo que depende casi exclusivamente de las arcas provinciales, lo que arroja diferencias de más de un 100% entre regiones. En muchos casos, la docencia ha conquistado actualizaciones mensuales (“cláusula gatillo”) para no quedar por debajo de la inflación. Tanto la dirección de CTERA como el gobierno asumieron la eliminación de dichas cláusulas. Los argumentos, escapan a la realidad: según dirigentes como Eduardo López dichas cláusulas serían un mecanismo que “sólo permite empatar con la inflación, y nosotros queremos ganarle”. Según Hugo Yasky, la indexación mensual “contribuye a la espiral inflacionaria” (https://www.ambito.com/politica/paritarias/yasky-se-mostro-favor-eliminar-la-clausula-gatillo-las-proximas-paritarias-n5083363) . Más allá de la retórica confusa, tanto el gobierno, que no puede siquiera pronosticar cuál será la inflación anual, como la burocracia sindical docente, desacoplaron los salarios de los aumentos de precios y el efecto inmediato será que los primeros queden aún más relegados de lo que venían respecto de estos últimos. Lo concreto: el gobierno ofreció un salario inicial nacional que pasa de $20.250 actuales a $23.000 para marzo (aumento del 13,5%), y la cifra de 4 pagos de $1.210 extra, uno por mes, que irían al incentivo docente (cifra en negro). Además, se llevaría la cifra del salario inicial en julio a $25.000. Estos números de por sí insuficientes, están por debajo de lo que se cobra actualmente en 12 jurisdicciones, que ya superan este último monto (entre ellas, CABA, Bs. As., Santa Fe, Tucumán, San Luis y la región patagónica). Pese a esto, la dirección de CTERA lo adelantó su aval a dicha oferta, ad referéndum de un congreso de su entidad totalmente copado por la lista que lo conduce.
Recuperar lo perdido y defender las conquistas
La docencia, a pesar de muchas de las conducciones burocráticas, viene sosteniendo peleas. De esa manera se logró evitar que el deterioro salarial fuese mayor en muchas jurisdicciones, como por ejemplo en Mendoza, gracias a la cláusula de actualización lograda. No obstante, los salarios docentes deben lograr una recomposición. A contrapelo de lo que pacta CTERA, que deja a los sueldos por debajo de la pauta inflacionaria y tiende a lo desfasado se consolide, la necesidad de la docencia es arribar a un salario igual a la canasta familiar por cargo de jornada simple. No se puede hablar seriamente de “educación de calidad” naturalizando la sobreexplotación de la docencia, que deja su salud en dos o tres cargos al día.
A su vez, es imperioso señalar que las desigualdades en el sistema educativo tienen su raíz en la fragmentación y privatización del sistema: un ministerio nacional sin escuelas, que divide al sistema en 24 piezas; un mosaico heredado desde la descentralización a gran escala ejecutada por la última dictadura y continuada por el menemato, que ningún gobierno posterior revirtió; una tasa de privatización cercana al 35%, financiada con subsidios estatales. La renacionalización del sistema educativo es cada vez más necesaria. La austeridad fiscal en materia de educación sirve a los intereses del FMI, pero no a los de nuestro pueblo. Es imperioso coordinar acciones desde las conducciones y agrupaciones antiburocráticas y de oposición a la actual dirección de CTERA para impulsar la lucha y el rechazo a este acuerdo. En cada jurisdicción, con asambleas que promuevan los paros, movilizaciones y las medidas que estén a nuestro alcance: rechazar una tregua que perjudica a lxs trabajadorxs y al alumnado. Defendamos las jubilaciones y nuestro salario: por un sueldo igual a la canasta familiar. No a las sumas fijas y en negro. ¡La deuda es con la educación, y no con el FMI!