Nada detiene. Ni la muerte, ni la edad, ni la idea. Se acerca un nuevo 8M y las sensaciones del año pasado todavía están en el cuerpo. Las jóvenes copamos y compartimos las calles junto a miles de otras mujeres: desocupadas, trabajadoras, tortas, travas, jubiladas, de acá, de allá, de todos lados. Todas nos encontramos por lo mismo, así como cada una por sus motivos también. Gritamos muy fuerte que nos queríamos vivas, que no podíamos aceptar más muertas en manos de femicidas, que queríamos transitar por la calle tranquilas, que teníamos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, que….tantas cosas más.

Este 2018 son razones muy parecidas las que nos reunirán, porque a las pibas jóvenes el machismo nos golpea fuerte: en la piel, en los huesos. Somos nosotras las víctimas de las redes de trata que atraviesan nuestros barrios y las que nos tenemos que bancar el acoso callejero por todas partes. También, son nuestras amigas, hermanas, vecinas, conocidas de menos de 30, las que representan el 80% de los femicidios. Somos las travas que tenemos una expectativa de vida de 35 años.

Somos nosotras, las jóvenes, también las que urgentemente necesitamos Educación sexual para decidir, no podemos aceptar que luego de 12 años de haber sido sancionada, la Ley de Educación sexual integral (ESI) no se implemente. El 15 por ciento de los embarazos en nuestro país es de pibas de menos de 18, por eso no son simples palabras la necesidad de anticonceptivos para no abortar. Somos nosotras, las mujeres, las jóvenes, trabajadoras, pobres, las que cada vez nos cuesta más conseguir algún trabajo, las que si lo conseguimos, éste es en negro o sufrimos la brecha salarial del 30 por ciento que existe en nuestro país respecto a los hombres. Nosotras, las que también tenemos que trabajar en nuestro hogar cuidando chicxs, abuelitxs o manteniendo la casa. Las que nos niegan becas que necesitamos para poder estudiar o guarderías en los colegios. Somos las que padecemos violencias y violaciones, y en esas condiciones, luego, nos criminalizan por decidir abortar. Tenemos que luchar porque sea un debate político, de nosotras sobre nuestros cuerpos, y no algo abstracto. No estamos dispuestas a seguir aceptando que 100 personas mueran al año y 60 mil sean internadas por realizarlo de manera clandestina. Necesitamos ya aborto legal, seguro y gratuito para no morir. Con la lucha de años conquistamos que se discuta en el parlamento, que la sociedad entera lo debata. No será de otra forma como lo haremos ley.

Pero saber todas estas cosas no nos deja inmóviles; PARAMOS PERO NO ESPERAMOS, al contrario, estos motivos son los que nos dan más fuerza para luchar. Y mientras luchamos, nos organizamos. Realizamos consejerías pre y post aborto. Nos acompañamos frente a situaciones de violencia así como nos animamos a denunciar a los violentos que están tanto afuera como adentro de nuestras organizaciones, escuelas, universidades, teatros, bandas, etc. Juntas nos empoderamos.

Hoy nos sentimos llenas de fuerza, abrazadas vamos a avanzar el 8 de marzo y después vamos a seguir todo el camino que haga falta, para exigir, y para conquistar:

-Separación de la iglesia del Estado

-Implementación de la Ley ESI

-Eliminación del código de vestimenta en los colegios

-Aborto seguro, legal y gratuito en el hospital

-Declaración de la emergencia en violencias de géneros

-Igual salario por igual tarea, sin distinción de géneros

-Guarderías en los espacios de trabajo y estudio

-Becas para todas las estudiantes que las necesiten

-Cupo laboral trans

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