El pasado miércoles 11 de octubre dos obreros de la construcción perdieron la vida al producirse un derrumbe en la obra en la que trabajaban. Día a día continúan sucediéndose las muertes de trabajadores y trabajadoras por la desidia patronal.
Esta vez fue en el barrio porteño de Villa Crespo. Dos jóvenes obreros, de 30 y 32 años, fallecieron al derrumbarse una medianera en la obra en la que trabajaban. “Cuando llegó el primer móvil de emergencias, se confirmó que los hombres ya estaban muertos”, declaró Alberto Crescenti, titular del SAME.
No se trata, desde luego, de un hecho aislado. La desidia patronal y la búsqueda permanente de mayores ganancias, van de la mano con la falta de inversión, el aumento constante de los ritmos de producción, el trabajo en condiciones de insalubridad y la falta de elementos de seguridad personal… Todos motivos que conducen a que día a día se sucedan las muertes en los lugares de trabajo y a que obreras y obreros terminen “rotos” con enfermedades y graves perjuicios para su salud tras algunos años de trabajo. Muertes y enfermedades laborales que serían perfectamente evitables si se respetaran las condiciones de trabajo y se brindaran elementos de seguridad y capacitación. Por eso, es que hablamos de verdaderos asesinatos patronales.
Es sabido que la construcción es una de las actividades en la que se produce la mayor cantidad de muertes obreras. Los altos niveles de informalidad, malas condiciones de trabajo, ritmos agotadores y la falta de las más elementales medidas y elementos de seguridad, llevan a esta situación. La burocracia de la UOCRA, conducida por Gerardo Martínez, es cómplice directa de esta situación. Lejos de luchar por mejorar las condiciones de trabajo, negocia con gobierno y patronales y hace la vista la gorda ante esta situación que se cobra la vida de entre 270 y 300 obreros por año, según denuncia el SITRAIC. Sin ir muy lejos, en una reunión desarrollada en el Hotel Sheraton Libertador a comienzos de octubre, con empresarios del sector y funcionarios de gobierno, el siempre amigo del poder Gerardo Martínez -antes mimado de Cristina Kirchner y, ahora, aliado a Mauricio Macri- llamó a ser “eficientes y eficaces”. “No le tengo miedo a la productividad. Hay que ser competitivos y ganar mercado”, sentenció, en un discurso prácticamente calcado al pronunciado por los representantes de las patronales.
No podemos permitir que el afán de ganancias de las patronales se siga llevando nuestras vidas y nuestra salud. La lucha contra los asesinatos laborales y por mejores condiciones de trabajo debe estar entre las prioridades del sindicalismo combativo.
¡BASTA DE ASESINATOS LABORALES!