La reforma educativa de Cambiemos implica avances sobre la escuela media, con el experimento porteño de la “Secundaria del Futuro”, pero también en términos nacionales y más generales con la evaluación externa o el llamado “Plan Maestro”. Flexibilización laboral, privatización y negocios para el sector privado. Al mismo tiempo, readecuación de contenidos y formas de cursada. Los planes del empresariado en educación y la resistencia de docentes y estudiantes.

Las tomas de escuelas secundarias protagonizadas por el movimiento estudiantil no solo fueron una importante herramienta de lucha que enfrentó la avanzada macrista de la “Secundaria del Futuro”. Estas medidas de fuerza, que suscitaron el apoyo de importantes sectores de la docencia y de una parte de la población, y también el descontento de funcionarios y del periodismo felpudo, lograron además poner a la vista la existencia de una reforma educativa profunda, que excede los meros cambios formales. La reforma en marcha implica no solo las nocivas “pasantías” que subordinan gratuitamente al alumnado de las escuelas públicas a la autoridad directa de las patronales, sino que prevé un cambio de modalidades y de contenidos educativos. Se trata de una reforma apuntalada por la “Secundaria del Futuro”, emparentada en un sentido más amplio con la flexibilización laboral, y conformada también por el llamado “Plan Maestro” y la evaluación externa de los “Operativos Aprender”, entre otras expresiones. Este paquete conforma un nuevo impulso pro-mercado para adecuar el mundo escolar al llamado “mundo del trabajo”. Esto es, a las imposiciones de los capitalistas en un país dependiente, con crecientes tasas de empleo precario y con regulaciones laborales flexibilizadas.

 

Cada vez menos pública

La reforma implica mayor grado de privatización: aumento de establecimientos y matrícula del sector privado, pero también, y más preocupante incluso, un incremento de la penetración de ONGs, empresas y fundaciones colonizando de manera directa el sistema público. Además, y para eso, se prevé una flexibilización laboral creciente para docentes, avanzando sobre sus estatutos y la estabilidad en los cargos. Por último, y para nada menos importante, la reforma plantea la reorientación de los contenidos y el perfil de alumno y docente en términos empresariales. Tanto en la llamada “Secundaria del Futuro” como en el “Plan Maestro” se repiten hasta el cansancio términos como “liderazgo”, “evaluación”, “emprendedurismo” e “innovación”. En la “Secundaria del Futuro”, las pasantías laborales son un ejemplo directo se la sujeción de la escuela a la empresa, pero no el único. El contenido mercantil excede ampliamente la promoción de mano de obra semigratuita, de por sí muy grave. En cuanto a sus contenidos, y según los propios documentos oficiales, se pondera la formación en “habilidades”, “capacidades” y “competencias” que demandan las empresas para adecuar la educación al mercado laboral. ¿Y cuáles son, en la práctica, esas demandas de nuestro deprimido mercado del trabajo? La calificación de un sector muy minoritario de mano de obra, y la degradación de la formación de la inmensa mayoría, de la cual se pretende “autonomía”, “adaptabilidad” y predisposición para la rotación de tareas (o la “incertidumbre”, según el ex ministro de educación Esteban Bullrich). El énfasis que se le da al llamado “emprendedurismo”, eufemismo para el trabajo por cuenta propia sin capital ni recursos técnicos, es una confesión de que esta reforma es el correlato escolar para un mercado castigado por un desempleo y precarización laboral estructurales.

 

