Miles en la calle por la educación pública

Trabajadores/as de la educación, estudiantes y toda la comunidad educativa estamos en la calle. Todas nuestras demandas son urgentes y exigimos respuestas ya.

Porque los salarios sólo garantizan miseria: los/as trabajadores/as no llegamos a fin de mes y cada día seguimos perdiendo salario frente a un inflación galopante.

Porque las escuelas están en condiciones desastrosas y se vuelven un peligro para quienes educan allí y para los/as niños/as y jóvenes que van a estudiar. El ejemplo dramático de este abandono es la muerte de dos compañeros en una escuela de Moreno, provincia de Buenos Aires, por la explosión de una garrafa.

Porque nuestros/as pibes pasan hambre y la raciones de merienda y almuerzo no alcanzan. El Estado se ha desentendido completamente de garantizar el derecho a la educación de los/as pibes.

Porque las universidades públicas de todo el país están desfinanciadas. Y porque el mismo plan se aplica sobre la Ciencia y Técnica. Y porque es el mismo racionamiento económico que hoy se materializa en la resolución la DGE que promete desfinanciar a las carreras que al Estado se le antoje no prioritarias, lo cual promete cierre de carreras y pérdida de puestos de trabajo para los/as docentes.

El proyecto educativo de Cambiemos y de Cornejo es el correlato de su proyecto económico. La vida digna y la educación son para unos privilegiados. La destrucción de la educación pública y la precarización de todo conocimiento científico son un engranaje más de un modelo económico y social sin desarrollo científico, sin industria y cuya economía raquítica se asienta en la oligarquía del campo, la timba financiera, la entrega de nuestros bienes y recursos a las multinacionales y la sumisión al FMI.

La clase trabajadora y sus hijos/as sólo somos tenidos/as en cuenta cuando se trata de aumentar la explotación, ajustar y reprimir.

La lucha que hoy crece en cada rincón del país es apenas el comienzo. La defensa de la educación pública es una línea de resistencia. Pero  no la única: las jornadas contra la reforma previsional afines de 2017, la marea feminista en las ya históricas jornadas de lucha por la legalización del aborto, la pelea incesante de los/as trabajadores/as de la educación que encabeza el SUTE.

Esos son nuestros puntos de partida; allí está nuestra fortaleza. Tenemos la tarea de crecer en organización.

Y tenemos, también, la tarea de alimentar la rebelión. Porque, de fondo, lo que está en juego es el conjunto de condiciones de vida del pueblo trabajador.

No tenemos más herramientas que nuestras propias fuerzas, que son inmensas si logramos salir masivamente a las calles por lo que es nuestro. No tenemos más salida que la lucha en unidad para vencer al gobierno y construir un proyecto de sociedad propio, donde el ajuste y toda forma de opresión sean historia.

 

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