La única promesa cumplida por Alfredo Cornejo y el Director General de Escuelas, Jaime Correas, fue el llamado a paritaria luego de las elecciones. El resto se resume en mentiras y chantajes a las que el Sute responde con lucha
Luego de una serie de auspiciosos anuncios a comienzos de noviembre, el gobierno mostró su verdadero juego: a cambio del pago de deudas que ascienden a 700 millones de pesos y que el Estado perdió en los tribunales de justicia pero que se niegan a pagar, exigió la aprobación de un proyecto de “Ítem Zona”. Tal proyecto sobre la “zona”, una porción del salario vinculada a las condiciones sociodemográficas de la escuela, pretende darle poder al gobierno para modificar unilateralmente el salario.
A esa táctica del chantaje, las y los trabajadores de la educación respondimos con un NO rotundo, con una contrapropuesta que el gobierno desestimó y con tres días de acampe en Legislatura. Por allí pasaron cientos de trabajadores/as, así como también compañeros/as de otros sectores: docentes universitarios, trabajadores de OALes, del sector privado, etc.
De este modo, en la primera paritaria quedó explícito el espíritu del nuevo SUTE: ir a debatir, proponer –no sólo a escuchar propuestas de la patronal– y a organizarnos para luchar.
Dado que el gobierno no logró su cometido, decidió redoblar la apuesta: van por la modificación del Estatuto del Docente en la Legislatura provincial, única vía legal para imponer el proyecto antes mencionado. Allí, entonces seguirá la pelea.
Contra las reformas, lucha
No obstante, existen otros múltiples flancos por los que los gobiernos nacional y provincial pretenden avanzar. A fines de noviembre, enviado el proyecto de reforma previsional al Senado, el SUTE fue protagonista y centro de gravedad para garantizar la unidad y masividad de la lucha.
El 29 de noviembre, entre 12 y 15mil trabajadores/as inundamos las calles de Mendoza para rechazar de plano las reformas laboral, previsional, educativa e impositiva. Fue una acción importantísima porque tanto la CGT como las dos CTA locales convocaron unitariamente a la acción.
El SUTE, producto de una voluntad de dar pelea y de no resignarse ante los golpes de patronales y gobierno que se construye poco a poco, se movilizó con cientos de escuelas y más de 6 mil trabajadores/as de la educación. Una muestra contundente del poder de fuego del gremio más numeroso de la provincia.
Contra el Ítem Aula y la miseria salarial, lucha
Pero como son tiempos duros, todavía queda mucho por hacer y por resistir: en las próximas semanas la Suprema Corte de Justicia dictará el fallo sobre la constitucionalidad del Ítem Aula, decretado por Alfredo Cornejo en marzo de 2016.
Allí será la próxima cita: acampe y vigilia para presionar al Poder Judicial en la decisión. Es sabido que uno de los votos de los tres jueces le pertenece íntegramente a Cornejo: José Valerio, juez radical y tristemente célebre por sus fallos machistas, votará en favor del Ítem Aula. Los otros dos jueces son Adaro y Palermo. La confianza no está puesta en ellos, sino en las propias fuerzas que, a medida que vamos echándonos a andar, crecen y que tarde o temprano torcerán el brazo de quienes nos someten a salarios de hambre y precariedad laboral.
Por la educación pública, por nosotros/as: lucha
La experiencia del SUTE recuperado es muy reciente; queda aún mucho camino por recorrer para que los frutos maduren, para que la dura siembra del presente nos permita cosechar victorias.
Sin embargo, la importancia del gremio es insoslayable en el panorama local. En cada campaña pública dirigida a la comunidad, en los llamados a unidad, en las embrionarias acciones conjuntas con otros gremios, en la solidaridad con movimientos sociales, en la propuesta de una perspectiva clasista generosa, amplia y combativa está creciendo una fuerza poderosa.
El SUTE, si continúa avanzando en ese sentido –y estamos convencidos/as de que así será– pronto será un polo aglutinador para las y los trabajadores y el campo popular mendocino de conjunto, la peor amenaza para nuestros verdugos y mayor esperanza para las y los que luchamos todos los días, incansablemente.
Al cierre de la multitudinaria marcha del 29 de noviembre pasado, nuestro compañero Sebastián Henríquez sintetizó el horizonte clasista, de lucha y unidad de esta apuesta: “No hay fuerza viva más importante que la de un pueblo haciendo su historia (…) Tenemos que tatuarnos en la piel que una injusticia para uno, es una amenaza para todos y que si atacan a uno, respondemos todos.”