… Tú no has muerto.
Tú sigues vivo,
y seguirás viviendo
para esperanza y felicidad
de todos los pobres del mundo.

El 5 de octubre de 1974, Miguel Enríquez, secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), caía combatiendo a los grupos de tareas de la siniestra DINA en la calle Santa Fe de las afueras de Santiago de Chile.  La contrarrevolución pinochetista oscurecía las alamedas de Chile; a sangre y fuego, se abría paso la versión neoliberal del capitalismo. El MIR y Miguel eran un objetivo prioritario de la DINA de Manuel Contreras, para perseguirlos creó la Agrupación Caupolicán, mientras que la Agrupación Purén se dedicaba a perseguir al resto de la izquierda. “El MIR no se asila” había sido la consigna y Miguel fue el primero en cumplirla a pesar de que la represión arreciaba. Ubicada la casa en que vivía clandestino, lanzaron un operativo con más de 300 civiles, carabineros y soldados. Miguel resistió con las armas en la mano, pero diez balas enemigas, una en el cráneo lo asesinaron. Dos días más tarde, en una ceremonia vigilada y limitada a un puñado de las personas más cercanas, su mamá, Raquel Espinosa despedía a Miguel con la frase del epígrafe.

Las clases dominantes no erran al identificar a sus enemigos. Miguel y el MIR efectivamente personificaban un proyecto antagónico, irreconciliablemente antagónico, al orden social capitalista en Chile. Al calor de la lucha de clases en el país y en todo el continente, con la estrella de la Revolución Cubana y el proyecto emancipador del Che, se formó el MIR en 1965. Miguel Enríquez, protagonista ya en esa génesis, se convirtió en su secretario general dos años más tarde y lo sería hasta el día de su muerte.

Su praxis lo ubica entre los mejores exponentes del marxismo revolucionario de Nuestra América. Estudioso del marxismo, de la historia de las revoluciones, de la historia y de la realidad de su país, Miguel fue también un dirigente revolucionario y un cuadro organizador. Siendo parte del ascenso de masas que se dio con el triunfo de la Unidad Popular en 1970, el MIR y Miguel combatieron la idea de un “tránsito pacífico” al socialismo, alertando que ninguna clase dominante se suicida. En julio de 1973, ya producido el “tancazo”, Miguel expresa con claridad cuál es la táctica para derrotar al golpismo. Frente a la apuesta a defender la institucionalidad del estado burgués y a la táctica de negociación con el golpismo civil y militar de los poderosos, el MIR defendió la creación del poder popular.

A casi medio siglo de distancia, el capitalismo ha desplegado en estas décadas todo su potencial de destrucción, al mismo tiempo que ha cultivado el derrotismo, para seducir luego con las variantes de tono en la gestión de la explotación. Para quienes asumimos el desafío de aportar a una revolución que se presenta esquiva pero que es más necesaria que nunca, Miguel sigue enseñando. Frente al orden establecido, frente al reformismo, Miguel Enríquez nos sigue empujando por el único camino de transformación verdadera: la revolución socialista en Nuestra América.

Venceremos – Partido de Trabajadorxs

5 de octubre de 2019

 

Compartimos a continuación la siguiente nota:

MIGUEL ENRÍQUEZ: Donde mora la alta pupila del fusil, mirando lejos

Miguel Enríquez: Donde mora la alta pupila del fusil, mirando lejos.

 

 

 

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