Las elecciones PASO provinciales dejaron en Mendoza muchos resultados esperables y unos poco que no tanto.

Comencemos por lo que parecía más esperable: triunfo de Cambia Mendoza. El armado que reúne a radicales, al PD-Pro, algunos referentes del Frente Renovador y Libres del Sur obtuvo casi el 43% de los votos. La apuesta fue provincializar la elección para despegarse de la figura de Macri. Y fue acertado. Bajo el lema de continuar con una provincia “ordenada”, el radicalismo se consagra con la primera fuerza política y a 7 puntos del peronismo, por lo cual todo indica que serán nuevamente gobierno.

En segundo lugar, con más del 35% de los votos, quedó el Frente Elegí (peronismo), donde sucedió lo menos probable: Anabel Fernández Sagasti triunfó en la interna frente a Alejandro Bermejo. Mientras ella jugó a nacional la elección -algo ensayado con buenos resultados en 2017- con el slogan “Vuelve Cristina”, Bermejo zigzagueó entre un alejamiento de la figura de CFK y luego un intento de captar algo del sector más cristinista. Pero en este sentido llevaba todas las de perder. Dato no menor es el rol de los intendentes en la interna. Mientras ciertos territorios como Maipú o San Rafael, donde el caudillo amigo del Opus Dei y el Verbo Encarnado de Omar Félix aportó gran caudal a Bermejo, en departamentos del Gran Mendoza figuras históricas del viejo peronismo como Amstutz (Las Heras) aportaron a la “renovación” (sic) que significa Sagasti. La combinación entre figuras con peso territorial y la vinculación con CFK fueron la llave para superar a Bermejo.

Muy por detrás, con 7% el diputado José Luis Ramón (Protectora), un outsider de la política logró captar un voto bronca frente a los armados más tradicionales y, al mismo tiempo, políticamente moderadísimo.

En cuarto lugar, el Frente de Izquierda, al que desde Poder Popular defendimos, llamamos a votar y fiscalizamos. El resultado es magro: 3,7% de los votos, un porcentaje muy lejano del 14% que consagró al FIT en el panorama local y la mitad de los votos, casi, que en la PASO para gobernador en 2015.

Más allá del resultado, es innegable que hubo una fuerte militancia de parte del FIT para llegar a cada rincón de la provincia con su propuesta. Pero el escenario político tiene elementos que no pueden soslayarse si de entender cuáles son las posibilidades objetivas que existen para una alternativa anticapitalista y feminista.

La coyuntura está marcada por el conservadurismo político en sus rasgos generales. El panorama latinoamericano, pero también la conformación de las diversas alianzas en términos nacionales tienen un hilo de continuidad evidente: el llamado a la “moderación” explícito, candidatura de Alberto Fernández mediante, de Unidad Ciudadana y las bravuconadas derechosas de los referentes de Cambiemos dan cuenta de un panorama en que la salida política de la crisis tiene el giro puesto a hacia la derecha.

Mendoza también es expresión de esto. El impacto del ajuste sobre los bolsillos de las familias trabajadoras, sobre los/as más precarizados/as ha traído mucha lucha en la calle. Son numerosas las jornadas que dan cuenta de esto. Pero entre la lucha por el salario, por el trabajo perdido o por cualquier otro ataque sufrido no tiene un correlato inmediato en las aspiraciones políticas del pueblo. Y hoy, una vez más, lo que la enorme mayoría de nuestro pueblo avizora como opciones “posibles” son los grandes armados patronales.

La militancia de izquierda, quienes estamos comprometidos/as a fondo con todas las luchas cotidianas de explotados/as y oprimidos/as tenemos que la tarea de seguir construyendo organización y redoblar los esfuerzos en cada ámbito en que disputamos: sindical, territorial, feminista y también electoral. Hay que ligar nuestras luchas cotidianas al único proyecto político que puede hacer de toda conquista una victoria duradera.

El único reaseguro de una vida digna para el pueblo es la victoria de los trabajadores/as. Mientras estén en el poder quienes hipotecan el futuro del pueblo a cambio de deuda para la timba de los especuladores, la comida, el trabajo, la educación y la salud están en riesgo. Mientras estén en el poder quienes niegan la ESI y el aborto legal, habrá femicidios, muertes de personas gestantes en la clandestinidad. Mientras dirijan nuestros destinos quienes tienen todo y nos llaman a la moderación, a la paciencia y a la esperanza de no se sabe qué cosa, estarán ellos que lo tienen todo y nosotros/as, que no tenemos nada.

Cuando los de arriba dicen que nuestros proyectos son una utopía, debemos responder: utopía es una vida digna mientras ellos tengan el poder para seguir haciendo sus negocios, sus alianzas políticas inmundas con las cuales cambian de pelaje político según donde está el poder.

Las PASO en Mendoza trajeron algunos resultados esperables y otros no tanto. Lo que es seguro es que necesitamos continuar el camino de forjar una opción nacida de la unidad y construida desde el pueblo para terminar con el hambre, la opresión y la explotación. Con esta perspectiva seguiremos batallando en las urnas y en las calles.

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