Treinta años después del hecho,  el pasado lunes 10 de diciembre comenzó el juicio por la desaparición en democracia del militante José Díaz por parte de los militares que reprimieron el intento de copamiento. Por primera vez se discuten en un juicio las responsabilidades de los militares en la recuperación del cuartel cometiendo asesinatos, torturas y desapariciones.

Los hechos

Un camión de distribución de Coca Cola aceleró de golpe y rompió el portón de entrada. Apenas habían pasado unos minutos de las seis de la mañana del 23 de enero de 1989. En el camión y en seis autos 46 militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP) entraron armados en el Regimiento de Infantería Mecanizado 3 de La Tablada. Su intención era coparlo y con ello lograr un freno hacia los avances de los levantamientos carapintadas al mismo tiempo que generar una movilización popular. El combate duró alrededor de 30 horas.

Durante las primeras horas reina la incertidumbre tanto en el gobierno como en el ejército y la policía, sobre quién había perpetrado el ataque, pero a medida que el combate se va recrudeciendo, la hipótesis de que este había sido realizado por unos 46 militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP), encabezados por el exdirigente del PRT-ERP, Enrique Haroldo Gorriarán Merlo, se terminó de confirmar.

Para media mañana ya el intento de copamiento había fracasado. Mientras Alfonsín durante los tres levantamientos carapintadas ya transcurridos había negociado sin ningún tipo de reprimenda, aquí dio rienda suelta a una brutal y despiadada represión. El cerco tendido por 2.000 efectivos de las distintas fuerzas de seguridad (Ejército, policía federal y bonaerense), permitió la represión utilizando armas de fuego pesadas como morteros, ametralladoras antiaéreas, tanquetas, llegando incluso a utilizar bombas de fósforo (“fósforo blanco”), las cuales están prohibidas por convenciones internacionales.

El combate de la Tablada dejó un saldo de 33 militantes muertxs, 7 miembros del ejército y 2 policías. Dos de los miembros del ejército cayeron producto del fuego cruzado, mientras que del lado del MTP no hubo un solx heridx, solo muertxs. Entre los lxs 33 militantes del MTP hay cuatro desaparecidos: Iván Ruiz, José Díaz, Carlos Samojedny y Francisco Provenzano.

José Díaz resistió combatiendo junto a Iván Ruiz en la Guardia, cerca del ingreso al cuartel. Los militares avanzaron y lanzaron piezas de artillería contra la Guardia. El techo se incendió y parte de la estructura se desplomó. Los colimbas y desertores que estaban en los calabozos lograron salir por una ventana. Ruiz y Díaz salieron con ellos. El fotógrafo Eduardo Longoni registró la escena: los militares redujeron a Ruiz y Díaz y los llevaron hacia el fondo del predio. A 30 años del asalto al cuartel de La Tablada, Iván Ruiz y José Alejandro Díaz continúan desaparecidos.

Todos lxs demás detenidos fueron trasladados a la Oficina de Logística, donde los tiraron al piso con las manos atadas. Los periodistas Celesia y Waisberg detallaron lo que pasó después:

—Les comunico a los señores presentes que soy Dios, quien decide quién vive y quién muere —se presentó el general Arrillaga—

Tanto Berta Calvo, como Pablo Ramos fueron fusilados con tiros a quemarropa. A las 10, cuando llegó el juez federal Gerardo Larrambebere, Francisco Provenzano y Carlos Samojedny ya no estaban con los detenidos. Al día de hoy siguen desaparecidos.

Después del copamiento los familiares identificaron algunos de los cuerpos de los militantes asesinados. Cinco fueron enterrados como N.N en el cementerio de Chacarita. En 2009 fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

¿La justicia es imparcial?

Mientras lxs militantes del MTP fueron juzgados y condenados en pocos meses luego del intento de asalto al cuartel, los militares responsables de las desapariciones, torturas y asesinatos van a ser juzgados recién ahora, cuando uno de los dos acusados, Jorge Varando, ya falleció. El juicio contra los

militantes combatientes se realizó en forma sumaria ese mismo año sin respetar el derecho al debido proceso con la posibilidad de apelar, con condenas «ejemplificadoras». Los 13 militantes sobrevivientes fueron condenados por tiempo indeterminado. En cambio la investigación judicial sobre las torturas, desapariciones y el fusilamiento de al menos dos militantes fue aplazada décadas. El juez de instrucción Gerardo Larrambebere consideró que no había pruebas suficientes y decidió no investigar.
En 1997 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) probó que el Estado argentino fusiló ilegalmente, torturó y vejó a varias de las personas que fueron detenidas, evitando investigar los delitos de lesa humanidad cometidos por los militares y otros funcionarios, además de no respetar el derecho al debido proceso de los acusados. En total, hubo tres juicios a miembros del MTP. El último juicio fue en 1997 a Ana María Sïvori y Enrique Gorriarán Merlo, quien fue capturado en México y condenado a perpetua.

En el año 2000 los presos de La Tablada realizaron dos huelgas de hambre, una de 46 días y otra de 116, exigiendo el derecho a tener un debido proceso pudiendo acceder a una doble instancia judicial que les había sido negada y poder apelar a un tribunal de instancia superior. Gracias a estas huelgas y presionado por los cuestionamientos de la CIDH, la comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos De La Rúa conmutó las penas con un DNU con lo que varixs militantes del ex MTP lograron su libertad con la excepción de Gorriarán y algunxs más. Éstxs últimxs fueron indultadxs en 2003 por Duahlde, empujado por la rebelión popular, recuperando la libertad todxs lxs ex MTP presos por la Tablada.

