El próximo 4 de diciembre se realizará la Asamblea Universitaria de renovación de autoridades en la UBA. La misma se dará en el marco de un brutal ajuste contra la clase trabajadora y la juventud. En este sentido, el Gobierno Nacional intenta avanzar contra los derechos laborales de miles de trabajadoras y trabajadores de la educación, tanto con la reforma laboral como con la educativa, y apunta a consolidar un programa pro empresario y regresivo para toda la Universidad. Para tal fin, Cambiemos apuesta a reforzar su bloque político dentro de la UBA y que las autoridades de la Universidad jueguen un rol fundamental para llevar adelante su plan “modernizador”.

Sin dudas, desde que asumió Mauricio Macri como presidente no han mermado los ataques contra la educación pública. En el último tiempo, a través del Plan Maestro y la Escuela del Futuro, el Gobierno de Cambiemos ha comenzado a dar los primeros pasos de lo que será una de sus políticas estratégicas: la Reforma Educativa. Del mismo modo, no ha ahorrado diatribas contra las Universidades nacionales, incluso desde antes de asumir, planteando que “era inviable” la cantidad de casas de estudios existentes, y en los últimos meses ha pedido que “hagan un esfuerzo por el país” anticipando lo que será una baja considerable del presupuesto destinado a ellas.

En este sentido, los acuerdos firmados por Macri durante la Cumbre de Davos son los rieles sobre los cuales el gobierno monta toda su política educativa. Es así que en estos tratados se subraya la “necesidad urgente” de que las Universidades se subordinen a las necesidades de innovación y productividad empresarial.

Esto implica la homogenización de todos los trayectos formativos (entre instituciones públicas y privadas), el debilitamiento del ciclo de grado, sobre todo, en relación los pos grados (que son arancelados en todas las universidades), el sometimiento a organismos de control externo, donde las empresas puedan incidir directamente o por medio de fundaciones y la reducción del sistema científico estatal. Desde ya, este plan político para la educación no podría ser implementado si el gobierno no contara con la total complicidad de las autoridades del Régimen universitario. Para esto último, desde el Ministerio de Educación ya dieron pasos certeros.

La UBA en las miras del macrismo

El gobierno y 63 rectores de Universidades Nacionales celebraron un acuerdo en diciembre del año pasado (Res. 1980/16), con el cual dan creación a un Sistema Nacional de Reconocimiento Académico de Educación Superior y la definición de una unidad de “Reconocimiento de Trayecto Académico”. En términos prácticos, esto significa la cesión voluntaria de autonomía universitaria.

Este año, las camarillas de la UBA planean alinearse más directamente con el gobierno de Cambiemos y ya se hicieron eco del ajuste en la ciencia, reduciendo las Becas UBA, profundizando la política de laboratorios mixtos (con el CONICET y el sector privado) y aplicando las mismas políticas salariales que el gobierno para con las y los docentes universitarios.

En último tiempo, además, se conoció gracias a una investigación del periodista Darío Aranda, que las autoridades de la UBA (particularmente en la Facultad de Agronomía) vienen desarrollando un plan sistemático de transferencia de recursos al sector privado. Entre estos negociados, se destacan los acuerdos con Monsanto, Bayer y Grupo Los Grobo. Esto da cuenta de una Universidad que cada vez se pone más a disposición de la Sociedad Rural Argentina y los grandes grupos empresarios. Como corolario de esta situación, las autoridades de la UBA planean ir más a fondo y rubricar el acuerdo con el PRO en la nueva conformación del gobierno universitario.

El movimiento estudiantil frente al avance privatizador

Lamentablemente, la situación del movimiento estudiantil no podría ser más débil, ya que la Federación Universitaria se encuentra absolutamente inmóvil. Desde hace un largo tiempo, la movilización de estudiantes independientes, que se sientan referenciados en la FUBA, es cada vez más baja.

A su vez, la Franja Morada (Nuevo Espacio) y sus fuerzas aliadas (el MNR, la UES y ahora el MLI) se afirman cada vez más en los gremios estudiantiles, bloqueando la posibilidad de realizar el Congreso Ordinario de renovación de autoridades. Al dejar sin quórum al Congreso, Nuevo Espacio año tras año busca socavar la legitimidad de la FUBA e impedirle a la izquierda revalidar la orientación política de nuestra Federación.

Sin embargo, y teniendo en cuenta este marco, creemos que la conducción de la FUBA (UJS-Partido Obrero y La Mella-PG) no está exenta de responsabilidad sobre las condiciones en las cuales el movimiento estudiantil de la UBA encara la nueva elección de Rector y, en un sentido más general, la lucha contra el macrismo en esta etapa.

Por su parte, La Mella ha decidido profundizar su alianza con el kirchnerismo, lo cual implica un frente de unidad con el espacio de “los decanos progres”. Este núcleo es más orgánico del kirchnerismo en el claustro de profesores, que, si bien contó con mejores épocas, hoy está reducido más bien a los decanatos de Filosofía y Letras y de Exactas. Con esta táctica, La Mella está dispuesta a entregar la independencia política de la FUBA (y de los Centros de Estudiantes) a los mismos que, hasta hace muy poco, fueron la cabeza de gran parte de las políticas del gobierno anterior, sobre las cuales se monta hoy Cambiemos para dar la estocada final contra la educación pública.

Sólo por dar un ejemplo, la mayoría de los acuerdos entre la Facultad de Agronomía de la UBA y las multinacionales sojeras como Monsanto, comenzaron en el 2014. Estos, se celebraron con la intermediación del Ministerio de Agroindustria, en aquel momento, comandado por Carlos Horacio Casamiquela. Pocas ilusiones tenemos con las fuerzas políticas que hoy agitan la bandera de la resistencia, pero suelen mostrar intereses muy consecuentes con las camarillas.

En lo que respecta al Partido Obrero, no ha puesto en su agenda de prioridades generar instancias que tiendan a una mayor movilización. Encerrados en iniciativas propias, a días de que se realice la Asamblea Universitaria, la otra parte de la presidencia de la FUBA no convoca a los y las estudiantes de la UBA a ninguna instancia de discusión o de lucha desde la Federación. Sin embargo, y a pesar del panorama negativo, no nos resignamos a mirar desde afuera como las autoridades de la UBA y el gobierno nacional brindan por el fin de la educación pública.

Desde la Juventud de Venceremos, creemos que hay que convocar a todas las fuerzas políticas de izquierda y que estén dispuestas a intervenir contundentemente en la elección del Rector a coordinar una acción unitaria. Estamos convencidos y convencidas de que es necesario mostrar al estudiantado de la UBA la disposición de todas nuestras fuerzas para luchar contra las políticas educativas del Gobierno de Macri y contra las camarillas que concentran institucional dentro de nuestra universidad.

“Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan” sentenciaba el Manifiesto Liminar de la Reforma del 18. Quienes apostamos a construir un movimiento estudiantil combativo y la altura de nuestro tiempo, tenemos que recuperar tradición política de los cuadros más avanzados de la Reforma y luchar por construir la verdadera Universidad del Pueblo.

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