La forma y el contenido

Parte de los cambios que pretenden introducirse en la escuela media pretenden avanzar hacia formas de “re-institucionalizar de la escuela”. Se basan en diagnósticos que señalan la crisis del sistema educativo, y proponen una solución que sería, siempre según su propio discurso, adecuarla al siglo XXI. Por eso se reiteran los términos “futuro”, “innovación” y se hace una referencia fetichista de la tecnología, cuyos recursos aparecen como un fin y no como una herramienta, y que abren además la puerta a un millonario negocio de “plataformas virtuales” que serán provistas por multinacionales. Muchas modificaciones proponen reducir el tiempo de cursada presencial y propiciar “el trabajo autónomo” mediante las nuevas tecnologías. La informática aparece no como complemento y herramienta sino como reemplazo del encuentro y debate que se genera en una clase presencial. A su vez, mediante la “Secundaria del Futuro” se intenta reagrupar materias en áreas, dejando en una zona gris la especialización que el conocimiento adquiere en diversas asignaturas que profundizan su especificidad. La rotación de grupos, la inclusión del “emprendedurismo” como eje y la formación compulsiva de directores escolares en concepciones empresariales como el “liderazgo”, muestran que la matriz mercantil de la reforma va mucho más allá que las pasantías. Nada muy distinto puede provenir de una reforma cuyas escuetas citas bibliográficas remiten a fundaciones como CIPPEC de Axel Rivas y Sonia Cavallo (ver referencias en el texto de “La Escuela que queremos” http://www.buenosaires.gob.ar/sites/gcaba/files/la_escuela_que_queremos.pdf) o al propio Banco Mundial mediante su economista Bárbara Bruns (citada en el “Plan Maestro” https://dialogo.compromisoporlaeducacion.edu.ar/por-qué-un-plan-maestro/ProyectodeLeyPlanMaestro.pdf ).

 

Organizar a la docencia, el estudiantado y la comunidad para enfrentar la Reforma

La Reforma pretende cercenar buena parte del carácter público que aún subsiste en nuestro sistema educativo. Por ello, requiere que la enfrentemos de manera consciente y categórica. La firma del Acuerdo de Purmamarca en febrero de 2016, en el cual se establecieron pilares de muchas de las políticas educativas que el macrismo está instrumentando, contó con el aval de la totalidad de los ministros de educación jurisdiccionales, oficialistas y “opositores”. A su vez, la oposición que desarrolla la central CTERA y su dirección alineada con el kirchnerismo pasa muchas veces por cuestionar solo el carácter inconsulto de la reforma, y no por enfrentar su esencia privatista, lo que se lleva adelante con medidas que el progresismo ha convalidado y se plasmaron en la LEN: como la injerencia de organismos internacionales a través de créditos y evaluaciones, el ingreso de ONGs y empresas privadas, los negociados de venta de insumos y recursos, la creación de los Centros de Primera Infancia, el incremento del  subsidio a escuelas privadas mientras se subejecuta el presupuesto de la pública, entre otras medidas. Para frenar una reforma que nos ataca en distintos flancos tratando de fragmentar la resistencia, es preciso contar con medidas articuladas: asambleas, paros y movilizaciones; involucrar en medidas unificadas a docentes, estudiantes y comunidad educativa. La reforma educativa debe encontrarnos en las calles, luchando en unidad con todos los que estén dispuestos a impedir esta avanzada privatista. La dirección para enfrentarla con éxito tiene que superar las limitaciones de las direcciones sindicales burocráticas, que no van a dar las peleas a fondo.

 

Mariano Garrido; secretario de Asuntos Pedagógicos de Ademys, Colectivo de Trabajadoras de la Educación Haroldo Conti

 

RECUADRO

¡Abajo la Secundaria SIN Futuro!

Contra la llamada Secundaria del Futuro miles de estudiantes tomaron en sus manos la lucha en la que se juega el para qué de la educación media. Más de 30 colegios tomados durante un mes fueron la expresión del masivo rechazo a esta reforma por parte de las y los estudiantes.

Dando muestras de una gran determinación y valentía, los pibes y pibas encabezaron un movimiento de rechazo a la política educativa macrista, dando cátedra en cuanto a determinación, capacidad de organización y disposición a la lucha, tomaron más de 30 establecimientos y realizaron masivas movilizaciones obligando al Ministerio de Educación de la CABA a sentarse a negociar con ellos, luego de la mediación de la Defensoría del Pueblo y Asesoría Tutelar, que dieron por tierra con los intentos de criminalizar a los pibes y las tomas de escuela.

Además, otra reivindicación del conjunto del estudiantado fue la inmediata implementación de la Ley de Educación Sexual Integral, en un contexto donde se hace cada vez más imprescindible la formación de sujetos con perspectiva de géneros.

Desde el FU IR – HN saludamos la organización y lucha estudiantil y continuaremos organizándonos para pelear en las escuelas y en las calles.

Todo el apoyo a la lucha estudiantil

¡Abajo la Secundaria SIN Futuro!

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