El jueves 7 de febrero Mendoza vivió una jornada de enorme movilización unitaria contra el ajuste. La Marcha de Antorchas, que ya en su penúltima escalada nacional, desbordó el centro de la ciudad con más de 15.000 personas. Marchamos contra los tarifazos, contra el sistema de transporte ideado por Cornejo según las necesidades de los empresarios del sector (Mendotran) y contra la represión, entre otras reinvindicaciones.
A nivel nacional, la Marcha de Antorchas fue la respuesta de sectores sindicales (CTA de los Trabajadores, CTA Autónoma, 21F) a la bronca masiva que generaron los tarifazos de enero y la erosión acumulada y creciente de los salarios producto de la inflación. Son necesarias, como muestras de acción masivas en la calle, que es donde se derrota el ajuste. Pero también son insuficientes para los intereses de los/as trabajadores, porque se trata de acciones aisladas, sin un plan de lucha que se profundice en el tiempo, que movilice a millones y que ponga en marcha una de las herramientas más poderosas que tenemos: el paro general.
Desde esa perspectiva, es decir, en unidad concreta y en la calle, pero con un perfil propio las organizaciones de la Multisectorial en Lucha estuvimos en la calle. Este espacio se movilizó durante todo enero y tuvo un lugar más que descatado en la marcha de ayer: sindicatos estatales, movimientos sociales, estudiantes, asambleas socioambientales y partidos llamamos a luchar no sólo contra el ajuste de Cornejo, Macri y el FMI, sino también contra el fracking; contra el ajuste en educación, en salud; por la emergencia social y agraria; por el boleto educativo gratuito; la represión y la baja de imputabilidad.
Un lugar destacado tienen los sindicatos estatales que trabajaron de forma aunada y han iniciado un camino de coordinación fundamental para enfrentar los ataques de Cornejo y Macri sobre trabajadores/as de la educación, administración, judiciales, casinos, universidades, etc. Para esto, la iniciativa del SUTE ha sido fundamental y tiene por objetivo revertir el aislamiento entre estatales, producto de no a la realidad de los/as trabajadores/as sino a las disputas mequinas entre las cúpulas de las CTAs.
Mención aparte merece la presencia de compañeros aceiteros de Cofco y de la Federación de trabajadores aceiteros. Viajaron desde Buenos Aires trayendo su lucha por la reincorporación de 200 los despedidos de esa fábrica y sumaron también su demanda a la masiva marcha de ayer.
La lucha en calle tiene que crecer. Todas las demandas serán conquistadas con movilización, pero fundamentalmente con un proyecto político los/as trabajadores que barra para siempre con los responsables del hambre, la misera, la desocupación, la precariedad y la represión.
La marcha en la calle es una trinchera para las batallas de hoy y de mañana. Pero es siempre el punto de partida. Sólo una salida política de los/as trabajadores/as que quite el poder a los ajustadores, a los que hacen negocios millonarios con nuestra miseria, puede realizar las transformaciones de fondo que el pueblo demanda y necesita.