El asado del domingo, el locro, los guisos y las empanadas llevan tiempo modelando la historia de nuestras comidas. Todas esas comidas llevan carne. Carne vacuna, carne de cerdo u otras variedades a nivel local, los niveles de consumo en nuestro país nos ubican entre los primeros países consumidores de carne a nivel mundial. Por lo que hablar de veganismo en Argentina no es una tarea sencilla. Esto lo experimentan a diario compañeros y compañeras, sobre todo dentro de las franjas etarias más jóvenes, que se vuelcan a una dieta vegetariana o vegana, por convicción, gusto o por salud, y que tienen que enfrentar a diario miradas acusatorias o bromas provenientes de familiares y amigos. Incluso entre quiénes podemos llamar progresistas este debate parece ser difícil de abordar, como quedó en evidencia en redes sociales, donde se han vertido opiniones que parecen estar más cercanas a justificar a los “gauchos” (el masculino es adrede) que golpearon a jóvenes veganxs y activistas ambientales que se manifestaban pacíficamente este domingo durante la Exposición Rural de Palermo. Abordaremos entonces este debate, no desde el veganismo con la contradicción que ello implica, sino poniendo la mirada crítica en nuestros consumos y sobre todo recogiendo el guante de estxs jóvenes que lograron colarse en la Rural e imponer sus consignas.
Un joven impulso a un movimiento con historia
La irrupción de este grupo de activistas el domingo en la Rural colmó rápidamente las redes y los medios de comunicación. Entre sus pancartas se destacaban mensajes a favor del medio ambiente y contra el maltrato animal, mensajes que tranquilamente pueden enmarcarse en los crecientes movimientos como el Fridays for Future (que a nivel mundial promueve acciones todos los viernes para que se tomen medidas que favorezcan el medio ambiente y frenen el cambio climático; y cuya referente es la joven de 16 años Greta Thunberg); Jóvenes por el Clima; Alianza por el Clima; las marchas contra Monsanto (a nivel local y mundial); las asambleas anti-mineras o anti-fracking, etc. Algunos de estos movimientos llevan años de tradición de lucha y resistencia ante empresas o gobiernos para los que el medio ambiente es solo una variable de cambio, pero no se puede negar que tuvieron un impulso ante las crecientes consecuencias del cambio climático y la aparición de discursos que lo niegan (cuyo referente podría situarse en Donald Trump). Así, se ha puesto el tema sobre la mesa, dejando clara la necesidad de medidas ecológicas urgentes, entre las que aparece un mayor control sobre el uso del suelo y de actividades como la agropecuaria, que de sostenerse las tendencias actuales necesitarán avanzar sobre bosques y selvas para expandirse y dar respuesta a los patrones de consumo futuros; con consecuencias muy serias para el medio ambiente y la salud de poblaciones locales (ya son conocidos los vuelos con pesticidas sobre escuelas rurales). Para pelear por la aplicación de algunas de estas medidas, siguiendo tradiciones previas, pero sobre todo innovando y creando, hoy lxs más jóvenes entre lxs jóvenes vienen siendo protagonistas. Por ejemplo, hace unas semanas en nuestro país se dictó la Declaración de Emergencia Climática, siendo el primer país de Latinoamérica en dictarla. El mismo día el Senado aprobó por unanimidad (48 votos) la Ley de Presupuestos Mínimos para la Adaptación y Mitigación del Cambio Climático, obteniéndose así la media sanción. Conquistas como esta en nuestro país y a nivel mundial, son sostenidas por la constante movilización de adolescentes (con el apoyo diverso de políticxs, científicxs, artistas, etc.) y son pasos necesarios pero no suficientes para seguir tomando conciencia y actuando en pos del cuidado de nuestro único medio natural, nuestro planeta
La tradición marxista está en deuda sobre la relación entre los seres humanos y la naturaleza y sobre las tareas que en esa línea tenemos quienes peleamos por el socialismo. En los tiempos que corren y a la luz de la crisis ambiental, cada vez más evidente a nivel mundial, complejizar nuestra visión sobre el medio natural es una tarea de primer orden.
Qué consumimos
Excede el propósito de esta nota dictar que debemos o no comer. Como ya dijimos, los aspectos morales no caben discutirlos aquí. Pero sin dudas, como militantes rebeldes, creemos que problematizar nuestros hábitos de vida (y alimentación entre ellos) debería ser una tarea cotidiana para quienes defendemos la construcción de una nueva sociedad. Sabemos que los cambios individuales son importantes como prefiguración de un mañana mejor pero que no alcanzan por sí solos para invertir los valores o la dinámica de la sociedad capitalista en que vivimos. Pero ello no puede impedirnos discutir estos temas. Este año, los niveles de consumo de carne vacuna fueron los más bajos, gracias a que el macrismo se encargó de golpear el bolsillo de lxs laburantes de forma brutal. Así es que, con la contradicción que implica, cabe denunciar este golpe al consumo y la falta de un guiso de carne en millones de hogares, a la par que buscamos revisar cómo se produce y de donde proviene lo que consumimos: desde la carne de vaca hasta la soja, desde la leche hasta los bizcochitos de grasa. Más aún, en el actual contexto de crisis económica, la aparición de productos «a base de…” (los Pindonga y Cuchuflito) o la proliferación de alimentos transgénicos en los últimos años nos obligan, al menos, a adoptar una actitud crítica sobre nuestros hábitos de consumo.
Y no solo eso, en un país productor como el nuestro, no podemos seguir naturalizando la cantidad de chicxs que no tienen que comer, la falta de comida en los comedores o la calidad de alimentos que consumimos. Peor aún, no podemos dar por sentado que comer bien, sano, sea privilegio solo de un sector de nuestro pueblo.
Una “Sociedad” que no vale ni dos líneas
Manteniendo el protagonismo del mensaje de lxs jóvenes activistas, nos parece que a la Sociedad Rural Argentina no vale la pena dedicarle más que algunas pocas líneas. Líneas que son solo útiles como recordatorio para aquellxs progresistas que se ríen de (y casi que defienden) sus métodos violentos e intolerantes; o para lxs amantes del Orden y Progreso; o simplemente para quiénes tengan poca memoria. ¿Acaso se olvidan que esos que andan a caballo y golpean con rebenques a estos jóvenes son oligarcas disfrazados de gauchos? ¿Acaso se olvidan que en sus manos aún corre la sangre de mapuches, tehuelches y pampas, saqueados y asesinados durante la Conquista del Desierto? ¿Acaso olvidamos que entre esa oligarquía hay cómplices de todas las dictaduras en nuestro país, desde la última hasta la primera? ¿O qué son los mismos que tiran leche en las rutas mientras hay niñxs con hambre en nuestro país? Poco nos importa que hoy el Agro sea el principal generador de PBI o que las mineras generen trabajo. Nuestro valor, el primero, siempre, será la defensa de la vida y de nuestro planeta, y por ello todo nuestro repudio a los métodos de disciplinamiento de la derecha.