“A los repudios viscerales los reservo para los verdaderos enemigos de la humanidad, esos que hacen posible que mientras se mueren millones de niños de hambre se gasten en armas las mejores reservas de los pueblos, a esos que por fabricar artículos superfluos en pos de la egoísta ganancia personal han envenenado ecológicamente el futuro de las próximas generaciones y dividido al mundo entre desarrollados y subdesarrollados. Y no puedo odiar a aquellos que se equivocaron y perdieron buscando nuevas sendas”

Osvaldo Bayer en Historia: investigación y frivolidad. Crisis N°48, Noviembre 1986.

Este 24 de diciembre nos encontramos con una noticia muy dolorosa para lxs luchadorxs: a los 91 años murió Osvaldo Bayer. Historiador, periodista, escritor, docente, guionista, pero fundamentalmente un luchador, que desde su identificación con el anarquismo se encargó, a lo largo de su vida, de darle voz a lxs que no la tienen, de aportar a la construcción de una historia de la clase obrera del país, de sus formas de organización y de lucha así como también de las injusticias a las que fue sometida.

Desde muy joven enfrentó a los grupos de poder en el país, siendo perseguido por la gendarmería en la Patagonia, hacia fines de la década del 50. También fue Secretario General del Sindicato de Prensa a sus 32 años.

Entre sus obras se destacan “Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia” (1970), donde a partir de una investigación rigurosa reconstruye la vida militante y personal del anarquista italiano. En este libro Bayer, aunque se definía como un pacifista, entiende a la violencia organizada como una forma de resistencia posible frente a la violencia generada desde arriba. Este libro lo implicó en el debate sobre la violencia, tan presente en la Argentina de los 70, siendo uno de los primeros detractores de la teoría de los dos demonios.

Luego realizó las investigaciones que dieron lugar a “La Patagonia Rebelde”, echando luz sobre una de las huelgas más importantes de la historia de la clase obrera argentina, así como también de las represiones más feroces por parte del Estado nacional. Estos libros se convirtieron en una referencia ineludible para las generaciones posteriores de luchadorxs.
Producto de esa lucha debió exiliarse en el año 1975, cuando apareció su nombre en las listas de las fuerzas represivas que comenzaban a aplicar los métodos que se extenderían desde marzo del 76. Desde el exilio en Alemania continuó su combate contra la dictadura, denunciando las torturas y las desapariciones, incluso de sus amigos y compañeros como Haroldo Conti, Rodolfo Walsh o Paco Urondo. Parte de esa lucha está plasmada en el libro “Exilio”, de 1984, donde describen junto a Juan Gelman, cómo fueron esos años lejos del país. Un año antes, con los militares en el poder, en una entrevista con Osvaldo Soriano desde Alemania, declaró: “Si se tapa el pasado no habrá democracia. Los representantes del pueblo, en el Congreso, tendrán que debatir ineludiblemente los cuatro temas conocidos: represión y desaparecidos, negociados, deuda externa y guerra de Malvinas. El Parlamento se tendrá que reunir en comisión para debatirlos y esos debates deberán ser públicos y transmitidos directamente por los medios de comunicación. Pero hay que ir al fondo […] En una palabra: nada de Núremberg, que lo hicieron los vencedores sobre los vencidos […] Y no olvidarse de los niños desaparecidos. Será cuestión de honor de todos los argentinos dar con el paradero de hasta el último de esos pibes”.

Hoy, a 35 años de aquella entrevista, siguen sin ser resueltos ninguno de los problemas identificados por Bayer.

A lo largo de su historia continuó investigando y publicando sobre el movimiento anarquista argentino e hizo suyos los reclamos históricos de los pueblos originarios. En 2004 fue declarado persona non grata por el Senado Nacional, producto de su reivindicación de estos pueblos.

Emociona ver las imágenes de sus últimos años, siempre firme apoyando cada lucha, del lado de lxs nuestrxs, con una sonrisa y con la convicción de que otro mundo es posible.
Lo despedimos con la tristeza de haber perdido uno de los nuestros pero con la alegría de sentir que su legado de lucha estará presente en las futuras generaciones. Lo despedimos con la certeza de que Venceremos.

¡Compañero Bayer Hasta la Victoria Siempre!

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