La Segunda Marcha Federal Educativa fue una muestra clara del masivo rechazo de las y los docentes de todo el país (y de todos los niveles educativos) a las políticas de Cambiemos. Sin embargo, la jornada dejó planteada las perspectivas limitadas de la conducción de CTERA para conseguir las conquistas necesarias.

La educación junto con la salud pública vienen siendo dos de las principales variables de ajuste en las políticas llevadas adelante por el gobierno nacional y los gobiernos provinciales. Los cierres de paritaria por decreto fueron una de las maneras en las que localmente los gobernadores hicieron los deberes encargados por Macri y Dujovne de congelar los salarios de acuerdo a una inflación ficticia del 15%. En esos deberes, muchos gobernadores contaron con la ayuda de burocracias sindicales de estatales, pero también de docentes: en Misiones, en Córdoba, por nombrar solo algunas jurisdicciones, la aceptación de las pautas de miseria vino de la mano de la dirigencia Celeste de CTERA. En algunos casos, como en Mendoza, el ajuste del gobierno vino acompañado de medidas en el plano de la justicia como el reciente fallo de la Corte provincial que declara constitucional el ítem aula, una ofensiva total contra las condiciones de trabajo del conjunto de las y los laburantes de la educación. Por todo esto, una marcha como la que tuvo lugar el día de hoy no sólo era necesaria, sino urgente.
La convocatoria fue, al igual que el año pasado, masiva. Desde temprano, las diversas columnas fueron poblando las principales calles que desembocan en la Plaza de Mayo. La participación de seccionales de todo el país se hizo notar. Delegaciones muy importantes, como las del SUTE de Mendoza, de ATEN (Neuquén), de ATECH (Chubut) y la de AMSAFE (Santa Fe) pusieron de manifiesto el real alcance de la convocatoria. En este punto, es necesario destacar que en al menos las primeras tres se están desarrollando importantes procesos de lucha. Como mencionamos más arriba, las y los docentes mendocinos están enfrentando en las calles los constantes embates del gobierno en lo que es un verdadero laboratorio de las políticas fleixibilizadoras y de vaciamiento del sistema educativo llevadas adelante por el radical Cornejo. En la provincia de Carlos Fuentealba, pese al dubitativo accionar de la conducción provincial, hace más de 40 días que las y los docentes, con un rol protagónico de la seccional capital, vienen luchando por sus salario. Del mismo modo, en las últimas semanas se han desarrollado diversas medidas de fuerza en Chubut, donde, debido al ahogo presupuestario a la provincia, los salarios docentes no sólo están muy pode bajo de la inflación sino que están meses atrasados en su cobro.
Del mismo modo, se hicieron presentes miles de docentes bonaerenses en la columna del SUTEBA donde las seccionales Multicolor (Matanza, Escobar y Tigre) tuvieron un papel destacado al igual que las y los docentes porteños que se movilizaron junto con Ademys .
Pese a este marco de importante participación, las conclusiones que arrojan las intervenciones que tuvieron lugar en el acto no son alentadoras. La conducción de CTERA lejos de dejar planteada algún tipo de continuidad en la lucha, se restringió a hacer un válido, pero totalmente insuficiente, reclamo de paro general a la conducción de la CGT, sin tomar acuse de recibo de las demandas propias del sector al que representa. Si la marcha federal del año había arrojado una propuesta que a claras iba a hacia la derrota, como lo fue la escuela itinerante, en este caso, ante un marco de crisis como el que atravesamos, el silencio en torno a futuras medidas desarma a las y los docentes para las luchas futuras, pero también a las que están en cursos en cada una de las provincias.
Necesitamos un paro general. Pero la central docente debe hacer algo más que esperar: es indispensable un plan de lucha sectorial. Los miles de docentes que hoy se movilizaron, así lo demuestran.

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