Desde que recuperaron la Federación Aceitera, los trabajadores y la dirigencia encabezada por Daniel Yofra vienen llevando adelante una política por el salario mínimo vital y móvil. En 2015 realizaron una huelga de 25 días para romper el techo salarial paralizando la comercialización de granos y poniendo en jaque a las principales empresas de exportación agrícola. En las rondas paritarias bajo la actual gestión macrista lograron un 38 y un 31,6%. A pesar de sus intenciones de retirarse tras un mandato, Yofra acaba de ser reelegido bajo un nuevo estatuto democrático a pedido de sus compañeros. Cuestiona a quienes “tiran el ancla” una vez que alcanzan un puesto y reivindica la democracia obrera que “primero la hicimos y luego la llevamos al papel”.
Es un dirigente raro para el mundo de la CGT. En el hall previo a su oficina, en un antiguo edificio del centro porteño donde funciona la Federación, posa uno de los bustos de Evita que Montoneros exigió poner en cada fábrica de los Bunge & Born como parte del rescate de los hermanos Born. Pero a Yofra no le gustan ni los bustos ni los retratos personalistas gigantes como el que su compañero Eduardo Labra, otro de los referentes aceiteros, tiene de Juan Perón en una oficina aledaña a la suya. Él dice preferir la historia viva y no los bustos, por eso quizá junto a su silla sólo tiene libros sobre Agustín Tosco, el PRT, algún ejemplar de la Revista Crisis y un banner gigante con la foto de aquel 17 de julio de 2013, cuando enfrentaron a la patota de la burocracia y recuperaron la federación.
A Vencer – La Llamarada: El 7 de agosto fue su primera elección bajo el nuevo estatuto y la segunda que sos elegido Secretario General de la Federación; ¿qué implica este nuevo paso?
Daniel Yofra: Las elecciones salieron muy bien, la participación fue muy alta y para nosotros fue algo nuevo a nivel nacional, aunque esta conducta ya la venimos teniendo en lugares como Rosario, de donde yo provengo. Cuando en 2013 pasamos por esa situación en donde las nuevas autoridades de la Federación se elegían a través de congresales y nos sacaron a tiros con patotas cuando habíamos llevado a 500 trabajadores, dijimos que el cambio tiene que ser total y no un simple cambio de dirigentes. Tenemos que evitar volver a estar de esa manera, porque no estábamos peleando contra la patronal sino contra dirigentes que supuestamente defendían al movimiento obrero pero que a nosotros nos recibieron en un Congreso con patovicas y no con trabajadores. Y el hecho de que ahora hayamos hecho por primera vez las elecciones así era un desafío, porque una cosa es plantear determinadas cosas desde la oposición y otra desde el oficialismo.
AV-LL: ¿Cómo confeccionaron el nuevo estatuto que tiene como norte la democracia obrera que promueven?
DY: Cuando tomamos esa decisión de cambiar radicalmente el estatuto yo le decía a nuestros compañeros que estaban en la cocina que teníamos que verlo como si fuésemos oposición, porque teníamos que pensar para que los trabajadores tengamos herramientas sin importar el lugar que a uno le toca.
La reforma del estatuto no la hicimos solos ni de un día para el otro, organizamos plenarios, hicimos congresos y discutimos con los compañeros. Nosotros adaptamos el estatuto a lo que ya veníamos haciendo, demostrando que es posible otro tipo de sindicalismo.
AV-LL: ¿Cómo ven la situación actual del movimiento obrero frente a la avanzada del macrismo?