Después de 30 años, el juicio llegó

En 2010 la Cámara Federal de San Martín sostuvo que la acción penal contra Arrillaga y Varando por las desapariciones de Ruiz y Díaz había prescripto. Las familias presentaron un recurso ante la Cámara Federal de Casación Penal que fue rechazada y llegaron hasta la Corte Suprema, que revocó el sobreseimiento y reabrió la causa a fines de 2014.

El lunes 10 de diciembre de 2018 comenzó en el Tribunal Oral Federal 4 de San Martín el juicio contra el ex general Alfredo Arrillaga por el homicidio y desaparición de José Díaz, uno de los cuatro desaparecidos de La Tablada. Las audiencias prosiguen durante enero y febrero. El veredicto, se estima, será en marzo. El abogado Pablo Llonto es querellante por la familia de Díaz. Si bien este proceso oral, por cuestiones procesales, se dirige contra un solo procesado y por una sola víctima, se espera seguir con los próximos responsables y por todas las víctimas en siguientes juicios.

Pablo Llonto evaluó que «hubo testimonios importantes de conscriptos que ratificaron, sobre todo con la señalización de fotos y videos, el momento en que los dos compañeros salen y se los llevan apuntándolos. Hubo un testigo que dijo que se los llevan para el lado de la tosquera. Paso a paso se van probando los hechos, que en el momento en que se rinden son capturados vivos y en actitud clara de rendición».

¿Quiénes son los militares acusados?

Alfredo Manuel Arrillaga: Fue el general de máxima responsabilidad en la represión de La Tablada. Pero su prontuario sangriento no comenzaba allí. Durante la última dictadura fue jefe de inteligencia y responsable de la “noche de las corbatas”, el operativo que terminó con la desaparición de once abogados de presos políticos y el asesinato de cinco de ellos el 6 y 13 de julio de 1977. Por esto último fue condenado a prisión perpetua en diciembre de 2010.

Jorge Varando: Además de ser el segundo responsable de la represión en la Tablada también fue responsable del asesinato de Gustavo Benedetto en la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre de 2001.

Algunos balances políticos

Sin dudas que el intento de copamiento de La Tablada fue un grave error político. Partió desde una perspectiva vanguardista de la acción: la convicción de que un grupo reducido de combatientes podía modificar la escena política a partir de una acción militar aislada sin ligazón directa con un proceso de masas. El análisis de la posibilidad de un levantamiento popular masivo estaba muy alejado de la situación política de la época. Compartimos el balance de Joaquín Ramos, uno de los sobrevivientes, que en una carta de 2011 dijo “La Tablada es un error. No hay otra forma de llamar a un hecho en el que perdimos más de 30 compañeros, el partido político que generó la acción desapareció y, 22 años después, nadie parece saber qué quisimos hacer. No se trata sólo un fracaso militar, sino de un error político en el que nos saltamos la regla básica de cualquier acción armada: que se explique sola (…) una historia que terminó en un error pero que está plagada de actos heroicos, entrega y resistencia. Si una cosa reivindico de todo esto es a los que participamos convencidos de que lo hacíamos por un país más justo. No reniego de mi responsabilidad y rescato a mis compañeros como militantes populares”.

Tras los hechos de La Tablada importantes sectores de la izquierda argentina e intelectuales progresistas se encargaron de denostar e impartir todo tipo de juicios morales contra los militantes del MTP, no partiendo de reconocerlos como compañerxs equivocados sino como ajenos al campo popular, llegando a expresar dolor por los militares caídos mientras no se preocupaban ni por denunciar los delitos de lesa humanidad cometidos en la recuperación del cuartel por parte del Ejército ni en exigir un juicio justo para con lxs sobrevivientes. Así el MAS envió telegramas de condolencias a los familiares de los militares caídos, Patricio Echegaray del PC expresó su dolor por la muerte de los militares en el cuartel y calificó a la acción de “un terrorismo de provocación irresponsable”. Por otro lado Horacio González, José Pasquini Durán, Mario Wainfeld, José Pablo Feinmann, Juan Carlos Portantiero, Horacio Verbitsky, Atilio Borón, entre otros escritores y periodistas no se ahorraron adjetivaciones a los militantes llamándolos “criminales”, “mesiánicos”; “terroristas”, ,”asesinos”, “grupo en bancarrota moral”, ”cínicos”, “acto demencial y aberrante” sin decir nada de la brutal represión del ejército y hasta en casos elogiándolo.

Contemporáneo a todos ellos, y del otro lado del Río de la Plata, el MLN Tupamaros recibió a militantes del MTP que fueron a refugiarse. Con Raúl Sendic aún vivo, el MLN publicó un comunicado donde decía: “El compañerismo y la solidaridad no deben estar separados de la crítica cuando en coincidencia entendemos que ella es justa. Pero debe ser muy cuidadosa cuando se refiere a quienes ya no pueden defenderse ni discutir porque han puesto a vida detrás de sus ideas (…) Estamos convencidos de que los compañeros se equivocaron y el error que más nos duele es habernos negado la posibilidad de contar para el futuro con tanto heroísmo y tanto desprendimiento. Pero también hay muchos que se equivocaron y se equivocan sin poner detrás una gota de sangre propia”. Al mismo tiempo, Sendic publica en Mate Amargo que, mientras es muy probable que los militantes del MTP “se hayan equivocado en la valoración política de la acción” refiere a que “los que vieron y ocultaron el asesinato de prisioneros en La Talada no nos vengan a decir que nunca participaron de la violencia. Ellos tendieron la cortina de humo de su terrorismo verbal sobre los prisioneros para justificar ante el pueblo, esos asesinatos. Ellos colaboraron y encubrieron la violencia en su forma más cobarde”.

¡Juicio y castigo a los responsables de torturar, asesinar y desaparecer a los militantes de La Tablada!

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