DY: Durante el kirchnerismo muchas organizaciones tuvieron las cosas fáciles. Nosotros no, porque pedíamos lo que realmente querían los trabajadores y por eso nos terminamos enfrentando al kirchnerismo y haciendo 25 días de huelga. Y Cristina hablaba de los dirigentes que entregaron en los noventa pero eran los mismos que tenía enfrente de ella: Daer, Cavalieri, Martínez. El kirchnerismo le debería haber dado la herramienta a los trabajadores, no a los que están hace 30 años en los sindicatos y hoy volvemos a encontrar a esos mismos tipos que nunca pararon, que entregaron todo en una situación de catástrofe en lo relativo a la clase trabajadora. Y la gente ya desborda a esos dirigentes, como pasó el 7 de marzo, porque la gente está re podrida. Están diciendo “hagan algo, hiciste un solo paro en 18 meses y nos hicieron de todo, nos pasaron por arriba”, entonces ¿qué tipo de representantes son? Si vos metes 500 mil personas un día laborable, un día de paro podés movilizar un millón y medio de personas. Si metes un millón de personas y un paro vamos a ver si el gobierno se hace tanto el canchero. ¿Qué va a esperar la CGT? ¿Que el gobierno reactive el país? Si para el gobierno reactivar significa la reforma laboral, menos derechos para los trabajadores, porque ese es el modelo de los que van a venir a invertir, que no son socialistas precisamente. Entonces su ejemplo es ese, es Brasil.
AV-LL: ¿Hay algún espacio del movimiento obrero que esté en condiciones de ponerse a la cabeza de la lucha?
DY: A veces hay que cambiar algunas fórmulas que vienen fracasando. La resistencia al macrismo no creo que venga de la mano de las centrales, la van dar sindicatos, federaciones, comisiones, pero más allá de lo que hagan las centrales (como pasó con Pepsico o con los distintos conflictos puntuales en donde a determinados dirigentes no les queda otra que salir). Ese movimiento puede llegar a movilizar a la CGT porque su miedo más grande es que el movimiento obrero les de la espalda, los ignore.
El encuentro del Bauen convocado por la Asociación de Abogados Laboralistas fue muy positivo, porque una organización que no es gremial pudo juntar a un montón de sectores del movimiento obrero que de otra manera no los podés juntar y sin embargo nos agruparon a todos en contra de la política macrista. Ese encuentro sirvió.
AV-LL: ¿Cuál es la política actual de los aceiteros si se puede definir en pocas palabras?
DY: Hay que resistir en temas puntuales, como el salario, que es una forma política de resistir a un modelo económico, como es ahora el macrismo o antes el kirchnerismo. Y sino hay democracia sindical es muy difícil que estos temas puntuales se tomen. Porque nosotros no podemos esperar a que la CGT pare para parar. Nosotros tenemos la política del salario mínimo vital y móvil o de los consejos mixtos de seguridad e higiene y a la vez siempre participamos de las instancias y reuniones que organiza la CGT, no faltamos nunca. Pero cada vez se me pone más espeso, muchas organizaciones del interior le plantean “miren que la realidad no es la que tienen acá, tenemos otra realidad, están despidiendo gente, cerrando talleres, la importación nos está matando, hay que hacer algo…”. Y por otro lado hay espacios como la Corriente Federal que están más pendientes de seguir el proyecto kirchnerista que los intereses de los trabajadores.
AV-LL: ¿Y hacia afuera? ¿Aceiteros puede aglutinar la lucha contra el ajuste?
DY: El plenario del año pasado al que convocamos a diferentes sectores y en donde abrimos las discusiones internas de los aceiteros [se refiere al plenario de noviembre de 2016 en donde fueron oradores Juan Carlos Schmid, Hugo Godoy y el Pollo Sobrero, entre otros], fue hace un año ya. Actividad siempre tenemos, pero no tenemos continuidad en una política hacia afuera. Y yo tampoco puedo ir a hacerme el Maradona con otras organizaciones si tengo falencias en nuestra organización. Nosotros tenemos muchos lugares en donde cuesta muchísimo que se aplique correctamente el convenio, sobre todo en lugares del interior, en donde los gobernantes están con las empresas, persiguen a los trabajadores y se hace muy desigual la pelea, si bien metemos al gremio y bancamos compañeros para que se puedan mover. Eso para nosotros es una deuda pendiente. Y no me puedo hacer el boludo y decir «nosotros andamos diez puntos» si en esos lugares no podemos aplicar el convenio, básicamente la escala salarial. Por eso yo trato de jugar bien el partido pero no me puedo poner de DT. Y tampoco tengo una ambición de ser líder del movimiento obrero. Yo soy un laburante. Y nosotros venimos remando de abajo.